Fusión Peligrosa (+21)

Capítulo 7 Mar nocturno parte 2

Akim

—¿Piensas salir así?. —Leyla está caminando descalzo en puntitas en dirección a la puerta de mi habitación, lleva mi camisa puesta, con los tacones en las manos y el cabello recogido en una coleta. Fingí estar dormido cuando se deslizó fuera de la cama, quería ver qué es lo pensaba hacer, y sin duda por su reacción, no esperaba que estuviera despierto cuando escapará de aquí.

—Si, creo que es momento de irme. —Sus mejillas se sonrojan al mirarme.

—¿Así?—la señalo con mi mano. —Estamos en The Ritz-Carlton, no creo que te dejen ir muy lejos luciendo así.

—Lo sé, pero no debería estar... ¿cómo llegué aquí? lo último que recuerdo es ir caminando por la calle de South beach. ¿Qué hago en tu habitación? —Regreso a su tono letal. Aprieta sus tacones contra su pecho.

—Yo te traje... ¿en verdad no recuerdas nada de lo que pasó anoche?

—No recuerdo nada. ¿Pasó anoche, dijiste?... ¿nosotros nos...?— Nos señala a ambos con su tacón.

—Acostamos. —Terminó la frase por ella. —Si. tú me lo pediste y como el caballero que soy no te lo pude negar.

—¿Yo te lo pedí? — abre sus ojos y sus labios se separan formando una O silenciosa.

—Si después de besarme, creo que eres toda una acosadora.

—¿Yo te bese? —Mantiene esa expresión de sorpresa encantadora, me gusta que muestre algo más que su máscara de fiera de los negocios.

—Si. Pero no te asustes, solo dormimos. A menos que quieras retomar lo que dejamos a medias anoche.

—Mira, lo que haya pasado anoche, olvídalo ¿si? Generalmente no bebo a esos niveles y la mujer de anoche no soy yo. —Devuelta a ponerse la máscara ¿donde quedó mi niña tierna que decía por favor?

—Ok. entonces, ¿esta eres tú, cierto?— Afirma con un movimiento de cabeza. —De acuerdo, pero no te llevaré a tu hotel.

—¿Por qué?— se cruza de brazos y vuelve con su mirada desafiante e inexpresiva

—Aún me deben nueve citas Leyla, y según recuerdo dijiste que cumples tu palabra.

—No este fin de semana, es fin de semana de amigas.

—Creo que tu amiga lo entenderá.—le guiño el ojo. —No te muevas de aquí. —La dejo, me retiro al dormitorio, tomo mi tiempo en ducharme y arreglarme. Llevo unos pantalones de lino blanco y camisa a juego arremangada en los brazos, sobresalen mis tatuajes que tanto acarició anoche. Quiero ver si recuerda como me toco o lo tierna que me hablo. Al salir me repara descaradamente. Pero no hay reacción en ella que delate algún recuerdo. —Vamos.

—No puedo ir así, estoy desnuda debajo de esta camisa.

—¿Quieres tentarme Leyla? —Pone los ojos en blanco, fijando su mirada nuevamente en mi. —Estas conmigo nadie te podrá hacer daño y el que te dedique una mala mirada se arrepentirá, créeme.

La guio fuera del dormitorio posando mi mano en su espalda baja, de inmediato noto la reacción en su cuerpo, sin embargo ella no se aleja de mi toque. Continuamos por el pasillo en dirección al ascensor. Entramos en él y me ubico a su lado, rozando nuestros cuerpos, puedo sentir el calor que emana de ella a través de la fina camisa. Pero ella no reacciona, y quiero que eso cambie.

Comienzo el juego con un leve toque de mi dedo corazón sobre su muslo izquierdo, justo donde termina mi camisa. Ella sigue mirando las puertas del ascensor como si fueran una obra de arte. Continuo con el toque y subo un poco más por su muslo desnudo apoyando mi palma y apretando descaradamente, sintiendo como su piel reacciona. Ese toque bastó para que sus mejillas se encendieran y separará levemente sus labios. Pero no me detiene ni dice nada, subo un poco más mi mano a solo centímetros de su entrepierna, deleitándome de su suave piel, estoy apunto de rozar su intimidad. Y ella mira en mi dirección, sus ojos negros brillan encendidos, sus mejillas y cuello denotan un rubor que me invita a no detenerme. —Recepción. —Dice la voz automática del ascensor. Ella se despierta del trance y sale rápidamente.