Capitulo 4

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Me invadía el miedo al pensar en los posibles animales del lago y mi falta de habilidad para nadar. Sin embargo, la serenidad de Jungkook me impulsó a finalmente atreverme.

Supongo que un cocodrilo nos comerá viva.

— ¡Métete ya, Rachell! —gritó, animándome desde la orilla.

Asentí con determinación y me acerqué al borde del lago.

— ¡Salta! —insistió, su voz resonando con entusiasmo.

— No, Jeon, no sé nadar —confesé, sintiendo los nervios recorrer mi cuerpo.

Jungkook se aproximó a mí con una seguridad tranquilizadora, su mirada intensa pero tranquilizadora.

— Siéntate, yo te ayudaré a bajar —dijo con su voz profunda y calmada, sin apartar la mirada de la mía.

Con cuidado, me senté en el borde del muelle y crucé las piernas, mientras él sonreía con una chispa traviesa en los ojos. Extendió los brazos, sujetándome firmemente por las caderas. Experimenté un cosquilleo en el estómago y mi piel se erizó ligeramente bajo su toque seguro.

Negué con la cabeza mientras me sumergía en el agua fría del lago. — No se te ocurra soltarme —exclamé nerviosa, aferrándome fuertemente a él con las manos alrededor de su cuello. Estaba tan nerviosa y llena de miedo que no me di cuenta de que tenía las piernas rodeadas en su torso.

— Si te suelto no te pasará nada, estás bien sujeta —dijo él entre risas, tranquilizándome. — Nos vamos a hundir, ¿lista? —añadió, colocando una mano firme en mi espalda antes de sumergirnos por completo.

Vaya, pervertida en que momento te amarraste a el.

Emergimos juntos del agua y Jungkook soltó una risa contagiosa. No pude evitar reírme con él.

— Eres realmente hermosa —dijo con voz ronca, apartando los cabellos mojados de mi cara con ternura. Me ruboricé ante el halago y la cercanía.

Me acercó cuidadosamente a la orilla y me sentó, quedándose él en el agua con los brazos apoyados en el muelle junto a mí.

— Jeon, ¿te puedo preguntar algo? —dije mientras recargaba todo mi peso en mis brazos y miraba al cielo.

Ya vas a preguntar estupideces.

Si no pregunto estupideces, entonces no soy yo.

— Claro, pero si me dejas de llamar Jeon, parecerá que me estás regañando —respondió él.

— Entendido. Kookie ¿Te gusta? —pregunté, bajando la mirada hacia él.

Kookie, a mi me encanta.

Él esbozó una discreta sonrisa de lado. — Me encanta —respondió—. ¿Cuál es tu pregunta?

— ¿Qué es lo que más te gusta de este mundo? ¿Y qué es lo que más deseas en él? —inquirí, sintiendo curiosidad aunque no estaba segura del motivo de mi pregunta.

¿de verdad?

Él inclinó la cabeza hacia un lado. — La música y el baile. Me gustaría ser un cantante reconocido a nivel mundial —respondió con seguridad—. ¿Por qué la pregunta?

— Curiosidad, supongo —respondí, volviendo a dirigir mi mirada hacia las estrellas.

Siento sus brazos rodear mis caderas, y me sumerge al agua nuevamente. Y me aferro a el con todas mis fuerzas nuevamente quedando nuestros rostros aun mas cerca.

— Rachell —dijo él con una voz más ronca que nunca, sus ojos fijos en mis labios.

— ¿Sí? —respondí, intrigada.

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