-Esta obra es un FanFiction del futbolista Pedri González.
-El primer Fanfiction dónde el Real Madrid y el FC Barcelona pasarán a ser rivales mucho más allá de los partidos, todo pasará a ser personal e interferir en la vida privada de los futbolist...
Ver a Carla insinuar que no he hecho nada con Lorena por estar pensando en ella me hace reír delante de su cara. Aunque es todo teatro, porque lo que quiero hacer realmente es salir corriendo porque me ha pillado.
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Ferran le dijo a Lorena que yo estaba en Madrid para rehabilitación. Ella aprovechó que tenía un evento de influencers aquí mismo para llamarme e intentar venir a esta diminuta casa para estar conmigo antes de irse al evento.
Al principio no me pareció mala idea, es decir, tenía ganas de desahogarme con alguna y pasar un buen rato y quién mejor que Lorena, que se ofreció para ello.
Pero a medida que pasaba la noche, mientras que escuchaba a Juan roncar y a Carla hablar en sueños me lo comenzaba a plantear; ¿quién se cree Lorena para insultarme de esa manera por teléfono?
Quizás le di demasiada confianza, no es mi novia, y se lo he dejado claro más de una vez. Si ella no es nadie en mi vida no tiene derecho a enfadarse por lo que yo haga o deje de hacer.
Tenía claro que cuando Lorena viniera a casa la iba a mandar a la mierda para siempre, no podia dejar que nadie me hablara de esa manera. Pero antes iba a echar un polvo con ella, eso estaba claro.
Pero para mi sorpresa, tampoco pude.
Cuando Lorena me empezó a dar besos en el cuello y a quitarse la ropa, mi mirada se fijó en la ventana que acababa de romper Carla, y desde entonces ese nombre me perseguía a cada segundo.
Me gustaría pensar que es porque antes la traté un poco mal y me sentía mal por ello.
Por eso, y por nada más.
No podia concentrarme en tirarme a Lorena, de repente dejé de prestarle atención, me intentaba dejar llevar pero mi querido amigo de abajo no respondía.
La voz irritante de Carla me perseguía por la cabeza, junto a su imagen, por lo que frené a Lorena y le dije que no podía, no conseguía hacerlo con ella.
Se enfureció y me preguntó miles de veces el porqué; que si es que no me gustaba ya, o que si es porque estaba jugando con ella.
Se miraba miles de veces al espejo, de arriba a abajo, preguntándose que fallaba si todo estaba como siempre.
En ese instante, por primera vez, comprendí que el físico no lo es todo.
Le pedí que se fuera de mi casa, y como era de esperar su reacción no fue la más bonita. Empezó a gritarme miles de cosas horribles y yo la dejé peleando sola, lo único que le pedí era que me dejara en paz para siempre, que no se acercara a nadie de mi entorno y que no contara nada.
Esto último no le conviene nada, ella es un personaje público si ella cuenta algo, yo también lo haré, pero a malas, me inventaré cualquier cosa y quedará en vergüenza, yo le he avisado y creo que no se arriesgará a averiguar si digo algo o no.
