Capítulo 27

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Tras la muerte del hermano de Alex muchas cosas cambiaron. Ella no terminó el año que le faltaba de carrera en Costa Rica, en cambio se transfirió a una universidad en el área donde vivíamos, así pasaría más tiempo con su madre. A ambas les costó mucho trabajo reponerse de la partida. La señora Bloom había comenzado al menos a intentar salir de la cama y vestirse como solía hacerlo. Seguía sin cruzar palabra con su marido, con la única con la que pocas veces cruzaba palabra era con Alex. El señor Bloom supongo que había empezado a sentirse algo culpable por la vida no tan feliz que estaban teniendo las personas a su alrededor a causa suya, así que constantemente se encargaba de trabajos en el extranjero que requerían su presencia varias semanas.

—¿No era más sencillo que se separara de su esposa?—me interrogó el señor Tiburcio

—Lo mismo me pregunté.

Después de un año ya yo me encontraba cursando mi especialidad y había comenzado a trabajar como asistente de enfermería en el hospital central. Alex estaba cercana a concluir su carrera y poco a poco había empezado a visitarla en casa de su madre (cuando el señor Bloom no estaba presente).

Un día, sabiendo que Alex no estaría en casa decidí ir a charlar con la señora. Habían cosas que se me habían estado cruzando por la cabeza hace un buen tiempo, quería compartírselas y deseaba saber su opinión.

—¿Señora Bloom? ¿Cómo está usted hoy? ¿Me permite pasar?—le dije cuando me la encontré de pie mirando las plantas en el camino que daba a la puerta principal.

—Hola, si sabes que Alex no está ¿verdad?—asentí—Qué halagador, vienes a visitarme a mi... Justo hoy por la mañana desperté algo nostálgica y recordé aquel día en el que tuviste la idea de ir de compras—me miró y mostró una ligera sonrisa—¿Quieres un té?—hacia mucho que no me ofrecía su bebida favorita

—Será un gusto—dije mientras la seguía hasta la cocina

—¿Cómo te siente ahora? Digo, ya trabajas en un hospital, estas estudiando tu especialidad... ¡Vaya que el tiempo pasa deprisa!—Puso agua en una tetera para hervirla

—Justo de eso quería conversar con usted hoy—se volteó y arqueó sus cejas

—¿De cómo está tu vida hoy?

—Más de cómo quiero que esté mi vida mañana—y esas palabras la intrigaron tanto que corrió a sentarse en el banco que estaba justo en frente de mi

—¿Qué pasa con tu futuro?

—He sido paciente con la mayoría de las cosas que he querido en mi vida, he ido escalando a pesar de que los caminos no siempre han sido los más calmos, pero es que no sé

—¿No sabes qué?—me dijo acercando su cabeza un poco más para verme mejor

—Desde que ciertas ideas se cruzaron por mi mente me dije que iría paso por paso ¿así no deben hacerse las cosas? y entonces quería esperar hasta graduarme por completo, tener un mejor trabajo y poder tener una ca

—¿No?—dijo alzando la voz como nunca en la vida la había visto hacerlo

—¿No qué?—y sonrió mientras se hacia para atrás recostando su espalda en el espaldar de la silla. Suspiró alegre

—¿Quieres hacerlo ahora? ¿Casarte con ella?—me sentí algo apenado cuando ella lo dijo en voz alta

—Quiero proponérselo, pero también me gustaría escuchar que piensa usted al respecto

—¿Qué pienso yo? ¡Qué deberías haberlo hecho hace mucho tiempo!—dijo levantando sus manos al aire—No, no, perdón es que ¿me siento emocionada? Bueno si el señor Bloom me escuchara decir esto seguramente...—pero no completó la oración—Siempre he creído que su amor es increíble. Soy fan de ustedes—dijo eso último por lo bajo—Y deseo que al menos Alex pueda llegar a ser feliz en esta familia. ¿Sabes? a veces planear tanto las cosas solo las vuelve complicadas, hace que pierda la emoción por completo. Con el tiempo me he dado cuenta de qué cosas valen la pena en realidad. No importa si tienen que dormir en el suelo un tiempo, lo que importa es que sigan calentando lo que hay aquí—señaló mi pecho—que nunca permitan que nadie les arruine lo que tanto trabajo les ha costado mantener...—Se levantó mientras yo reflexionaba. Puso una taza con un sobre de té frente a mi y otra frente a su sitio

Lágrimas del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora