KNIGHT

DIECIOCHO

ADVERTENCIA.

Mención sobre depresión, suicidio y consumo de drogas.

Off

Estaba al descubierto ahora, el secreto que mejor había estado guardando y que había estado creando una gran distancia entre Gun y yo. Decirle no me había quitado un peso del pecho ya que desde que lo dije se mantuvo sentado allí, aturdido. Como si no estuviera seguro sobre qué decir. Parecía estar guardando sus palabras y que su mente se había quedado en blanco.

Decirle a Gun sobre mi madre era algo que sabía que tenía que hacer. No podría mantener en secreto grandes partes de mi vida si íbamos a tener una relación. No es así como la vida funcionaba.

—¿Puedes decir algo?— Murmuré impaciente, mis ojos se estrechando involuntariamente al chico aturdido a mi lado.

—Lo siento— dijo mientras sacudía la cabeza, era como si estuviera tratando de ordenar algunos pensamientos —Sólo no esperaba eso.

Gun me miró con una mirada suave y apenada en su cara. Sus ojos brillaban con simpatía, simpatía que yo no quería pero que aceptaría con mucho gusto si viniera de él. Cualquier cosa era mejor que él se fuera furioso para no volver a hablarme, jamás.

Respiré profundamente, preparándome para empezar a explicar la situación antes de que Gun extendiera la mano para tocar la mía, deteniéndome.

—No tienes que decir nada más— me dijo con una expresión preocupada —Nunca debí haberte acusado de nada...

—Gun— le dije en voz baja —Está bien. Necesito decirte esto, para sacarlo de mi pecho— No quería que hubiera secretos entre nosotros y este era el más grande que tenía. Necesitaba decírselo.

Gun asintió, pero no dijo nada más, animándome a seguir. No sabía por qué me había sentido tan nervioso por contarle esto antes. Una parte de mí estaba preocupaba que me viera diferente y no quisiera tener nada que ver conmigo, pero otra parte de mí no quería que juzgara a mi madre. Ella ya se sentía bastante mal por haber sido encerrada.

—No es una gran historia— empecé con una risa sin humor, mirando hacia mis zapatos —Sucedió después de la muerte de mi padre.

Escuché que Gun soltar un jadeo sorprendido. La muerte de mi padre no era un secreto y supuse que la mayoría de la gente por aquí lo sabía, pero nadie dijo una palabra de ello. Fue demasiado trágico.

—No me di cuenta en ese momento, pero mi papá estaba muy deprimido hace unos seis años— seguí mirando a Gun para ver que tenía toda su atención. Su cabello cayó sobre su frente de la forma en que me gustaba, luciendo deliberadamente desordenado y haciendo que quisiera pasar mis dedos por él.

—Un día después de la cena, hace unos cinco años, mi padre subió primero a la habitación que compartía con mi madre y el resto de nosotros nos quedamos abajo— dije, sintiendo que mi voz se hacía más pesada—Éramos Jonah, mi mamá y yo.

—Unos minutos después— me detuve, respirando hondo antes de continuar —hubo un disparo.

Gun agarró mi mano con fuerza, llevándosela a su boca para darme un beso casto mientras yo hacía una larga pausa antes de aclararme la garganta y empezar de nuevo.

—Mamá y Jonah subieron las escaleras y cuando fui a seguirlos, Jonah me empujó hacia atrás y me dijo que me quedara abajo— dije mirando hacia nuestras manos entrelazadas —Algunos segundos después mi mamá gritó como nunca antes había oído gritar a nadie.

Era verdad. El sonido de su grito fue tan ensordecedor que recuerdo que se erizaron los bellos en mis brazos cuando lo escuché. Después del grito inicial, hubo sollozos que parecían no provenir de un humano.