Capitulo 11

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Desperté con la garganta seca. Al mirar el reloj, vi que eran las 7AM. Aún vestida con la ropa de la noche anterior, me dolía la cabeza y el malestar de la resaca se hacía notar. Decidí bajar a buscar algo para aliviar mi dolor.

En la sala, encontré a Mingyu dormido en el sofá. Su presencia tranquila y el sonido de su respiración relajada me hicieron sentir una mezcla de gratitud y confusión. Tomé una pastilla para el dolor de cabeza y una bebida para la resaca que había en la cocina, intentando despejar la niebla que había dejado el alcohol en mi mente. Mis recuerdos de la noche eran vagos y fragmentados.

Subí de nuevo a mi habitación para darme una ducha. Al quitarme la ropa y dejar que el agua caliente cayese sobre mi cuerpo, me sentí algo más relajada. Sin embargo, una sensación de vergüenza me invadió al recordar que había llamado a Jungkook en plena madrugada. Nunca antes me había embriagado tanto ni había mostrado una actitud tan desinhibida. No entendía qué estaba pasando conmigo últimamente.

Mientras me duchaba, el recuerdo de Jungkook dándome un beso mientras dormía apareció en mi mente, pero se desvaneció rápidamente al transformarse en la imagen de Mingyu. La confusión me envolvía.

Después de la ducha, me sequé el cabello con el secador, apliqué cremas hidratantes en mi cuerpo y rostro, y me arreglé un poco. Cuando bajé, Mingyu seguía durmiendo en el sofá y Rose, supuse, todavía estaba en su habitación. Me vestí de manera cómoda, lista para el desayuno y para enfrentar el día en el trabajo.

Decidí irme directo a la cafetería para desayunar allí. Tomé el bus con la intención de aprovechar el tiempo para escuchar música. Coloqué mis auriculares y empecé a reproducir mi playlist de BTS en Spotify, preparándome para el concierto de la noche. La idea de ver a Jungkook y a los demás chicos cantar en vivo me llenaba de emoción.

El trayecto pasó rápidamente y al llegar a la cafetería, encontré a Jin ya en el lugar. Me quité los auriculares y lo saludé con una sonrisa.

—Hola, Jin.

—Hola, aún falta una hora para tu turno —respondió, echando un vistazo al reloj en la pared.

—Esta hora que me queda la usaré para ser cliente —dije con una sonrisa antes de irme a sentar en una de las mesas.

Jin se acercó a la mesa y dejó una taza de café y un tostado de jamón y queso frente a mí.

—La casa invita —dijo antes de regresar a su estación.

Mientras disfrutaba de mi desayuno, continué escuchando música. La emoción crecía dentro de mí con cada canción que sonaba. La anticipación del concierto y la oportunidad de ver a Jungkook en el escenario me hacían sentir que el día prometía ser increíble.

Terminé de comer y me dirigí a los vestidores para prepararme para mi turno, que comenzaba en 10 minutos. Hoy salía a las 5 PM, justo a tiempo para el concierto que empezaba a las 8 PM. Tenía que terminar mi jornada laboral, volver al departamento para cambiarme y luego ir al evento.

Jin se había vuelto muy amable últimamente, lo cual me generaba cierta intriga. Sin embargo, era reconfortante tener a alguien con quien hablar durante el trabajo. Mi jefe no apareció hoy, lo cual me pareció una bendición; los días que él no estaba eran siempre los mejores para mí.

El café estaba abarrotado de clientes, como era típico de los sábados. El lugar se llenaba y el trabajo se volvía agobiante, con constantes idas y venidas. El ritmo frenético de los pedidos y las mesas ocupadas me mantenía en movimiento, y al final del turno siempre terminaba exhausta.

***

Termino mi hora de trabajo, y mientras Jin se quedaba para cubrir el turno nocturno hasta que llegara el nuevo chico, yo me preparé para salir. Pedí un taxi, que ya estaba esperando afuera.

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