Capítulo ochenta: San Juan

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Narra Carla

A pesar de que mis músculos me pesen por el cansancio corro como nunca hacia la enfermería. He dejado a todos celebrando la victoria en el campo, menos a Pedri, él ha querido acompañarme.

Al abrir la puerta, puedo ver a mi hermano sentado en la camilla tocándose la frente con la mano. Un médico le atiende de cerca.

—¿Que te ha pasado? —digo acercándome a él con rapidez.

—Solo le ha dado un mareo —contesta el médico— tiene las defensas bajas. Bueno yo me voy, os dejo vuestro espacio —dice para irse de la consulta.

Me está empezando a doler ver a mi hermano todo el día en el médico.

Me siento en la silla que hay al lado de la camilla y veo como mi hermano me agarra de la mano fuerte.

—Estoy bien, de verdad.

Aprieto los labios indecisa, se que algo le pasa, ya son demasiadas casualidades juntas.

—Juan... —suena la voz de Pedri preocupado.

—Que estoy bien, de verdad —vuelve a decir—. Pero será mejor que me vuelva a Málaga —dice para luego mirarme fijamente.

Me levanto de un salto de la silla, escucharle decir eso me duele como una puñalada en el pecho.

—¿QUÉ? NO, NI DE BROMA —le reclamo cabreada.

—Me da miedo quedarme solo, Carla. ¿Y si me da un mareo o algo? Tu te vas a las semifinales en Francia —contesta Juan también poniéndose de pie.

—Pues te vienés con nosotros a Francia —le pido mirándole a los ojos en una voz nerviosa.

—Seamos realistas, estoy débil y no tendré fuerzas para aguantar un viaje y un cambio de aires tan grande —dice con un nudo en la garganta que apenas le deja hablar.

Se me llenan los ojos de lágrimas y luego me inclino para apoyar mi cabeza en su hombro y abrazarlo. Siempre me derrumbo al tener que separarme de él aunque sea durante unos meses. Siempre hemos estado muy unidos y por muy poco tiempo que sea, duele igualmente.

—No va a pasar nada —continúa Juan—. Voy a estar con mamá y papá, además solo será durante las semifinales.

No se que me pasa, estoy algo más triste de lo normal, es como si el corazón me dijera que algo no va bien.

—Eres como mi talismán, Juan

—Que va, para nada. El mérito es solo tuyo hermanita, tu eres la que gana los partidos—me dice mediante su sonrisa—. Además mira, te prometo una cosa, si ganas las semifinales, iré a verte a la final del Mundial ¿vale? Pase lo que pase.

Asiento y me muerdo el labio inferior intentando aguantarme las ganas de llorar.

—¿Me lo prometes? Que vendrás a la final —le saco el dedo meñique para que lo cruze con el suyo.

—Iré pase lo que pase. A no ser que me muera claro, en ese caso, no podré —dice en un tono burlón y riéndose

Yo le doy un pequeño manotazo en el hombro y arrugo la frente molesta. Juan siempre dice ese comentario  desde que era pequeño pero a mi no me gusta aunque sea una broma, me da malas vibras.

Me agarra para atraerme hacia él y abrazarme de nuevo. Luego me da un beso en la frente y cruza mi meñique con el suyo haciendo la promesa.

—Y tú... —dice señalando a Pedri —Cuídala.

Miro a Pedri de reojo y veo como tiene una sonrisa de lado y le asiente seguro de si mismo.

—Bueno, voy a ir al hospital a decir que me cambien la dirección para que me manden los resultados de las pruebas a Málaga. Luego pediré un taxi y me iré en tren de vuelta —comienza a decir Juan caminando hacia la puerta.

—Te voy a acompañar —le dice Pedri

—No. Vosotros tenéis que quedaros a celebrar las semifinales. Yo puedo viajar , solo son dos horas en tren. Por favor quedaros y disfrutad... —dice con un hilo de voz dulce.

Pedri termina asíntiendo y ambos nos despedimos de él. Al principio Pedri y mi hermano se chocan las manos pero luego se dan un gran abrazo, yo hago más de lo mismo después.

—La final será en tres semanas —le recuerdo.

—Allí estaré —me dice para luego verle alejarse y desaparecer entre los pasillos.

Me quedo algo en schok durante unos segundos y no puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Pedri se da cuenta y me echa un brazo por encima de los hombros para luego darme un beso en la cabeza.

—Todo estará bien —me susurra dulcemente para luego darme otro beso pero en la mejilla.

Asiento y empezamos a caminar de nuevo hacia el campo.
Mientras que andamos Pedri saca su móvil y me hace mirar la pantalla.

—Mira este es el hotel donde nos vamos a alojar mientras jugamos las semifinales en Francia.

Antes de fijarme en las fotos del hotel lo miro a él. Se que quiere cambiarme de tema para que no piense en que mi hermano se va de mi lado. Es tan bueno cuando quiere que hasta me sorprende.

Me fijo en las fotos del hotel. Son varios edificios llenos de habitaciones súper glamurosas. En el medio de los edificios del hotel hay una piscina gigante al aire libre. La foto que me enseña Pedri sale de noche y se ve precioso porque las luces de abajo de la piscina hace que le den un toque tenue y relajante. 

Las fotos son tan llamativas y bonitas que lo primero que haré cuando sea de noche será bañarme en la piscina.

Comentamos cosas del hotel hasta que logramos ver el campo. Los compañeros siguen hablando entre ellos celebrando la victoria y mi mirada recae en Gavi. Quién está hablando con Ferrán enseñándole la pantalla del móvil.

De repente algo en el pecho me duele.

Y me enfada.

Él estaba al lado cuando han dicho que mi hermano estaba en la enfermería y no me ha acompañado.
Es más, tampoco lo veo preocupado.

Ni si quiera me ha mandado un mensaje y eso que tiene el móvil en la mano.

—¿Vamos con los demás o que? —me dice Pedri al ver que me he quedado inmóvil en el túnel de entrada.

—Espera —le pido—. ¿Podemos irnos? No tengo más ganas de estar aquí.

Pedri frunce el ceño pero luego cambia el rostro de inmediato. Seguramente se piense que estoy mal por lo de mi hermano y entiende mi compostura.

—Claro, no pasa nada. Vámos a donde tu quieras —dice amablemente para luego sonreirme y retirarme un mechón de pelo que tenía en la cara para ponermelo detrás de la oreja.

Cuando andamos para ir al parking el móvil me comienza a sonar muy rápidamente. Miles de notificaciónes me llegan al segundo. Por lo que veo, a Pedri le pasa lo mismo porque también lo agarra con rapidez.

Cuando nos fijamos en las pantallas, una noticia con una foto nuestra en la portada pone:

"Carla, jugadora del Real Madrid y Pedri jugador del Barça llegan tarde y juntos al campo. ¿Nueva relación de amor a la vista? "

Ambos nos miramos con los ojos abiertos como platos.

Mierda.

Debería haber pensado antes que los periodistas nos iban a hacer fotos al llegar. Pero eso no es todo.

Porque ahora también tenemos que salir juntos del estadio.

GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora