GOL ( Pedri González )

Capitulo dos: Rutina

Narra Carla

—Juan y Carla ¿podríais dejar de jugar con el teléfono y concentraros en clase?

—Lo siento profesor —decimos ambos con una voz cautelosa.

Juan es el tipico compañero de clase que siempre te distrae con sus tipicas ideas inapropiadas, como la de hacernos fotos a escondidas en mitad de una explicación del temario.
¿Os confieso algo? También es mi hermano, mi gemelo para ser más exactos.

—Y por favor, te agradeceria que no vinieras más con el pijama bajo el chaquetón, te recuerdo que estas en un centro privado —dice el profesor con una voz diplomática.

Yo asiento pero luego ruedo los ojos sin que se percate. ¿A quién no le da pereza vestirse por la mañana?

Llevo aproximadamente un mes estudiando "TECO". Es un grado medio en el que se estudia formación para dedicarte al deporte y luego te otorguen un título basado en estos estudios.

Para ser sinceros esta decisión ha sido totalmente espontánea, inesperada y sobre todo involuntaria porque no fue decisión mia, si no de mis padres.

Tengo que reconocer que no ha sido la peor idea que han tomado.
Me gusta el deporte y ellos lo saben, por eso aprovecharon la oportunidad de que en este colegio han incorporado módulos y grados de diferentes cosas para estudiar.

Llevaba un tiempo sin hacer nada, un año sabático para aclarar mis ideas. Cuando era pequeña nunca he tenido claro lo que quería ser de mayor, bueno realmente quería dedicarme a algo relacionado con el fútbol pero mi padre me quitó esa idea de la cabeza, dándome miles de explicaciones de el porqué no tendría futuro y que eso no era un deporte femenino, porque si, tiene la mentalidad de un neandertal.

Al final, el tiempo se apoderó de mi y terminé bachiller sin saber que hacer ni a dónde ir, hasta que salió este grado de deporte, que no se a donde me llevará pero tenía que hacer algo si quería que mis padres no se enojaran conmigo.

Llegó hasta tal punto en el que se pensaban que me iba a quedar tirada en la cama como un buen vegetal que solo bebia café.
Por que sí, soy adicta al café.

Que poca paciencia tienen.

Solo tenía que aclarar mis ideas. Con diecinueve años no se tiene la vida resuelta, aunque los padres se piensen que así debe de ser.

Digamos que este centro de estudios ha sido mi segunda casa, o incluso la primera, porque he pasado más tiempo aquí que en mi propio hogar.

Mi tío es el subdirector de este sitio, por lo que cuando incorporaron los módulos y grados mis padres fueron los primeros en enterarse y aquí estoy escuchando al profesor mientras que hago dibujos penosos en mi cuaderno.

Me paro a observar a mis compañeros para ver qué hacen. A la mayoría los conozco desde que era bastante pequeña, pero no hablo mucho con ellos.

Tan antisocial como siempre.

—Bueno chicos, y con esto se termina la clase de hoy —comenta el profesor recogiendo.

El hombre no puede ser más puntual porque en ese mismo instante suena el timbre en el lejano pasillo, avisándonos de que ya son las dos de la tarde y que ya hasta mañana no hay clase.

Todos comienzan a salir a toda prisa como si ya hubieran recogido antes de tiempo. Yo me quedo una de las últimas porque siempre tengo miles de cosas inútiles encima de mi mesa que me hacen perder un tiempo valioso de mi vida.

Cuando por fin consigo guardarlo todo en mi mochila, la agarro y me la cuelgo en el hombro, donde al cabo de unos segundos siento que me agarran con delicadeza.

—¿Qué habrá hoy de comer?

Es mi hermano pensando otra vez en comida.

Ruedo los ojos pero luego los desvío hacia el móvil de mi hermano, que seguro que lo ha encendido para avisar a mamá de que ya vamos a casa pero de repente se para a ver un video que ha divulgado las noticias.

Lo mira con atención frunciendo el ceño.

—¿Qué es eso? —pregunto asomando la cabeza para ver mejor el móvil.

—Parece que ha habido un accidente casi mortal en Barcelona. Ha sido tan fuerte que se ha hecho viral, mira

Al enseñarmelo veo como un coche está totalmente destrozado bajo un camión.  Intentan sacar a la persona atrapada en el coche pero justamente en ese momento termina el video.

—¿Estará vivo? —pregunto mientras bajamos las escaleras del centro de enseñanza.

Mi hermano me responde encogiéndose de hombros, no tiene ni idea.

—¿Pero han localizado quién es? ¿Se sabe de quién se trata?

Me debería haber dedicado a detective, me encanta investigar hasta dar con el caso.

—No se sabe quién es. Aún no han podido reconocer el rostro... —contesta.