Capítulo 32 Encuentro

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Leyla

Llegué a Miami hace unas pocas horas, compré un nuevo teléfono y restauré la copia de seguridad de mis datos. Estoy rumbo a mi destino final, un poco antagónico la verdad, siempre me ha calmado ver el mar, escuchar el vaivén de las aguas, su aroma refrescante y salado son algo que siempre me gustó, pero esta vez siento que no estoy apreciando la vista, más bien la estoy atesorando. Se a lo que vine y por eso mi corazón está en calma, lo que él quiera hacer conmigo lo aceptaré. Debo aceptarlo.

—Señorita Leyla el capitán me informa que estaremos en unos pocos minutos en las coordenadas que le envió. —Asiento pero ella sigue de pie frente a mi —Si me permite un momento quisiera poder entregarle este obsequio.

—¿Y esto? —me entrega una pulsera con huellas de perritos colgando en uno de sus dijes.

—Usted ayudó y financió el negocio de mamá y le ha ido muy bien desde entonces, llevo meses con ese regalo en el bolsillo y si no se lo entregaba hoy, una chancla me esperará cuando vuelva a casa.

—No te preocupes a mi también me la tiran a veces. Gracias por esto. —me pongo la pulsera en mi muñeca e inmediatamente tocó la cadena de mi cuello.

Los quiero aquí conmigo, necesito oír los consejos de mamá y los chistes sin sentido de papá, pero se que si los llamo me preguntarán por el aumento en la seguridad y por el momento necesito que las aguas estén tranquilas.

El mar brilla en esplendor bajo un hermoso sol radiante, los rayos de sol destellan en las oscilaciones del agua y el viento azota mi cabello. Quiero que este sea mi último recuerdo. Cuando él me mate, me aferraré a este momento. Cuando el hombre con el que quería todo arranque mi último aliento, sentiré esta brisa marina mientras sucede. Cuando mi corazón comience a dejar de latir me aferrare a la sensación de los rayos del sol tocando mi cara.

—Señorita, llegamos —El capitán se acerca a mi —Pero en las coordenadas que me dio solo hay una isla desierta.

—Capitán, cuando baje del yate regrese a Miami. No le informé a nadie que yo vine aquí.

—¡No puedo dejarla sola aquí!

—Tengo lo necesario en la mochila que preparé y no voy a estar sola. —me acerco y tomo sus manos— Capitán, le imploró que no le informe a nadie que yo estuve aquí. A nadie ¿escuchó?

—Señorita Leyla... ¡No puedo hacer eso!

—Capitán es de vida o muerte que usted guarde silencio, no se lo pido por mi, se lo pido por mi familia —El asiente temeroso de lo que le estoy pidiendo.

Tomo mi teléfono y envío el mensaje a la persona que siempre fue mi cazador.

Akim: Estoy en tu isla, ven por mi.

Tomo una de las motos acuáticas del yate y llevo mi mochila con lo necesario para sobrevivir un par de días. En la isla hay una gran casa de veraneo en donde nos quedamos la última vez que estuve aquí, planeo esperarlo ahí mientras él viene por mi. Me acerco a la orilla bajo de la moto acuática y me adentro en el camino principal hacia la casa que antes estaba completamente desierta, pero ahora hay una docena de hombres aquí. Que me miran descolocados ante mi presencia.

—Su jefe me espera —les comunico segura pero no hay reacción alguna entre ellos. Solo uno camina en mi dirección.

—¿Alguien pidió putas sin mi permiso? —se acerca y me rodea observando de pies a cabeza.

—¿No escuchaste? El pakhan espera por mi —se acerca, toma mi coleta, acerca su boca a mi mejilla y huele mi piel.

—Te voy a coger hasta que sangres por todos los agujeros, me encantan las perras latinas y más cuando lloran —amenaza mientras pasa sus labios por mis mejillas.

Fusión Peligrosa (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora