VEINTITRÉS

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Off

Nadie en toda esta maldita escuela mantenía el nombre de Gun fuera de sus sucias bocas. Estuvieron encantados en cuanto se supo todo este drama, celebraban el hecho de que había hecho una de las únicas cosas que molestarían a Black Phunsawat. Black siempre fue concentrado y acertado, el máximo competidor. Pero esto lo molestaría hasta la medula y todos en mi escuela estaban eufóricos por ello.

¿A alguien le importaba la gente que fue herida?, ¿A alguien le importaba como esto había dañado a Gun?

No, nadie. A nadie le importó quién salía herido mientras los Caballeros tuvieran una ventaja en el partido del viernes por la noche.

Me daba asco, pero no tenía a nadie a quien culpar a excepción de mí mismo.

Todo lo que tenía que hacer era decirle a todo el mundo que mi relación con Gun era real, no una estrategia para molestar a Black, pero no podía hacerlo. Todo lo que tenía que hacer el otro día era explicárselo a Gun cuando me dio la oportunidad, pero yo solo me quedé mirándolo como un idiota.

Las inseguridades que ni siquiera sabía que tenía me habían arrastrado, obligándome a permanecer callado y cómplice de esto, mientras la gente a mi alrededor me trataba como a un Dios por algo que me avergonzaba. Me avergonzaba de mí mismo por no confesar lo que había hecho y por no esforzarme más para luchar por Gun, pero por alguna razón, no pude hacerlo.

Caminé pesadamente por el pasillo, ignorando a todos a mi alrededor mientras despejaban un camino para que yo pasara. Reprimí una burla ante sus acciones. La gente se estaba separando para crear un camino para mí como si yo fuera una criatura poderosa. Esto era patético y odiaba todo.

Finalmente, llegué en el vestuario donde la mayor parte de mi equipo ya estaba esperando. Me recibieron con palmadas en el hombro y sonrisas de satisfacción a las que no respondí. Ignorando a todo el mundo, llegué hasta mi propio casillero y abrí la puerta. Sentía un dolor en mi hombro, pero lo ignoré. Leo estaba a mi lado, sin decir nada, mientras yo tomaba todo lo que necesitaba para la práctica.

—Amigo— susurró Leo, asegurándose que nadie a nuestro alrededor podía oírnos hablar —¿Al menos podrías actuar un poco feliz?, Todo el mundo está emocionado.

Fruncí el ceño y me giré hacia él, para responderle claramente y sin importarme que todos los demás pudieran escuchar. Tal vez, ellos también necesitaban escucharlo.

—Ese es problema de todos ustedes— Grité, señalando al resto del equipo —Están actuando como si ya hubiéramos ganado y ni siquiera hemos jugado todavía. Con ese tipo de actitud, tal vez ni siquiera merecemos ganar.

Una cosa que odiaba de este equipo era que muchos tenían egos del tamaño de Canadá. Eran arrogantes y ni siquiera trataban de ocultarlo. Ese tipo de actitud no te llevaría a ninguna parte en la vida. Si pensaban que ya eran ganadores antes de pisar el terreno de juego, no tendríamos ninguna oportunidad.

Por supuesto, quería ganar. Había hablado con un caza talentos de la UCF más temprano en la mañana y me dijo que asistiría al partido. Quería impresionar porque tenía algo en juego. La mayoría de los chicos del equipo no estaban siendo evaluados por escuelas D1, así que no tenían idea de qué tipo de presión estaba sobre mí el viernes por la noche. Si no estuvieran jugando con todo su potencial, no había manera de que yo pudiera jugar con el mío.

—Todos vayan al campo— exigí, cerrando duramente la puerta de mi casillero—Tenemos mucho trabajo que hacer si todos van a estar actuando así.

Esto llamó la atención de todos en el vestuario. Me estaban mirando de manera confusa, como si no pudieran creer que no estuviera tan emocionado como ellos.

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