Capítulo setenta y dos: Deseo

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Narra Carla

Ha pasado un día desde que Pedri y yo jugaramos solos por todo el campo como dos tontos.

Después de que la mitad del equipo me preguntara si me gustara Pedri y de que yo les intentara convencer de que hay más posibilidades de que me enamore de una rata que de él, ha amanecido un nuevo día. Y sinceramente creo que va a ser peor que el de ayer.

Los jefes de la selección española quieren que hagamos una sesión de fotos antes de que nos vayamos a disputar el Mundial por el resto de los países.

Han decidido hacer las sesiones por parejas ¿Y adivinais quién es la mia? Efectivamente; Pedri.

Ya estoy acostumbrada a esto. A que siempre Pedri se atraviese en mi vida.

Al final he llegado a la conclusión de que el destino se empeña en ponerte delante a "esa persona" una y otra vez. Es inevitable pensar que hay un porque, por lo tanto, para ello nos intentamos hacer a la idea de que la casualidad responde a un motivo: una puerta que queda por cerrar, una herida por sanar, un perdón que nunca llegó o un beso que quedó pendiente.

Y no se porqué pero en el fondo deseo que la razón sea eso último.

Estoy llegando al edificio donde se harán las fotografías. Se supone que debemos llevar la equipación de España.

Desde que era pequeña siempre me ha gustado mucho la camiseta de mi selección. Recuerdo que me llamaba mucho la atención el contraste que hacia el color rojo con el amarillo, luego de aquello a medida de que iba creciendo y mi abuelo me empezó a enseñar el fútbol apoyaba mucho a España cuando jugaba el Mundial. En aquel entonces los jugadores eran muy distintos a los de ahora.

Y a pesar de que pasaran los años y a veces mi país perdiera, no dejé de vivir con mucha pasión cada mundial que se hacía.

Los jugadores cambiaron con los años y aún así seguía siempre apoyándolos desde mi casa. De hecho hace unos años, en aquel Mundial del dos mil veintidós era muy fan de Pedri.

Y si, habeis entendido bien; de Pedri.

Para mi cuando se jugaba el Mundial, el Barça y el Madrid dejaban de existir para unirse en un mismo equipo; España.

En el momento del Mundial todos estamos unidos y apoyando, sin importar de equipo seas. Por lo que me daba el lujo de ser fan de algunos jugadores que el resto del año tenía prohibido.

Yo también apoyé a Pedri, tenía su camiseta e incluso una estampita suya de un álbum de cromos. Era mi jugador favorito de la selección española.

Hablo en pasado porque en estos instantes lo odio, pero en su momento, yo era una fan más.

Pero ese secreto se irá conmigo a la tumba, por que estoy más que segura de que no diré nada. Y a mí hermano Juan más le vale no contarlo... Por que en cuanto se le escape algo sin querer se las verá conmigo y él ya sabe cómo soy cuando me enfado.

Al entrar al estudio de fotografías las peluqueras y maquilladoras solo tardan unos segundos en atenderme. Me alisan el pelo y me ponen un poco de base.
Por último me ponen un poco de brillo en los labios y de nuevo me pasan un cepillo por el pelo suelto.

Me acomodo bien la camiseta de España y me levanto de la silla.

Luego de esto se despiden para avisarme de que en diez minutos empezamos con las fotos.

A los segundos Pedri llega y se acerca a mi inmediatamente.

—Buenos días enana —me dice con una sonrisa.

—Buenos días pedazo de imbécil —resuena mi voz para luego forzar una sonrisa.

—Soy fan de tu simpatía. Es en serio eh, admiro la capacidad que tienes para ser siempre tan amable —dice con un cierto toque de ironía y sarcasmo.

Ruedo los ojos aunque luego se me escapa una leve sonrisa.

—¡CINCO MINUTOS PARA EMPEZAR! —grita uno de los fotógrafos.

Camino hasta la posición en donde nos van a hacer las fotos mientras que Pedri me sigue un poco más atrás.

—¿Hasta cuando vas a seguir así? —me pregunta.

—¿Asi como?

—Actuando como que no te gusto—me responde.

Al escuchar esto me giro de inmediato y juraría que mi cara es todo un poema por como Pedri se ríe. De repente escucho como las cámaras se encienden y el sonido de las capturas de fotografías comienzan a volar por la sala pero como los fotógrafos aún no nos han avisado de que empezamos, no le doy importancia, simplemente sigo hablando con Pedri.

—Pues.. hasta que me gustes —contesto con obviedad.

—Osea que deberías de haberlo admitido hace medio año —enarca las cejas haciéndose el interesante.

—Eres...

Pero no me deja acabar para seguir él la frase.

—¿Perfecto? Si, ya lo sé, gracias.

Me río con ironía ante la respuesta. Luego me agarro el puente de la nariz desesperada.

—Iba a decir que eres un engreido, chulo, egocéntrico, mal criado, maleducado... Y desesperado —digo mientras cuento con los dedos cada uno de mis adjetivos.

—¿Perdón? . —dice mientras se lleva la mano al pecho haciéndose el dramático —. ¿Has dicho desesperado?

Asiento mientras intento disimular una risa.

—Fuiste tú la que me besaste en el armario —dice para ponerme un dedo índice en el hombro acusándome.

—Fue por la apuesta —digo bajándoselo de inmediato.

De nuevo me quedo agarrando su mano sin darme cuenta.
Él tampoco me suelta.

—Joder pues tenemos que hacer más apuestas todos los días

Otra vez sonrio. ¿Pero qué me pasa?

—Además a mi me gusta Gavi —le recalco.

De repente su rostro pasa a ser totalmente serio y su mirada entre cerrada. Pero en cuestión de segundos observa atentamente nuestras manos y no tarda en sonreír picaramente de nuevo.

—¿Entonces porque me tienes agarrado de la mano?

Rápido abro los ojos como platos y le suelto disimulando.
Como ve que me he quedado sin habla, continúa él la conversación.

—Además... Que yo sepa con Gavi aún no te has besado ¿no? —suena de nuevo su voz egocéntrica.

Rehuyo la mirada hacia el suelo y es cuando se acerca un poco a mi oído para hablarme.

—¿Vas a seguir diciendo que solo me besaste por la apuesta? —susurra.

Asiento nerviosa, no quiero hablar para que no note mi voz temblorosa.

—Venga ya Carla, no te puedes resistir cuando estoy cerca.

—Claro que puedo.

—Si estas tan segura, cuando acabe la sesión de fotos nos vemos en el cuarto de baño del primer pasillo.

Trago saliva, se que quiere que estemos encerrados juntos para intentar provocarme y hacer que me trague mis palabras.

De repente uno de los directores de la sesión de fotos se acerca a nosotros.

—Chicos ya hemos acabado la sesión de fotos. Ya podéis iros.

—¿Qué? ¿Pero si aún no habíamos empezado no? —articulo incrédula.

—Llevamos un rato haciendo fotos. Habeis estado casi todo el tiempo sonriendo entre vosotros y agarrados de la mano. Nos habeis dado un material perfecto. Tenéis una química increíble, en serio.

Me quedo con la boca abierta, mientras que veo de reojo como Pedri se ríe picaramente como si se hubiera salido con la suya.

Rápido se acerca a mi oído de nuevo y me susurra :

—Te espero en los baños, Carlita.

GOL ( Pedri González )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora