Después que Alex se marchara, traté de aprovechar el tiempo a solas para decidir qué hacer, pero mi cerebro parecía tener un circuito. Quería volver, quería empezar la secundaria, ver a Alex, pero sabía que seguir cerca de ella de cierta manera nos traería problemas a ambos. Tenía que pensar no solo en ella, en mí también. Fui por las ovejas y bajamos la montaña, necesitaba que acabase ese día.
—¿Volviste?—me preguntó mamá desde su cuarto
—Sí, me daré un baño
—¿Puedes venir primero?—quería evitar a toda costa una conversación, pero no podía decir que no—¿Qué tal la has pasado hoy? ¿Ha habido algo nuevo?—sentía como si ella supiese lo de Alex y me estuviera preguntando todo aquello con la única finalidad de escucharlo salir de mi boca, pero no quise mencionarlo
—No. Todo normal.
—¿Comiste lo qué preparé para ti?—con todo lo que había sucedido, no recordé sacar la comida de la mochila y me daba vergüenza admitirlo
—Claro.
—Alex ¿por qué volviste a casa?
—Porque los extrañaba
—La verdad Alex.
—Esa es la verdad.
—Te conozco, podría decir que hasta más que a mi misma. Sé que has estado más tiempo con tu tía que conmigo, pero eso no quita que siga siendo tu madre. Te cargué en mi vientre casi los nueve meses, no hay algo de ti que no sepa, pero me gustaría que tu mismo me contaras las cosas.
—Yo...
—¿Recuerdas por qué te fuiste?—asentí—Exacto, te fuiste para cumplir tu sueño y en cada carta que me has escrito no has hecho más que hablar de lo feliz que estás allá. Sé que pasó algo de lo que no te sientes cómodo como para charlarlo, pero mi corazón me dice que eso que te hizo volver no es lo suficientemente grave como para que lances todo por la borda. La vida no siempre es fácil y ahora te estás dando cuenta. Debes saber que lo que hoy te hace dudar, no será la única piedra que llegues a encontrar en tu camino. Habrá muchas y unas serán más grandes que otras. Lo que importa es que no te pierdas del camino y seas capaz de saltar cada vez que te topes con algo que se te atraviese. ¿Me entiendes?
—Sí, pero-
—¿Pero qué?
—¿Y si te necesito? ¿Y si tú me necesitas?
—Siempre vamos a estar aquí—señaló mi corazón—tú en el mío y yo en el tuyo. No importa que tan lejos o cerca estemos, te sentiré a mi lado.
—Pero-
—Basta de peros Alex. Tú y yo sabemos que lo único que debes hacer es tomar un tren, volver con tu tía, con tus compañeros, acabar la primaria, disfrutar la secundaria, estudiar la carrera que te haga feliz y vivir cada día como si fuese el último. No te ates a mí, ni a tu padre, ni siquiera a tu tía Sara, a nadie. Yo cumplí mi sueño. Tu tía el suyo. ¿Por qué serias diferente? Si por el contrario, tu meta en la vida ha cambiado, te entenderé, pero en tus ojos veo que no es así.
—Gracias mamá—ella me indicó que la abrazara— Pero ¿tú estás bien verdad? y si algo pasara me lo dirías ¿no?
—¿Cómo podría estar mal si ahora sé que tú has puesto aún más hermosas a mis plantas?
—Aún no he acabado
—Pero están preciosas. Llamaré a tu tía para decirle que mañana te irás.
—¡No!
—¿No?
—Es que ¿podría ser pasado mañana? Estaba pensando en que si tú... papá y yo pudiésemos tener un día de campo.
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Lágrimas del destino.
RomantizmAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.