Capítulo cincuenta y nueve: Felices los cuatro

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Narra Pedri

En un abrir y cerrar de ojos ha pasado una semana y ya estamos en la fiesta.

Nada mas entrar un olor que emana de la fiesta me llega a las fosas nasales, lo que me hace arrugar la nariz.

El calor al entrar me resulta casi atosigante, jadeo en busca de un poco de aire y me abro paso entre la multitud como puedo. Estoy aconstumbrado a caminar entre mucha gente, porque voy a bastantes fiestas todas las semanas; es lo que tiene ser un jugador de fútbol famoso.

Aún así, no puedo negar que esto me agobia, sobre todo sabiendo que es la fiesta del primo de Ferran, las cuales siempre acaban mal.

Por suerte el consuelo llega a mi cuando veo a Gavi y a Ferran acercándose.
Gavi lleva un vaso en la mano al igual que Ferran.

—¿Quieres? —me ofrece Gavi.

—No, gracias.

No me gusta el alcohol, de hecho nunca bebo excepto aquella vez que estaba mal por la muerte de mi abuelo.
Sabiendo que por culpa del alcohol tuve un accidente de coche, no quiero probar ni una gota de nuevo.

No quiero volver al principio de la historia.

Gavi y Ferran se dan el lujo de beber porque no tienen que conducir luego. Los tres somos vecinos de la misma calle y solo tenemos que ir caminando unos cuatro minutos hasta nuestras casas.

—¿Carla no iba a venir? —me reclino sobre Gavi para que me oiga por encima de la música alta.

—¡Si pero me dijo que la iba a traer alguien!

—¿Quién? —pregunto pero Gavi solo se encoge de hombros y se marca un paso al ritmo de la música.

Ruedo los ojos pero no puedo evitar reírme, me hace mucha gracia cuando intenta bailar porque no sabe.

De repente Ferran se queda señalando hacia la puerta de la casa. A pesar de la cantidad de la gente que hay solo tardo unos segundos en dar con la persona que me interesa.

Carla.

Acaba de llegar y no puedo apartar mi vista de ella.
Hoy su aspecto es muchísimo más atractivo que siempre. Lleva un vestido rojo pegado que deja entre ver la bonita figura y las curvas que tiene. Tiene el pelo recogido en una cola bien repeinada y su sonrisa ilumina toda la fiesta.

Trago saliva mientras noto como el pulso se me acelera. ¿Qué diablos me pasa?

Me siento como si estuviese colgando de un hilo débil que se va a romper en cualquier momento. Quizás termine de caer cuando Carla me dé el beso que me debe.

Y la verdad que tengo miedo.

—Joder que guapa —masculla Gavi a mi lado.

Se me habia olvidado que Carla era su cita de esta noche, lo que hace replantearme en todo lo que he pensado antes y niego con la cabeza intentando olvidarlo.

De repente Ferran, Gavi y yo nos quedamos a cuadros cuando vemos como Bellingham entra detrás de Carla y le echa un brazo por encima de los hombros.

La canción de felices los cuatro comienza a retumbar por toda la fiesta y me resulta tan irónico que hasta me hace un poco de gracia, pero rápido se me pasa cuando desvío mi mirada hacia Gavi quien al ver a Bellingham y a Carla juntos; aprieta tanto el vaso de plástico que tenía en la mano que se termina aplastando y derramando toda la bebida que había en el.

La canción de felices los cuatro comienza a retumbar por toda la fiesta y me resulta tan irónico que hasta me hace un poco de gracia, pero rápido se me pasa cuando desvío mi mirada hacia Gavi quien al ver a Bellingham y a Carla juntos; aprieta tan...

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GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora