OCHO

169 22 0
                                    

En la escuela siempre me había ido bien muy fácilmente. Era raro si alguna vez estudiaba para obtener buenas notas y nunca tuve que pasar demasiado tiempo en las tareas. Así que cuando mi profesor de inglés nos permitió comenzar nuestra tarea en clase, la terminé rápidamente y me puse mis audífonos para escuchar la lista de reproducción que había hecho para Off.

Mike me tocó el hombro, haciéndome señas para que me quitara los audífonos.

—¿Puedes ayudarme con esto?— preguntó señalando su libro.

La tarea era hacer una lectura del libro que estábamos leyendo y anotar cosas que notamos al mismo tiempo respondiendo algunas preguntas.

—Sólo escribe sobre las imágenes— contesté. —Hay un montón.

—Nunca sé qué hacer con esto— Mike gimoteo.

—Sí, lo haces— Rodé los ojos.

—Realmente no— argumentó a lo que simplemente lo ignoré, poniéndome mis auriculares de nuevo y descansando mi cabeza en mi escritorio.

Fue entonces cuando Mike me miró, arqueando su ceja cuando sus ojos se concentraron sobre mi cuello. Me apuntó con el dedo y me sacó uno de los audífonos de la oreja. Le envié una mirada molesta, estrechando mis ojos, antes de sacar el otro y sentarme.

—¿Qué?— hablé con fuerza en un susurro.

—¿Con quién te has estado besando?— preguntó en un tono acusador.

—¿De qué estás hablando?

—Tienes un chupetón— Mike llevó su dedo hacía mi cuello.

Por supuesto, sabía que tenía un chupetón. Tenía varios en realidad. Estaban medio desvanecidos, pero aun así que todavía eran bastante prominentes. Al vestirme esta mañana, había elegido a propósito una camisa que cubriría los moretones en mi cuello, pero la forma en que estaba sentado debe haber hecho al menos uno visible.

—Eso no es un chupetón— dije tratando de sonar indiferente.

—¿Oh sí?, ¿Entonces, qué es?— Fue el turno de Mike en rodar los ojos.

—Es... una marca de nacimiento— mentí, hablando despacio. —Sí, una marca de nacimiento.

—Realmente convincente— contestó Mike sarcásticamente, dejando morir el tema.

Pronto terminó la clase y nos dirigimos a reunirnos con el resto de nuestros amigos para almorzar. No pasó mucho tiempo para que Mike levantara mi camisa y expusiera mi chupetón a Janhae y Ssing. Ssing soltó un silbido mientras Janhae jadeaba fuerte.

—Excelente, amigo— felicitó Ssing, golpeándome el hombro a la ligera.

Agité la cabeza intentando restarle importancia.

—¿Quién demonios te hizo eso?— Janhae interrogó, luciendo desconcertada.

—No importa— Me encogí de hombros.

—¿No importa?— Janhae se burlaba. —Tienes que decirles a tus mejores amigos con quien estás durmiendo.

—No, no lo tiene. No chismeamos como las chicas— Ssing agitó la cabeza.

Janhae y Ssing empezaron a discutir y por una vez, me alegré. Si supieran exactamente con quién había estado. Mike ignoró a nuestros otros amigos y comenzó a mirarme con una mirada reflexiva, poniendo su mano en su barbilla.

—¿Qué?— Le pregunté con las cejas levantadas. No me había gustado sentir que me estaba analizando.

—Sólo estoy pensando— respondió Mike.

KNIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora