Capítulo setenta y nueve: España

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Narra Pedri

A las doce de la mañana del día siguiente unos golpes fuertes en la puerta de la habitación me despiertan.

Al abrir los ojos veo que tengo a Carla por debajo de mi brazo, ella sigue profundamente dormida. Sonrio con los labios cerrados al verla, ayer entre nosotros no pasó nada, quisimos respetar a Gavi.
Pero cuando se quedó dormida, Carla sin querer se acercó a mi y yo no pude evitar dormir abrazado a ella.

Siguen aporreando a la puerta así que me levanto y me dirijo a ella. Al abrirla veo a Juan jadeando.

—Joder llevo media hora llamando a la puerta—dice mientras me observa de arriba abajo.

A pesar de que su rostro esté sorprendiendo por  haberme visto en calzoncillos en la cama de su hermana no me dice nada al respecto. Solo se limita a meternos prisa.

—El partido, joder. Tenéis el partido dentro de media hora —me recuerda nervioso.

Mierda. Vamos a llegar tarde.

—Carla despierta —la muevo fuertemente para que se espabile. —El partido

Ella se levanta de un sualto mientras se queja en regañadientes, rápido agarra algo de ropa para irse al baño. Yo bajo al salón para buscar la camiseta que dejé por ahí tirada y me visto lo más rápido posible.

En cinco minutos baja Carla con los pelos revueltos, ni si quiera se ha peinado.

—Vamos tenemos que irnos —dice llendo hacia la puerta.

—¿Vamos a llegar juntos al partido? —pregunto frunciendo el ceño.

—No hay tiempo de ir por separado

Juan me adelanta por un lado para salir por la puerta, él siempre viene a ver los partidos. Rápido se monta en la parte de atrás del coche, Carla me lanza las llaves.

—Conduces tú —me espeta.

Rápido asiento para luego pensar en que será lo que pasará cuando nos vean llegar juntos y tarde. No quiero ni imaginarme los pensamientos sucios que viajarán por las mentes de los jugadores. Sobre todo por la de Gavi.

Mientras que conduzco, Carla no para de mover la pierna nerviosa.

—¿Estás bien?

Ella asiente mordiéndose las uñas.

—No lo parece —indago

—Es que... —.comienza a hablar—. Estoy muy nerviosa y no se que me pasa, nunca suelo ponerme tan histérica antes de un partido.

Juan le pone una mano en el hombro a Carla desde el asiento de atrás.

—Es que esto es un Mundial, es normal que tengas el doble de presión —le dice a su hermana.

Nos estamos jugando mucho en este partido. Si conseguimos ganar pasaremos a las semifinales que se jugará en Francia.
Comprendo la presión de Carla, es su primer mundial, además de que es mixto, un proyecto nuevo para el mundo.

—Tranquila, todo ira bien. Tú solo tienes que jugar como siempre y dejar que el público te anime.

—Ese es mi problema —comienza a hablar mirándome —. Cuando juegas en la Liga solo tienes que cargar con un equipo o con un tercio de la población pero cuando juegas un Mundial... Tienes que llevar en la mochila a todo un país entero.

Trago saliva, me está poniendo muy nervioso. Aprieto el volante por la tensión, nunca lo había visto de esa manera. He intentado tranquilizarla pero lo único que estamos consiguiendo es ponernos todos histéricos.

—Pero tu sin presión, Pedri —dice Juan dándome varias palmaditas en la espalda desde detrás.

Acelero el coche cuando veo el estadio y como ya hay bastante gente esperando para entrar, tiro por detrás para entrar por el parking de Seguridad donde solo podemos llegar los jugadores. 

Llegamos al parking y aparco cuando Carla sale corriendo por patas junto a su hermano. Yo los sigo a unos pocos centímetros. Subimos las escaleras lo más rápido posible. Juan se queda en la segunda planta para dirigirse a las gradas y ver el partido. Carla y yo tenemos que seguir hasta la tercera donde están los vestuarios y nuestros compañeros.

Llegamos jadeando cuando ya están todos nuestros compañeros saliendo con la camiseta de España puesta, se dirigen hacia el túnel de salida al campo.

Mierda.

Corremos hacia los vestuarios cuando el entrenador nos para en seco.

—¿Donde mierda estabais? Os hemos llamado cincuenta veces. Casi ponéis en riesgo el partido —dice con firmeza y enfado.

Carla y yo tragamos saliva para disculparnos y de vuelta correr hacia los vestuarios. Tenemos que ponernos la equipación de España lo antes posible.

Cuando estamos a punto de llegar Gavi sale de este mismo y nos ve llegando juntos.

—¿Pero que...? —me pregunta al verme.

—Luego te cuento Gavi. Tengo que cambiarme, dame un minuto —digo mientras que entro al vestuario y veo como Carla se va al femenino.

Agarro mi camiseta con el dorsal veinte y me la coloco lo más rápido posible, luego me mojo las manos en el lavabo para peinarme los pelos hacia delante.

Al salir Gavi me sigue esperando, suspiro de alivio cuando veo que aún no han salido los demás al campo. Falta un minuto todavía.

—Has llegado con Carla —me recuerda Gavi con un rostro serio.

—Lo sé —digo en un hilo de voz mirándole fijamente.

Aprieta la mandíbula y me mira con los ojos entrecerrados enfadado.

—Gavi yo...

Pero justo cuando estoy apunto de contárselo, el árbitro nos avisa de que empieza el partido.

Todos entramos al campo y nos ponemos en nuestras posiciones. Veo a Carla con una coleta mal realizada pero tan guapa como siempre. Ella me mira y me sonrie con los labios cerrados, como si me deseara suerte a la distancia. Yo hago lo mismo y le devuelvo la sonrisa.

Pero rápido rehuyo mi mirada hacia Gavi, quien nos estaba mirando.

Mierda.

El árbitro pita el comienzo del partido, yo nervioso intento jugar lo mejor posible. El público viste de rojo y se escucha como nos  animan y cantan sin parar.

En la grada de animacion varios tambores resuenan al ritmo del cante de las personas de la grada.

No se que haríamos sin todas aquellas personas que nos apoyan. Le debemos el Mundial.

Y vamos por buen camino por que Carla acaba de marcar un gol.

Por los megáfonos se escucha repetítivamente la palabra : GOL mientras que la afición lo canturrea sin parar.

La asistencia ha sido de Gavi por lo que para celebrar el gol se ha ido rápido a abrazar a Carla. No hacen nada del otro mundo porque por lo que me contó Gavi no querían que se hiciera público lo que tenían.

Todos los demás del equipo van abrazar a Carla por lo que yo también me animo a ello.

Nos abrazamos en grupo y cuando por fin se dispersan por el campo yo me quedo al lado de Carla y me enseña el puño cerrado para que se lo choque.

—Bien hecho enana —le digo con una sonrisa de lado.

—Vamos a ganar el Mundial —dice con seguridad.

Y eso es lo que más me gusta de ella.
La seguridad que tiene en si misma cuando juega al fútbol.
Es mágica.

Los noventa minutos pasan volando cuando el árbitro por fin pita el final del partido.

Rápido nos acercamos todos los del equipo de España y celebramos en grupo que estamos en semifinales cuando una staff del equipo se acerca rápidamente hacia Carla.

—Carla tienes que ir a la enfermería del estadio —le avisa.

—¿Por qué?

—Tu hermano Juan está allí

GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora