Capítulo ochenta y dos: Corazónes rotos

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Narra Carla

Mis ojos escanean la piscina y me congelo cuando veo a Pedri al otro extremo. Tiene sus brazos extendidos sobre el borde de la piscina.

En el acto me doy media vuelta para irme de aquí pero su voz me detiene.

—Enana, ven.

Trago saliva.

Mierda.

—Te juro que no sabía que estabas aquí. De todas maneras yo... Yo ya me iba —digo entre balbuceos.

—¿Ya te vas? —me pregunta.

—Si, solo he venido a dar una vuelta —contesto nerviosa.

—¿En bikini? ¿A estas horas? —me mira como si estuviera loca.

—Eh...

Verlo todo mojado sin camiseta, dentro del agua, el pelo empapado pegado a los lados de su cara y sus ojos marrones clavandose fijamente en mi cuerpo semidesnudo hace que ni si quiera me salgan las palabras.

—Venga ya Carla, venías a bañarte y punto —me dice.

Me encojo de hombros.

—Ya pero es que no sabía que estabas aquí...

—¿A estas alturas me vas a tener miedo? —me pregunta con una voz ronca.

Me quedo callada, como si fuera un indefenso pajarito caído del nido.

—Metete conmigo en la piscina —me pide mirándome con deseo.

—¿Para qué? —digo mirándole con mala cara

Él me sonrie divertido

—Se me ocurren un par de cosas pero mejor te las demuestro —dice para luego regalarme una media sonrisa

Noto como el corazón se me acelera al segundo y como mis hormonas hacen acto de presencia haciendo que tenga calor al segundo.

De un momento a otro noto también como mis mejillas arden, perfecto, ahora también me he sonrojado.

—Como por ejemplo nadar, jugar a las carreras, bucear ¿A que creías que me refería, enana? —dijo riéndose de mi algo burlón.

Está claro que realmente ambos pensábamos en otras cosas de mayores, sólo que quiere vacilarme.

—Ven aquí —dice señalando el bordillo —Si no quieres bañarte por lo menos vamos a hablar un rato.

Inhalo aire para armarme de valor y sentarme en el bordillo dejando mi toalla al lado.
Meto los pies en el agua y mi vista no se a parta del cuerpo de Pedri bajo el agua. Cuando ve que lo observo se ríe picaramente y rápido rehuyo la mirada.

—Uí que bonita —dice agarrando mi toalla para luego tirarla al agua en el final de la piscina. —Ups...

—¿¡PERO QUE HACES IMBÉCIL?! —le espeto furiosa—. Dame la toalla ahora mismo —le exigo

Me pongo de cuclillas en el bordillo y le tiendo la mano para que me devuelva la toalla.

Pero en lugar de eso me agarra de la mano y me tira con fuerza hacia el agua.

Salgo desde lo hondo de la piscina hacia la superficie boqueando como un pececito. Veo como Pedri se ríe de mi y no dudo en insultarle...

—Sigues siendo el mismo idiota que cuando te conocí—le digo echándome los pelos mojados para atrás.

—¿Del mismo del que te enamoraste? —dice para acercarse nadando a mi rostro y colocar su mano suavemente sobre mi mejilla mojada.

Pero rápido me alejo y le comienzo a salpicar,  es cuando se ríe y viene a por mi para hacerme cosquillas y pasarnos los siguientes diez minutos haciéndonos ahogadillas y riendonos a carcajadas.

Cuando paramos ambos nos quedamos inmóviles dentro del agua hasta que Pedri se acerca a mi de nuevo, noto como el agua se mueve para chocar en los bordillos.

Me agarra de la cintura y me atrae hacia él. Como estamos debajo del agua los movimientos son más fáciles y ligeros.

Tenerlo sin camiseta a medio centímetro de mi está haciendo que mi fuerza de voluntad esté al límite.

De nuevo coloca su mano en mi mejilla y me la acaricia suavemente. No para de mirarme a los ojos y nos quedamos durante unos minutos así.

En la piscina, mirandonos el uno al otro, sin decir nada, pero es el tipo de "nada" que lo dice todo.

Pedri me besa en la mejilla, luego baja un poco más hasta besarme en el hoyuelo que me sale donde sonrio. Después baja aún más y me besa en el hueco de la garganta.

Mierda, siento que no puedo más. Suelto un suspiro apenas audible. Mil sensaciones diferentes se apoderan de mi cuerpo, nervios, calidez, y un oscuro deseo hacia el.

Pego mi cuerpo al suyo tanto como puedo. De repente me encuentro contra la pared de la piscina, noto como el bordillo me da por detrás de la espalda pero no me importa.

Pedri para de besarme el cuello para irse directamente hacia mi boca pero antes le paro en seco.

—Esto no está bien..  —le recuerdo.

A lo que me responde;

—Si no juegas con fuego te morirás de frío.

Que me lo haya dicho rozando mis labios hace que me lanze hacia él como nunca.

Lo agarro del cuello y de la nuca y lo atraigo de nuevo hacia mi para darle lo que estaba buscando.

Su lengua busca la mia y cuando se encuentran noto como muero de placer.

Deslizo mi lengua sobre la suya y de su garganta brota un sonido ronco que siento en todas partes

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Deslizo mi lengua sobre la suya y de su garganta brota un sonido ronco que siento en todas partes.

El beso es hambriento y arrollador. Noto como sus manos me agarran con fuerza y me lleva de nuevo hasta el bordillo donde noto chocarme con la pared de la piscina.

Me tiene acorralada y eso hace que me entre más deseo todavía.

Sigo notando como me besa con muchisimas ganas y pasión hasta que alguien nos interrumpe.

—¿PERO QUÉ...? —se escucha una voz
desquebrajada

Al girarnos vemos que es Gavi, tiene lágrimas derramándose por sus mejillas.

GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora