El Ojo Público (+81)

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Narra Meredith

Addison condujo hasta su hotel, ninguna podía creer lo que acababa de pasar, aún siento que es parte de un sueño. Acaricié su pierna durante todo el camino, me gusta ponerla nerviosa, no puede disimular lo que siente cada vez que la toco.

Al estacionar, tomé mi oportunidad y la besé cuando menos lo esperaba, me hundí en su boca dejando que su aliento me transporte a fantasías que había tenido durante meses.

Desabrochó su cinturón de seguridad para mudarse a mi regazo, se sentó en mis piernas mientras me besaba y mis manos recorrían su espalda para desprender su brasier.

- ¿No deberíamos subir a la habitación? - preguntó mientras yo besaba sus pechos y presionaba su cintura.

- ¿Acaso quieres que me detenga? - rocé su zona por encima del pantalón haciéndola suspirar y desear más.

- Podemos quedarnos...por un rato - cambió de opinión muy rápido, sé perfectamente lo que hago, podría convencerla de lo que sea.

Empecé a bajar su pantalón mientras besaba ese hermoso cuello, le encantan esos besos, su aliento agitado la delata. Sus caderas se movían sobre mí para sentir el toque de mi mano sobre su ropa interior, estaba húmeda y muy excitada, extrañé hacerla sentir de ese modo.

- Mer...te necesito...- suplicó en mi oído mientras masajeaba mis pechos.

Moví sus bragas hacia un costado y empecé a tocarla, recorriendo su zona de arriba a abajo y logrando hacerla gemir. Ingresé dos dedos en ella escuchando aquel suspiro de placer que hizo eco en mi cabeza. Presioné la palma de mi mano contra su clítoris mientras movía mis dedos en su interior. Mi otra mano estaba sobre su trasero perfecto acompañando sus movimientos, sus labios estaban clavados en los míos para intentar ahogar sus gemidos, pero era imposible disimularlos.

- No quiero que acabes hasta que yo te lo diga ¿Sí? - ordené mientras bajaba el ritmo y agarraba su cintura.

- ¿Qué? - pregunto agitada y confundida.

- Confía en mí - agregué con un guiño malvado.

Usé tres de mi dedos para ir más rápido mientras movía su cintura haciéndola subir y bajar. Ví cómo mordía su labio para retener el éxtasis, presioné mi palma con más fuerza, sabía que no iba a aguantar mucho más.

- Ya puedes...- murmuré sobre su boca, sintiendo cómo aumentaba el movimiento de sus caderas.

Siguió moviéndose hasta culminar con un fuerte orgasmo que empapó mi mano y mi regazo, la espera valió la pena.

- Buena chica - saqué mis dedos y probé su dulce sabor.

Su cabeza estaba apoyada en mi hombro mientras su cuerpo se relajaba y yo la disfrutaba, extrañé ese delicioso néctar, también su aroma, sus movimientos, su calor, podría estar así el resto de mi vida.

- Deberías tener más respeto por tus superiores, Grey - tomó mi cuello suavemente para besarme y pasar esas hermosas manos por mi cuerpo semi desnudo.

- Ahora podemos subir a la habitación - sugerí, ya que no teníamos mucho espacio como para probar más posiciones.

- No lo creo - dijo con una mirada oscura y desafiante, no sé si me gusta o me asusta.

Reclinó el asiento hasta dejarme acostada, recorrió mi figura con sus besos y sus roces que me hacían enloquecer. Sus labios estaban besando eficazmente cada parte de mi abdomen, mientras yo acariciaba su cabello para poder observarla mientras bajaba hacia mi entrepierna.

Dió unos cuántos toques con su lengua por encima de mí ropa interior, toda mi piel se erizó. Para tener tan poca experiencia con mujeres, sabe muy bien lo que hace, después de todo, es ginecóloga, conoce algunos trucos.

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