Destino

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Pete POV

Jamás había estado tan incomodo como durante aquella cena. Mi lugar solía ser justo al costado derecho del Rey, pero Kim estaría sentado al otro lado y el celoso alfa que me perseguía como un cazador, se negó a permitir tal atrevimiento, así que terminé al otro lado de la mesa junto a Preecha. Para mi mala suerte, Kan había invitado a Suchart a unirse a nosotros, suponía que quería ayudar al par de hombres a arreglar sus asuntos, pero solo logró acrecentar la tensión de la noche y ahora el ambiente era todo menos agradable.

―Escuché que estuviste muchos años en el ejército. ―la voz de Kim resonó por encima de los cubiertos chocando entre ellos, Vegas levantó la mirada hasta él con el ceño fruncido y quise estar a su lado para darle un apretón en la mano que aplacara su necesidad de ser irrespetuoso con los invitados. ―No conozco muchos nobles, pero aquellos con los que logré entablar amistad, se negarían de manera visceral a participar en la guerra.

―Son esos nobles los que les gusta el trabajo hecho, pero no enterarse de cómo se hizo. ―murmuró la bestia con una mirada firme sobre Kim, solo entonces, con el perfil de ambos frente a mí, pude notar el ligero parecido entre ellos. ―Sienten que, si no están sosteniendo la espada, no se manchan las manos de sangre.

―En eso estoy de acuerdo. ―admitió el joven que debía ser de una edad cercana a la de Vegas. ―Antes de la muerte de mi padre, solía tomarme unos meses para entrenar con nuestras propias tropas cada ciertas semanas, ahora ya no tengo tanto tiempo libre para hacerlo, pero es una buena forma de conocer las necesidades de los hombres en el campo y aprender de estrategia.

Kim estaba dándole pie a una conversación que sabía que Vegas podría disfrutar, la guerra fue una parte importante de su vida durante los últimos años, debía tener historias para compartir, pero aun con la bandera blanca que su primo lejano hondeaba, Vegas no dio su brazo a torcer.

―Su alteza real era uno de los mejores en el campo, le tomo un par de años convertirse en el líder de su tropa y los rangos más altos se peleaban por tenerlo en sus filas. ―Suchart, que se había mantenido en silencio toda la velada, decidió intervenir con claro alago al príncipe, mirando de reojo a cada hombre en la mesa, hasta detenerse en Preecha, como si esperase encontrarse con su mirada, pero éste ni siquiera pretendió escucharlo.

―Quizás ustedes tres puedan charlar de sus historias de guerra más tarde con una copa, seguro tienen bastante que compartir. ―exclamó Kan esforzándose por cortar la tensión en el ambiente con una amable sonrisa. ―Pero ahora mismo no quisiera incomodar a Pete y Preecha.

―Oh. ―Kim levantó la mirada hasta nosotros y por un segundo sentí sus ojos penetrantes sobre los míos. ―Lo lamento, no estoy acostumbrado a convivir con personas de Ágama, pero sé que su gente no es partidaria a la guerra, así que siento si los he incomodado con mis comentarios. ―Preecha le sonrió con una reverencia y copie sus movimientos como un joven aprendiz.

―No se preocupe, es cierto que en mi tierra preferimos la paz, pero tampoco somos ingenuos, hay ocasiones en que solo la guerra puede detener el caos. ―la voz de Preecha tenía un tono tan formal y firme que nadie se habría atrevido a corregirlo, de pronto mi propia juventud se sintió abismal al lado de su madurez brindada por los años. ―Mi gente sufrió durante años por los ataques de barbaros en busca de la verdad absoluta, y solo la entrada del ejército a nuestras fronteras pudo detenerlo.

―Leí sobre los acontecimientos de Ágama hace unos años, es desagradable pensar que hay alfas allá afuera, capaces de forzar un lazo con un omega, por leyendas de hace cientos de años. ―levanté la mirada hasta el joven invitado, sorprendido por su conocimiento en el tema. Aun cuando los ataques no eran un secreto, no era común que los extranjeros conocieran las razones detrás de ellos.

Call me yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora