Hubiera esperado hasta que aquella persona que había trepado la montaña fuese papá, pero verdaderamente nunca se me hubiese cruzado por la cabeza que sería Alex.
—¿La chica?—me preguntó el tipo sin cuello
—Sí, Alex.
—Pero ¿Cómo?
—Resulta que, como ya había dicho, los padres de ella compraban algunas cosas que se producía en la finca de los señores, bueno, únicamente había llegado a ver a su padre, nunca había visto a su madre pisar aquel suelo, pero Alex había escuchado los planes que su padre tenía para esa tarde, ir a comprar algunas cosas mientras visitaba a sus buenos amigos, así que ella hizo todo lo posible para persuadir a la señora Bloom a que convenciese al esposo de llevarla consigo para observar el paisaje y respirar un poco de aire fresco y así, poder ir ella también, con el propósito de esperar con la mujer en el auto porque no le gustaba bajar cuando el señor Bloom hablaba con sus amigos o cuando hacia negocios, ya que le parecía extremadamente aburrido y nunca se sentía parte de. El punto es que Alex había hecho todo aquello con un único objetivo: encontrarme a mí y conocer sus razones era una de las cosas que más me interesaba en ese momento.
—Te he extrañado Alex—dijo ella jadeando muchísimo—Corrí cuesta arriba, me llevó solo unos minutos.
—¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Cómo sabías que me había venido con mis padres? Tú...¿hablaste con mamá?
—No... no he tenido el placer de toparme con ella. Yo... espero que no te enojes, pero busqué a tu tía y hablé con ella.
—¿Hablaste con la tía Sara?
—Sabía que no podía llegar a su apartamento por dos razones, la primera, papá me mat—se detuvo—papá se molestaría mucho que fuera a un sitio donde no fui invitada... y segundo, para poder encontrarme con ella, habría tenido que ir a media noche, ya sabes, por su trabajo.
—¿Entonces cómo te comunicaste con ella?
—Bueno, busqué su número, pero ¿tu tía no tiene celular?
—Ni siquiera tenemos teléfono en el departamento. Dice que con tanto trabajo, tener una manera de que puedan comunicarse con ella mientras está fuera, sería algo que no podría soportar.
—Ya veo...
—¿Entonces...?
—Luego de no dar con ningún número personal, encontré la dirección de su trabajo
—¿Fuiste hasta allá?
—No... Llamé. Fue muy amable. Si algún amigo mío llamase a papá a su trabajo por alguna cosa así, creo que se molestaría, no, no lo creo ¡Estoy segura! Ella me reconoció de inmediato dijo que...¿tú le has hablado mucho de mí?-titubee un momento. Aunque me emocionaba tenerla frente a mí, no era fácil olvidar lo que había sucedido, por eso no quería que fuese tan obvio cuan feliz me hacía verla frente a mí.
—Bueno, hemos sido amigos por más que solo un par de años... Bueno, o lo éramos, así que—ella me interrumpió
—Por eso estoy aquí. ¿Crees que me estaría jugando el pellejo si no te quisiera? Papá ni siquiera se imagina que vine hasta acá, y necesito ser rápida o, sino mamá se dará cuenta de que no salí del auto para recoger flores.
—No tienes que arriesgar tu piel.
—Si para no perderte tengo que hacer algo así, lo haré.
—Exactamente ¿Qué es lo que haces aquí? Tienes todo y yo solo... soy yo, y nada más tú—me interrumpió nuevamente
—No, Alex...no eres solo tú y ya... sin ti yo... hay cosas que los demás no notan y cuando ven a alguien sonreír piensan que ¡Me enojan tanto!—comenzó a tomar el papel de la señora enfadada que solía actuar cuando de verdad algo le molestaba—es que ¿acaso creen que porque alguien sonríe tiene toda su vida resulta? ¿Qué cuando camina va a dejando un camino de flores y suena música instrumental de fondo? No... no es así. Y mucho tienes tú que ver con que yo sonría a pesar de cosas que...
—Sé que hay cosas que nos reservamos y no soy tonto Alex, sé también que me proteges, que nunca quieres lastimarme, pero no puedo hacer nada para reparar lo que te hizo enfadar ese día en la escuela, te dije que yo no fui y más armas para defenderme, no tengo.
—Y yo me siento pésima por no haber confiado en ti, es que todo...
—¿Todo calzaba a la perfección? Pues no, no todo, faltaba el detalle más grande: darse cuenta de quien soy. Y tú, lo olvidaste.
—Si tú hubieras estado en mi lugar tú—
—No... yo nunca habría desconfiado de ti
—Necesito que hagas silencio, se me está acabando el tiempo—asentí con el ceño fruncido—ese día, si, lo sé, desconfié de ti, dudé de mi mejor amigo, pero siempre he estado sola, y gracias a papá, antes de ti nunca pude tener al menos una compañera leal que jugara conmigo de vez en vez sin que hubiese un negocio detrás. "Vendrá el señor Thompson, traerá a su hija, encárgate de que le hable muy bien de ti y de nosotros a su padre cuando se marche". Para alguien cuyas amistades han sido de esa manera, en un momento de debilidad, que parezca que la única persona que te quiere sin importar quien eres parezca haberte traicionado, te hace dudar. Fue mi culpa, pero también soy humana... y, a veces, solo a veces, me equivoco y olvido que papá es... bueno, no es alguien que ama a su prójimo por decirlo de alguna manera. Tuvieron que pasar unos cuantos días hasta que me di cuenta de... de cosas que...
—Tranquila, te entiendo, no tienes que darme todos los detalles
—Gracias. Me di cuenta de que tú no habías sido... Me fui a la cama temprano para poder llegar veinte minutos antes. Te esperé en la entrada hasta que ya no me lo permitieron. Te guardé un sitio junto a mí, pero no llegaste, fue muy tarde para disculparme. Primero creí que quizá habías tomado un resfriado por tu costumbre de pasar más minutos de los que una persona normal tarda bañándose, o que por fin tu tía se había tomado un día libre, pero necesitaba que arregláramos las cosas, así que empecé a tratar de localizar a tu tía. Ella me dijo que habías vuelto con tus padres y no estaba segura de si volverías. Me tomé toda la noche ideando el plan de cómo podría llegar a ti sin que me echaran de casa. Pensé en tomar el tren y mentir con que estaba en la escuela, pero tu tía dijo que por el horario tan restringido, no me daría tiempo de volver antes de que la campana de salida sonase. Para mi suerte, cuando todos despertaron, escuché que papá vendría y como no se dieron cuenta de que me había enterado de como... bueno, ya sabes, papá aún no se ha dado cuenta de que ahora sé cómo llegó la carta a mis manos... y como él no sabía que tú habías dejado la escuela y que estabas aquí, no hubo problemas. El único problema será si me descubre, pero solo quiero saber si estás dispuesto a perdonarme, no te puedo prometer que las cosas que hacen los demás cambiarán, pero si te puedo prometer que no importa qué, nunca más me alejaré de ti por culpa de un tercero. Sé que no suena justo, pero-dijo agachando su mirada- es lo único que tengo y voy a sonar aún más egoísta, quiero con todo mi corazón, que aceptes mi trato y además, regreses—la miré tratando de buscar la respuesta correcta en su mirada, luego miré al suelo.
—Creo en lo que me dices, y te entiendo, perfectamente. Justo ahora no sé si quiero volver, déjame pensarlo un poco y aclarar mi cabeza... por favor—ella sonrió a como era habitual, puso sus rodillas en el suelo sin importarle que su vestido se pudiera manchar y me dio un abrazo.
—Tengo que irme Alex. Espero que puedas poner tu mente en orden y que la decisión que tomes, te haga feliz—y bajó corriendo como el correcaminos por el sendero sin decir nada más.
—¿Qué decisión tomaste? ¿Te hizo feliz?—me preguntó el señor Tiburcio
—Nosotros no tomamos decisiones, es el destino.

ESTÁS LEYENDO
Lágrimas del destino.
RomanceAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.