Rechazo

366 62 48
                                    

Pete POV

La biblioteca del castillo no era ni la mitad de grande de la que teníamos en Ágama, mientras en casa almacenaban toda clase de libros, pergaminos o compendio de información, en el palacio se resguardaban contenido menos extenso, en su mayoría eran los libros que usaban para educar a los futuros monarcas y por ahora serían suficientes para entrenar a la bestia en términos de modales.

―Son demasiados libros de una sola vez. ―murmuró a mis espaldas siguiéndome con una pila de manuscritos en sus manos que no hacía más que crecer mientras andábamos entre los pasillos.

―Solo los necesarios para iniciar. ―repuse, colocando un tomo con la historia del reino resumida. ―Quiero que lleves todos a tu habitación y los leas uno por uno cada noche antes de irte a dormir.

―Nunca me ha gustado leer antes de dormir. ―farfulló con un bufido de fastidio, ni siquiera había dado vuelta a una hoja y ya estaba renegando del tema.

―Es buen momento para adquirir el hábito. ―musité ignorando sus gestos. ―Es necesario que conozcas las tradiciones y costumbres de cada pueblo del que llamas tu reino. No puedes tratar a todo el mundo como me trataste a mí el día de ayer, yo estoy a servicio de tu padre y es mi deber perdonarte, pero no todo el mundo será tan paciente o comprensivo.

―Tu antecesor debió darme más clases sobre Ágama, pero todo el mundo trata su historia como si fuera un terrible secreto que no debe ser contado. ―masculló negándose a aceptar responsabilidad. ―El resto del reino maneja las mismas costumbres y tradiciones que con las que crecí, aquí nadie usa guantes, ni tienen promesas de castidad.

―La historia de Ágama no es un secreto, sino un triste recuerdo de lo que ocurrió hace tantos años y por eso mi gente tiende a no hablar de ello. ―expliqué encogiéndome de hombros antes de dar vuelta al siguiente pasillo. ―Pero la falta de conocimiento de nuestras costumbres es más bien culpa de los forasteros, tienen extrañas creencias sobre nosotros y temen hacer preguntas, así que viven en la ignorancia.

―Hay leyendas aterradoras sobre tu gente, no puedes culparlos. ―exclamó deteniéndose a nos pasos de mí, dándome espacio para leer los títulos de ese estante.

―Igual que hay rumores desagradables sobre ti. ―musité sin siquiera mirarle. ―Y dudo que todos sean ciertos ¿verdad? ―cuando atrapé sus ojos con los míos, no tuvo más remedio que ponerlos en blanco y fingir leer los tomos también. ―Tu padre me ha dado los detalles del banquete, quiere que charles con tres dirigentes con hijos omegas que desean conocerte. ―añadí regresando uno de los libros a su lugar para tomar el que estaba al lado. ―Y preferiría que te presentes con el atuendo que te corresponde como príncipe, nada de uniformes de soldado, puedes colocar un par de tus medallas del ejército, pero no demasiadas. La idea es deshacernos de la mala imagen que esos rumores han creado sobre ti.

―No quiero charlas triviales con omegas que piensen que me casaré con ellos. ―masculló con un bufido. ―Solo hablaré con ellos en presencia de sus padres y deberán usar mi título para referirse a mí, no necesito malentendidos que me obliguen a desposar a un desconocido.

―Dos de los omegas que vendrán son del género femenino. ―aclaré dando unos pasos más rumbo al final del último pasillo. ―Las he conocido en otros eventos a los que ha asistido tu padre, son mujeres hermosas y con toda la preparación necesaria para convertirse en Reinas.

― ¿Mi padre te pidió que me convencieras de casarme?

―Me pidió que te convenciera de tener una mente abierta. ―se rio escandalosamente doblando la esquina detrás de mí. ―Creo que piensa que un buen matrimonio te ayudara a sentar cabeza y dejar la guerra de lado, para centrarte en gobernar.

Call me yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora