Capítulo sesenta y uno: Amor

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Narra Pedri

Cuando haces lo que nunca imaginarias por una persona es cuando te paras a pensar en la importancia que tiene en tu vida.

El solo hecho de pensar en lo que podría haberle pasado a Carla si no hubiéramos llegado a tiempo me nubla la mente.

Solo tenía claro una cosa, como Jude Bellingham no se fuera de mi vista rápido iba a acabar esta noche con los puños echos una mierda.

Veo como sangra por la nariz sin parar. Bellingham se toca levemente con la mano y cuando se da cuenta de que está sangrando me mira asustado.

A pesar de que varios gritos de Gavi y Ferran me piden que pare, me vuelvo a acercar a él jugador del Real Madrid para agarrarlo del cuello de la camisa y atraerlo amenazante hacia a mi.

—Como te vuelvas a acercar a ella te juro que a la próxima no solo te voy a pegar un puñetazo —le amenazo para luego soltarlo de un empujón haciendo que se caiga al suelo de espaldas.

—Como te vuelvas a acercar a ella te juro que a la próxima no solo te voy a pegar un puñetazo —le amenazo para luego soltarlo de un empujón haciendo que se caiga al suelo de espaldas

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Le observo durante unos segundos hasta que Ferran me agarra por detrás y me separa aún más de él. Mientras le pide al DJ que pare la música y se sube en una de las mesas de su salón. Cuando capta toda la atención de las personas grita enfadado;

—¡QUIERO QUE TODO EL MUNDO SE VAYA DE MI CASA, AHORA!

Se puede escuchar como la gente se queja saliendo de la fiesta.

Bellingham es uno de los primeros que se va corriendo con sus amigos detrás.
Sin embargo el primo de Ferran antes de irse se dirige a su primo.

—Creia que el agresivo era Gavi —dice mediante una risa. No se que le parece gracioso.

—¿Tu sabías lo que llevaba la bebida? —le pregunta Ferran a su primo.

Él se encoge de hombros y es cuando Ferran con odio le empuja hacia la puerta.

—Es la última vez que te organizo una fiesta —dice para luego cerrarle la puerta en sus narices.

Cuando nos giramos podemos ver como Gavi esta en el suelo de rodillas agarrando la cabeza de Carla con las manos. Ferran y yo nos acercamos corriendo.

—Tenemos que llevarla al médico, no se despierta —suena la voz rota de Gavi.

De repente los ojos de Gavi comienzan a llenarse de lágrimas. Se me agarra un nudo en el estómago cuando me doy cuenta de que está llorando por Carla.

—No al médico no. Le harán pruebas y se darán cuenta de que lleva sustancias en el cuerpo y como se enteren de fue por culpa de una fiesta en mi casa... me pueden denunciar —se queja Ferran mordiéndose las uñas.

Mi mirada se desvía a Carla, quien sigue inconsciente, tiene la cabeza apoyada en las piernas de Gavi

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Mi mirada se desvía a Carla, quien sigue inconsciente, tiene la cabeza apoyada en las piernas de Gavi.

Las mejillas de Carla comienzan a ponerse rojas y esta sudando tanto que los pelos se les están empezando a pegar en la frente.

Me agacho junto a ella y le quito la gomilla del pelo donde tenía atada una coleta. Me supongo que le apretará demasiado y lo mínimo que puedo hacer ahora es ayudarla a que se sienta cómoda. Me mojo un poco las manos en el agua del fregadero y le mojo la frente echándole los pelos hacia atrás.

—Voy a llamar a mi hermana. Ella es enfermera vendrá en un momento y podrá hacerle un chequeo —dice Gavi sacando su móvil.

Ferran y yo asentimos. La hermana de Gavi no dirá nada sobre lo que ha pasado pero si Carla se pone peor habrá que llevarla igualmente a urgencias.

Me observo las manos y es cuando me veo los nudillos inchados. No me creo todavía que haya pegado mi primer puñetazo y solo por defenderla a ella.

—Mi hermana está llegando —dice Gavi levantándose.

—Vamos a llevar a Carla al cuarto y la tumbamos en la cama.

La agarro entre mis brazos y me dirijo hacia las escaleras con Carla acuestas. Cuando llegamos a una habitación la tumbo con delicadeza sobre la cama y esperamos a la hermana de Gavi quien no tarda en llegar.

Ha traído varios instrumentos de la consulta del médico y comienza a chequear a Carla. Le toma la temperatura, le saca muestras de sangre y también de saliva; luego las pone en un pequeño bote y las pasa a un aparato extraño. Hay que esperar entre unos cinco y diez minutos para ver los resultados.

—¿Como sabías lo que estaba pasando? No estabas allí ¿no? —me pregunta Ferran acercándose a mi.

—No le he quitado el ojo a Carla desde que llegó a la fiesta. La estaba vigilando en todo momento, vi que pasaba algo y cuando me acerqué escuché a Gavi acusar a Bellingham de que le había echado algo en la bebida. De repente me salió solo el pegarle un puñetazo, ni si quiera lo pensé, simplemente fue un impulso.

—Nada es tan sincero como un impulso —me responde Ferran cruzándose de brazos con una media sonrisa.

Ruedo los ojos y luego desvio mi mirada hacia Gavi quien habla con su hermana. Se le ve muy apenado, no para de restregarse las manos por el rostro y se limpia las lágrimas a cada dos segundos. Tiene los ojos rojos y la voz ni si quiera le sale con claridad.

Nunca lo había visto tan mal por lo que toda mi atención recae sobre él.

—Me siento muy mal. Fue mi culpa yo le dije que viniera.

Su hermana le pasa un brazo por los hombros y le abraza.

—No te preocupes, acaban de salir los resultados y ya está expulsando todo lo que bebió mediante el sudor. Tiene un poco de fiebre pero es normal porque las defensas están luchando contra la reacción de lo que ha bebido. En poco tiempo se despertará.

—Ha sido por mi culpa, tenía que protegerla y aún así le hice que viniera. No puedo verla así, me duele —sigue Gavi entre sollozos.

—Vaya parece ser que te gusta bastante ¿no? —le pregunta su hermana.

—Creo que estoy enamorado de ella —contesta Gavi nervioso.

Cuando dice eso nos deja a los tres perplejos.

Trago saliva.

Ha llegado el momento en el que me tengo que separar de Carla.

Esta vez de verdad.

Tengo que alejarme de Carla para siempre.

Porque mi mejor amigo está enamorado de ella.

GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora