Conservador

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Pete POV

Gracias al incidente provocado por un par de hombres que parecían adolescentes, nadie logró dormir propiamente esa noche y la mañana nos recibió con un centenar de personas corriendo por el jardín para tener listo el Festival de la Luna.

Teníamos a la mitad del pueblo preparando alimentos y colocándolos en el área de comida para los invitados, mientras la otra mitad se preparaba con sus mejores ropas para presentarse dentro de unas horas más a las festividades del reino, cada empleado del castillo tenía trabajo extra dadas las circunstancias y mientras Vegas reposaba en la cama, yo debía encargarme de todo aquello que planeamos con antelación.

El médico había dicho que estaría bien, pero prefería que no se apresurara a retomar sus deberes, así que llegamos a un acuerdo, él descansaría hasta que fuera hora de abrir las puertas del castillo y yo me aseguraría de que todo estuviera donde debía, por lo tanto, Kan y Preecha fueron los designados para recibir a los invitados especiales que llegaban desde tierras lejanas en ostentosos carruajes.

Lentamente el jardín se llenó de vida con las decoraciones, la comida y la gente que comenzaba a llegar con obsequios para repartir como era tradición. Estaba agotado, mis ojos se cerraban mientras acomodaba mi atuendo para la velada y mis dedos hormigueaban en cada botón de la camisa, en cuanto termináramos con esto, me tomaría un día de descanso.

El sol comenzó a ocultarse, el jardín estaba casi lleno y el Rey no dejaba de recibir a los pobladores de todo Arya, podía verlos desde el balcón de mi habitación, parecía una escena sacada de un cuento infantil, regresé dentro para mirarme una última vez al espejo, aclaré la garganta, acomodé el cuello de la camisa y los botones en mis guantes recién llegados de Ágama, esperaba que las ojeras fueran menos visibles una vez cayera la noche, suspiré irguiendo los hombros y salí del cuarto para reunirme con todos los invitados.

Tan pronto crucé las puertas, un grupo de invitados alzaron sus copas como saludo en mi dirección, les dediqué una reverencia cortes, incapaz de recordar sus nombre y camine silencioso hasta llegar al costado del Rey. Preecha había estado a su lado todo el día y ahora era mi turno de cubrir mis responsabilidades, éste me miró con una media sonrisa y le dio una palmada a Kan anunciando que se tomaría un descanso para beber algo y probar la comida.

―No querrá regresar en un buen tiempo, después de todo el trabajo que le pedí que hiciera en su visita. ―musitó Kan dedicándome una divertida mirada, le sonreí a medias cuando un bostezo interrumpió mi respuesta. ―Tú también debes estar cansado, has estado cuidando a Vegas desde que llegó y sé que eso no es tarea fácil.

―Estoy bien. ―susurré parpadeando para borrar los ojos acuosos producto del sueño y volví a sonreírle. ―Anoche no pude dormir mucho, eso es todo.

―Velaste el sueño de mi hijo, debes saber que te estoy agradecido. ―negué restándole importancia.

―Es parte de mi trabajo, mientras el príncipe esté bien, el reino también lo estará. ―expliqué aun cuando sabía perfectamente que, durante todas esas horas sin dormir, no pensé ni una sola vez en el bienestar del reino.

―Claro. ―musitó con una suave sonrisa. ―Ya que estuviste con él toda noche, quizás puedas explicarme de dónde saco que tiene un prometido y que necesita mi permiso para casarse con él. ―mi cuerpo se tensó y levanté la mirada con pánico hasta el rostro divertido de Kan.

― ¿Qué?

―He ido a verlo después de que el médico se fue y en su inconsciencia por las medicinas, no ha dejado de repetir que debo darle su mano en matrimonio, aunque no he entendido de quién estaba hablándome. ―mi estómago se encogió y Kan soltó una sonora carcajada que no pude compartir, Vegas me quitaría años de vida si seguía actuando de esa manera. ―Ni siquiera sabía que estaba saliendo con alguien, pero tú has pasado tanto tiempo con él que creí podrías aclararlo para mí.

Call me yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora