Pete POV
Los secretos guardados tras los inmensos muros del castillo no eran los que me hubiera imaginado al venir aquí, pensé en cientos, sino es que miles de escenarios, analicé la carta, los acuerdos y la historia que conocía de la familia, pero nada pudo prepararme para lo que mis ojos veían ahora.
Un joven omega, probablemente en sus veintes, llevando al único heredero sobreviviente de Brusal, el reino de los traidores, los que abandonaron Arya para jurarle lealtad de Korn, los mismos que veían a los omegas como simples piezas de intercambio, artículos para vender y poseer. De pronto sentí la tierra temblar bajo mis inmóviles piernas ¿había sido ingenuo al venir aquí? ¿Vegas tenía razón?
― ¿Por qué tienes un omega enclaustrado aquí? ―farfullé apretando las manos bajo mi ropa, el frío del anillo de mi reciente compromiso se me clavo entre los dedos y los latidos de mi corazón me hicieron eco en los oídos.
―Se llama Porchay. ―musitó acomodando las almohadas del chico con extremo cuidado. Porchay, el omega que creíamos muerto y que él mismo confirmo en su carta que había fallecido. ―Y está aquí con su total consentimiento, porque solo así puedo protegerlo. ―añadió estirando las cobijas sin dejar de mirar al chico de rostro pálido y mirada agonizante. ―Es mi compañero. ―susurró estirándose para bajar el cuello de la ropa del chico, mostrándome la marca resplandeciente en su piel. ―Lleva a mi hijo, el futuro rey de Brusal.
―Brusal no tiene omegas. ―murmuré con la voz contenida, sorprendiéndome a mí mismo por la compostura que mantenía, aun cuando un escalofrío me recorría el cuerpo entero. ― ¿De dónde lo trajiste?
―Yo no lo traje. ―musitó deteniendo sus movimientos y borrando la sonrisa de su rostro, como si acabara de hacer la pregunta incorrecta, la mano de Porchay tomo la suya, cubriendo el puño que formó al escucharme y el hasta ahora silencioso omega, se aclaró la garganta girándose a mirarme.
―Pete ¿verdad? ―asentí mirándole a los ojos. ―Kim no me trajo aquí y no me ha hecho daño jamás, por favor no hagas más esa clase de preguntas.
―Merezco saber lo que está pasando aquí, me han traído con engaños y he dejado todo lo que amo porque me prometieron algo completamente distinto a esto, así que, si alguien ha de hacer peticiones ahora, seré yo. ―mascullé irguiendo la espalda y fulminando con la mirada a Kim.
―Un barco lo trajo hace años. ―murmuró Kim soltando un largo suspiró regresándole el apretón a Porchay, relajando el cuerpo lentamente. ―Los marineros que siguieron a mi padre hasta aquí, no precisamente buenas personas, a dónde sea que iban, saqueaban ciudades y traían tesoros, Porchay fue uno de ellos. Querían entregárselo a mi padre como una obsequió.
― ¿Cuántos años tienes? ―pregunté mirando al chico y tragó pensativo.
―Veinticuatro. ―murmuró con la voz un poco más ronca que antes. ―Al menos veinticuatro.
― ¿Al menos?
―No recuerda nada antes de llegar aquí, decidimos que tendría un año menos que yo cuando apareció en el castillo. ―la voz de Kim era serena de nuevo, un tono suave que ayudara a mantener en paz al joven omega. ―Yo tenía diez en ese entonces.
― ¿Llegó hace quince años? ―exclamé en un susurro, incapaz de alzar más la voz, temiendo que nos escucharan afuera cuando aun no terminaba de armar el rompecabezas. Kim asintió volviendo a su trabajo de arreglar el lecho de su compañero con extremo cuidado. ― ¿Tu padre lo aceptó?
―No, mi padre era desagradable en muchos sentidos, pero cuando vio que el omega que le habían traído era un niño, se escandalizo. ―murmuró mientras el chico lo seguía con la mirada por la habitación, una jarra con agua que no había notado antes fue levantada y le sirvió un vaso para ayudarlo a beber. ―Castigo a esos hombres y advirtió a todos en el reino sobre los crímenes con niños. Si secuestraban omegas, debían asegurarse de que fueran adultos. ―una sonrisa tensa se postro en sus labios. ―Supongo que encontró su límite cuando la gente que lo adoraba le trajo un niño como ofrenda, debió darse cuenta del monstruo que creían que era.
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Call me yours
Hayran KurguUna intrigante y hermosa criatura diambula por los pasillos del palacio, los jóvenes soldados le miran fascinados, los líderes de otros reinos anhelan robarlo, el Rey lo trata como su más preciada joya. Un rebelde heredero ha vuelto a casa después d...