Capitulo 8

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Era jueves y Jungkook había estado completamente ocupado toda la semana. No nos habíamos visto desde el lunes por la mañana, pero nuestros mensajes se habían convertido en el único hilo de conexión entre nosotros. Yo también había estado ajetreada con mis pasantías de fotografía en la academia, un requisito indispensable para obtener mi certificado. En la cafetería, todo seguía en calma, casi como un telón de fondo para el caos en mi vida personal.

Mingyu seguía distante y molesto, y su actitud incómoda estaba comenzando a afectar el ambiente. Mañana planeaba invitarlo a cenar junto con Rose, con la esperanza de suavizar las tensiones y devolver la armonía a nuestros encuentros.

Eran las 6 de la tarde y me estaba cambiando rápidamente para salir hacia el departamento. Rose había decidido quedarse con sus padres esa noche, dejándome con un respiro de tranquilidad. En ese preciso momento, mi celular sonó, mostrando el nombre de Jungkook en la pantalla.

Un impulso repentino me hizo sonreír, y se me ocurrió una idea emocionante que podría cambiar el ritmo de la semana.

Jungkook me escribió diciendo que me extrañaba, y no pude evitar sentir una oleada de emoción. Yo también lo extrañaba más de lo que había imaginado. La idea de verlo pronto era tan emocionante que mi corazón comenzó a latir más rápido. Le sugerí que me encantaría ir a su departamento, y su respuesta fue tan entusiasta que no pude dejar de sonreír.

Me envió la dirección de su departamento, y mientras leía el mensaje, una chispa de alegría recorrió todo mi ser. Con el corazón acelerado, decidí pasar por una tienda para comprarle un regalo. Quería que supiera cuánto significaba para mí y cuán especial era para mí este encuentro, especialmente después de una semana tan cargada de trabajo y distancia.

Cada paso que daba hacia la tienda estaba lleno de anticipación, imaginando la expresión en su rostro al recibir mi regalo. La emoción y la expectativa se entrelazaban, y no podía esperar para estar con él nuevamente.

Con el regalo en mano, decidí ir a la casa de Jungkook. Tomé un taxi y, al mirar el reloj, me di cuenta de que ya eran las 8 PM. Al llegar a la zona, me sorprendió lo lujosa y sofisticada que era; el edificio se alzaba alto y majestuoso, destacando como uno de los más imponentes de Seúl.

Bajé del taxi y me adentré en el elegante vestíbulo del edificio. El guardia de seguridad se acercó a mí con una actitud profesional.

—Buenas noches, señorita. ¿En qué puedo ayudarla? —preguntó con cortesía.

—Hola, mm, bueno, vengo a visitar a Jeon Jungkook —respondí, notando el nerviosismo en mi voz.

—¡Oh! Sí, es la señorita Rachell, ¿correcto? El señor Jungkook llamó para avisarnos que la dejáramos entrar. Por favor, pase —dijo el guardia con una sonrisa amable, dándome acceso al vestíbulo.

Ya nos presenta ante la sociedad.

Me condujo hasta el ascensor y marcó el último piso. Era el penthouse, el nivel más alto del edificio. Mi corazón latía con fuerza mientras el ascensor subía, cada piso incrementaba mi emoción y anticipación.

Al salir del ascensor, llegué a la puerta del penthouse. En ese momento, recordé que Jungkook no me había dado acceso para entrar por mi cuenta.

Marqué su número de teléfono, esperando a que contestara y, para mi sorpresa, Jungkook respondió de inmediato.

—¡Hola, amor! —dijo con una emoción palpable—. ¿Ya estás en mi departamento?

—No me diste la clave para entrar, tonto —repliqué, intentando sonar juguetona.

SOLO UNA FANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora