Todo el camino, cuando llegamos a la estación de tren y aun cuando estaba a punto de subir, tía Sara insistía en que me quedase con ella, que me pensara mejor las cosas. Yo no le había contado la verdadera razón del porqué me quería ir, sentía que algo más se ocultaba detrás de su insistencia, pero en ese entonces, no le tomé tanta importancia, lo único que quería era alejarme y estar con mamá.
—Alex, pase lo que pase, sabes que estoy contigo ¿si? Llámame las veces que necesites y en el momento en que quieras volver, iré por ti o te esperaré acá mismo. ¿Está bien? —asentí—Trata bien a tu madre, bueno, a tu padre también, ya lo sabes, pero por favor, asegúrate de que ella no te vea triste, sonríele cada vez que te esté mirando. Conversen, paseen por el jardín...
—Sí tía, el tren ya...
—Oh sí... el tren, bueno... ¿Me escribirás?—asentí, nos dimos un abrazo y me subí.
Cuando llegué, busqué a mamá con la mirada por todas partes de la estación, pero en su lugar, solo estaba papá
—¿Papá?—me pregunté, ya que eso nunca me lo hubiese esperado. Él no salía, menos sin mamá y mucho menos si era para encontrarse conmigo, a solas. Como era obvio, su rostro no reflejaba ningún signo de alegría por verme ahí. "En el fondo te quiere, a su manera" me repetía lo que mamá me decía cada vez que me notaba ver a papá con algo de desilusión. "En el fondo te quiere, a su manera" "En el fondo te quiere, a su manera" Y por fin me hallaba frente a él.
—Yo... Hola, papá.
—Dame tu mochila. Y vámonos—no dijo eso con tono odioso, pero, tampoco me pareció que fuese dulce.
—¿Y...?
—Tu mamá está muy ocupada con el trabajo, como decidiste de la noche a la mañana volver, las personas no están siempre disponibles para cuando los demás se les antoja. Hay quienes tenemos que trabajar.
—Ya veo—fue lo último que dije hasta que llegamos a la finca y me encontré en la entrada a uno de los hijos de los señores.
—¡Vaya! ¡Cómo has crecido desde la última vez que te vi!—los hijos de la señora tenían más de dos años de no haberme visto. Aunque yo había venido una vez en todo ese tiempo, ellos asistían al colegio, y por la distancia, se quedaban cerca de allí. Eran poquísimas las veces que volvían a la finca y ahora que estaban a punto de entrar en la universidad, quizá se volverían como yo con mamá. Dejé a papá solo con mi maleta y me fui corriendo a buscar a mamá. Corrí directamente hacia los jardines.
Era un día muy bonito y no encontrarla allí, sería imposible, pero... no estaba. El jardín no lucía tan alegre sin la silueta de mamá irradiando luz lo que hizo que me entrara algo de nostalgia. La busqué alrededor de los corrales, algunas veces le gustaba ir a ver cómo estaban los animales pero, tampoco. Aunque era extraño que mamá estuviese en la cocina en horas donde no había qué cocinar, fui a buscarla pero, tampoco. El único lugar en el que ella podría estar, era en su cuarto, pero con un sol radiante y a una hora tan temprana, para que ella estuviese ahí, seria porque estaba enferma y ciertamente, no recuerdo haber visto esa escena.
—¿Mamá?
—¿Cariño? disculpa, me he quedado dormida—se sentó quedando recostada en el espaldar de la cama y me pidió sentarme a su lado. No pude ocultar las expresiones en mi rostro de asombro mezclado con algo de confusión. La mujer sentada en aquella cama, no parecía en absoluto la que tanto me gustaba admirar en el jardín. Se había cortado el cabello hasta quedar de unos tres centímetros (nunca había cambiado el largo) su flequillo seguía intacto, pero parecía como si tanta envidia que las demás mujeres le habían tenido por su cabello por fin había tenido algún efecto... ya no se veía con la misma vida con la que solía lucir. No estaba sentada erguida, como la dama elegante que había sido, ahora estaba jorobada, los hombros parecían los de una muñeca de trapo vieja, le colgaban a los lados y tenía muchas arruguitas pequeñas bajo sus ojos. Parecía haber envejecido veinticinco años de golpe.
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Lágrimas del destino.
RomanceAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.