KNIGHT

SIETE

Nunca fui de los que se preocupaban demasiado por lo que otros pensaran. No era que tuviera mucha confianza como mi hermano, pero más bien no lo pensé. Algo había cambiado en mí recientemente y de repente sentí que me estaba asfixiando con la inseguridad. Eso podría haber empezado cuando conocí a Off, pero no podía estar muy seguro. La incertidumbre que sentí a su alrededor me hizo sentir tan fuera de control y me preocupé por lo que pensaba sobre cada movimiento. Me preocupaba que mi atracción hacia él fuera unilateral, a pesar de que al principio no parecía así.

Off nunca respondió a mi mensaje.

Revisé mi teléfono como un tonto el resto del fin de semana quedando insatisfecho. Cuando llegó a trabajar el lunes por la tarde, no sabía cómo actuar a su alrededor. Lo que habíamos compartido juntos no parecía importar y temí que, si preguntaba, parecería desesperado.

—¿En qué estás pensando?— Off me sacó de mis pensamientos, haciéndome enfrentarme a él, mientras los dos nos apoyábamos contra el mostrador.

—Nada— mentí.

—Te veías como si estuvieras perdido tus pensamientos— Off tenía una expresión reflexiva en su cara.

Me encogí de hombros, sin saber qué más decir. No quería hablar de mis pensamientos con él, especialmente cuando se trataban sobre él.

—De todos modos— comenzó Off, despejandose la garganta. —Estaba pensando que podríamos salir este fin de semana.

Lo que dijo me hizo levantarme y estaba seguro de que lo notó por la forma en que mi postura se enderezó y cómo mi expresión una vez sombría se ilumino excepcionalmente.

—Claro— contesté casualmente, asintiendo lentamente.

La idea de estar a solas con Off era emocionante, pero se sentía como si estuviéramos violando una ley y supongo que lo hacíamos. El pensamiento era estimulante y desgarrador al mismo tiempo. Estar cerca de Off hizo que mis nervios estallaran, pero la amenaza añadida de ser descubiertos juntos fue casi dominante.

—En mi casa— añadió —solos.

Off se acercó a mí con una sonrisa burlona. Su mano derecha entró en contacto con mi cadera, apretándola ligeramente, iba acortando nuestra proximidad, mientras su pulgar encontraba su camino bajo mi camisa y cepillaba de ida y vuelta sobre mi piel desnuda.

—Suena bien— murmuré en voz baja, tratando de mantener mi compostura. Era como si supiera exactamente lo que provocaba en mí y lo estuviera usando a su favor.

Ojalá tuviera la confianza de darle una probada de su propia medicina, pero cuando no tenía ni idea de dónde estábamos como amigos, o más, ni siquiera podía tener la idea de hacer un movimiento.

Off se rió ligeramente ante mi evidente incomodidad y se quitó la mano de mi piel, pero continuo de pie cerca de mí. Parecía que no podía respirar, sin embargo, todavía no quería que se alejara de mí. Nos quedamos callados por unos momentos, mirándonos con expresiones en blanco. Quería mirar hacia otro lado, pero era como si Off me hubiera paralizado y no pudiera mirar a ninguna parte excepto a él.

—Debemos empezar a cerrar— dijo Off de repente, alejándose de mí.

Me despejé la garganta y asentí de acuerdo, apartando mi mirada de él para ocultar mi piel ruborizada. Off caminó a mi lado para ir a hacer el registro, mientras salía al frente de la tienda para empezar a poner las sillas encima de las mesas.

Off se unió a mí poco después de terminar con el registro. Sacó una escoba y empezó a barrer donde ya había recogido las sillas. Los únicos sonidos que llenaron el aire fueron el golpe de luz de las sillas mientras los colocaba en las mesas y el ruido espeluznante mientras Off arrastraba la escoba en el suelo. Empezó a tararear una melodía que me hizo mirarlo.