Terminé la sesión de fotos y revisé mi celular con la esperanza de que Rachell hubiera respondido, pero aún no tenía noticias de ella. Seguramente seguía durmiendo.
—¡Jungkook! ¡Las fotos quedaron excelentes! —me dijo Sejin, sacándome de mis pensamientos—. Vamos al hotel.
Asentí, suspiré y me dirigí al auto con Sejin.
—¿Qué haremos ahora? —pregunté una vez adentro del auto.
—Hoy no hay nada más en la agenda —respondió mientras revisaba su celular—. YoonGi llega hoy, así que tendrán tiempo libre para recibirlo.
—No quiero dar esa respuesta mañana, sabes a lo que me refiero —dije, con una mezcla de frustración y resignación.
—Lo harás —dijo Sejin con firmeza—. No hay cambios.
Me sentía frustrado. Crucé los brazos y miré por la ventanilla, tratando de despejar mi mente y enfocarme en algo, cualquier cosa que no fuera la situación con Rachell. La ciudad de Nueva York pasaba velozmente por mi vista, un mar de luces y movimiento que parecía inalcanzable comparado con el torbellino en mi cabeza.
Llegué al hotel y subí directo a mi habitación. Entré al baño, me duché, dejando que el agua caliente cayera sobre mí, buscando un alivio momentáneo para la tensión acumulada. Permanecí allí varios minutos, sintiendo cómo el calor del agua relajaba mis músculos tensos.
Después de la ducha, me vestí y abrí una botella de whisky, con la esperanza de encontrar un poco de calma mientras esperaba noticias de Rachell. Me senté en el borde de la cama, sorbiendo el whisky y revisando mi teléfono una vez más.
Eran las 8:00 PM en Seúl, por lo que en Nueva York ya debía ser alrededor de las 9:00 AM. Me parecía extraño que Rachell no hubiera respondido aún. Llamé nuevamente, pero el tono de la llamada se quedó en silencio, como si el teléfono estuviera apagado. La preocupación comenzó a crecer en mi pecho.
La preocupación por no poder comunicarme con Rachell me estaba afectando cada vez más. Salí de mi habitación en busca de Tae y Jimin, con la esperanza de que pudieran ayudarme a entender qué estaba pasando.
Toqué la puerta de la habitación de Tae sin respuesta. Me dirigí hacia la puerta de Jimin, pero antes de llegar, escuché una voz familiar.
—¡Hey, Jungkook! —gritó YoonGi desde el pasillo.
—¡YoonGi, llegaste! —dije, emocionado, y me acerqué para abrazarlo.
—Sí, recién llegué. ¿Y los chicos? —preguntó.
—Los estaba buscando. —respondí mientras caminábamos juntos. —Vamos a tu habitación y bajamos a comer. Ya llamo a los chicos.
YoonGi asintió y seguimos hacia su habitación. Mi mente estaba ocupada con la preocupación por Rachell, pero al menos el reencuentro con Suga me dio un respiro temporal.
Caminamos hacia la habitación de YoonGi, y saqué mi celular nuevamente con la esperanza de ver un mensaje de Rachell, pero no hubo suerte.
Nos encontramos en el restaurante del hotel con los chicos y ya estábamos todos reunidos. Entre risas y tragos, intenté distraerme, pero la preocupación seguía presente. Miré el reloj y noté que ya era pasada la medianoche en Nueva York. En Seul, debía ser ya más de mediodía, y Rachell aún no había contestado ni llamadas ni mensajes.
—Hey, Jimin, Tae, ¿han hablado con Rachell? —pregunté, tratando de mantener la calma.
—Yo le escribí hoy, pero aún no ha respondido —dijo Tae, con un tono de preocupación.
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SOLO UNA FAN
Romance"Solo una fan" narra la transformación de Rachell, una joven con ojos azules como el mar y cabello rojizo como llamas, cuya vida estaba centrada en el estudio y la rutina. Al mudarse a Corea del Sur, descubre una nueva pasión por la fotografía y una...