Capítulo 36 Hundidos

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Akim

Meses esperando la carga que nos asegura la entrada de dinero que necesitamos con urgencia, debido a los ataques de la Triada nuestros demás negocios han caído y las armas son nuestro As. Este negocio nos proveerá del efectivo que necesitamos asegurándonos el respeto de los demás, ya que solo nosotros administramos la oferta balística del territorio. Esto debe salir bien, si las demás mafias ven que nuestro principal producto ha caído, vendrán como hienas por nosotros. Ya sacie mi deseo por ella, ahora debo concentrarme en lo que es importante.

—Todo está listo para esta noche, el barco apagará su localizador a 12 kilómetros de nosotros, en esos minutos estaremos a ciegas con la carga, solo cuando estén a un kilómetro de la isla lo encenderán durante un segundo, esa será la señal para indicarnos que todo va bien.

—Será mejor que todo esté bien organizado Yerik. No aguantaré equivocaciones.

—No las habrá.

—Los hombres están listos para esta noche, Me aseguré de revisar el producto con los libaneses el día de ayer y Adris está listo con los yates en Miami para comenzar a transportar las Armas una vez que las tengamos.

—ok, Orel, quiero revisar los almacenes de la isla, necesitamos resguardar bien las armas en caso de un Huracán.

Orel nos guía a los almacenes demostrando que tiene todo en óptimas condiciones para el almacenamiento del próximo cargamento, no nos podemos dar el lujo de estropear una sola arma e incluso puso seguridad ocular en las grandes puertas. Vamos al último almacén y lo primero que veo es una enorme mancha de sangre seca en el suelo. Mi saliva se convierte en hiel de inmediato al recordar su imagen destrozada.

—¿Por qué no limpiaste eso Orel?

—Estaba ocupado y eso no afecta en nada el almacenamiento.

—¡Lo limpias ahora! —lo empujo en dirección a la mancha— ¡la sangre de mi mujer está ahí!

—Ella ya no es tu mujer — lo cayo de un puñetazo pero se incorpora rápidamente y escupe sangre al suelo — Deberías ver quien te es fiel y esa no es a la que llamas tu mujer.

—Si yo digo que es mía, lo es Orel. Ya una vez vino a mi, lo hará otra vez.

Abandono el lugar centrándome en revisar cada lugar del cual podríamos ser interceptados. Siempre están los topos que pueden mojar la D.E.A y entregarme por unos miles de dólares. Por ello compre esta isla estratégicamente, estas aguas están fuera de los territorios Estadounidenses y lo suficientemente cerca para trasladar mercancía allí.

Por fin llega el momento esperado, todos los hombres están en posición y nosotros tres estamos pendiente a la pantalla del GPS que nos muestra la ubicación exacta del cargamento, vemos desaparecer el buque del radar y solo 12 km de distancia me separan de restaurar la balanza a mi favor. Esta inversión es una de las ambiciosas y arriesgadas que he hecho, pero al no tener la oferta de los narcóticos, necesito asegurar el dominio con las armas, que de $3.500 millones se convertirán en más 9000 mil.

Treinta minutos que siento pasar como siglos, miro mi reloj y solo unos segundos hay de diferencia con la última vez que lo revisé. El nudo en mi estómago es cada vez más y mi respiración es pesada, ya van 15 minutos más y nada. Está maldita espera a ciegas ha sido la peor para alguien controlador como yo, solo quiero ver esa puta señal de una vez.

—¿Yerik que mierda esta pasando? ¿Por qué demoran tanto? —Lo encaro molesto pero sigue pendiente al monitor.

—Solo han pasado 45 minutos y se estimó que la espera sería de una hora, ya que el barco debe bajar su velocidad para no activar ningún radar. Aún estamos dentro del tiempo acordado.

Fusión Peligrosa (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora