TRES

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El restaurante al que Off me llevó era pequeño y pintoresco. Las paredes estaban pintadas de rojo profundo, Off eligió una cabina en la esquina para nosotros. En la pared junto a nuestra mesa colgaba una foto del restaurante desde cuando abrió en 1953. La foto en blanco y negro mostraba el exterior del restaurante, luciendo mucho como lo hacía ahora, con un hombre y una mujer parados debajo del gran cartel sonriendo felizmente.

—Este es el mejor restaurante de la ciudad— dijo Off una vez que estábamos sentados cómodamente.

—Es bonito— contesté con sinceridad.

Off sonrió, esta vez una sonrisa real y no una de sus sonrisas fingidas.

—Mi papá solía traerme aquí a tomar batidos todo el tiempo— me dijo felizmente. Podía sentir la nostalgia irradiando de él.

—¿Cuál es el mejor batido que puedo conseguir aquí?— Pregunté con una sonrisa.

Fue agradable ver a Off de esta manera. No estaba siendo demasiado cool y suave como siempre. Estaba siendo natural, feliz, y él.

—Uno clásico, de chocolate— dijo serio —Definitivamente chocolate con crema y una cereza.

—Las cerezas son asquerosas— Lo miré disgusto.

—Lo siento Gun, no creo que esta amistad vaya a funcionar— Off jadeó, sosteniendo su mano en el pecho.

—Qué tal si ambos conseguimos un batido y te dono mi cereza— Me reí y agité la cabeza ante su dramática reacción.

—Amistad restaurada— Off sonrió y se rogó los dedos.

Cuando la camarera vino, los dos ordenamos hamburguesas y batidos. Off me aseguró que tenía que probar sus hamburguesas ya que, junto con los batidos, eran su cosa favorita del pequeño restaurante. Desearía que tuviéramos un lugar como este en nuestras vías. Lo más parecido que se me ocurrió fue la panadería. Aparte de eso, todo lo que teníamos eran restaurantes de cadena, nada especial. ¿Por qué un lugar como este pertenecía al territorio de los Caballeros?

—¿Vienes mucho por aquí?— Le pregunté a Off después de que la camarera se alejó.

—Vengo aquí con mis amigos y el equipo tiene una tradición, también— asintió.

—¿Una tradición?

—Venimos aquí todos los años al final de la semana del infierno— Off asintó de nuevo.

—¿En serio me trajiste a un lugar donde pasan el rato los Caballeros?— Casi me atraganté en el acto.

—Tal vez estoy tratando de convertirte— sugirió Off con una sonrisa.

—Ni te molestes. Black me mataría— respondí justo antes de que la camarera nos trajera nuestros batidos.

Después de que la camarera dejara nuestra mesa con la promesa de que nuestras hamburguesas estarían pronto, saqué la cereza de mi batido y la metí en la de Off como le dije que haría. Me miró agradecido antes de tomar una de las cerezas y colocarla en su boca, sacándola del tallo y comiendo la cereza felizmente.

Le sonreí antes de llevarme la paja en la boca y beber mi batido. Al instante me consumió el sabor cuando el líquido entró en mi boca. El batido era dulce, pero no demasiado. Esta consistencia era lo suficientemente sólida como para casi parecerse a un helado, pero lo suficientemente liquida como para ser una bebida cremosa. Era el mejor batido que había probado. Se sintió como una fiesta en mis papilas gustativas.

—Es increíble, ¿verdad?— Off preguntó cuando vio la mirada en mi cara.

—Esto está tan bueno— Asentí emocionado.

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