Gracias a que Alex y yo nos habíamos vuelto inseparables, solía olvidárseme cuál era la realidad. Había olvidado por completo que fuera de la escuela, no nos podían ver juntos, salvo algunos cumpleaños que nos los pasamos en la colina. Todo era tan especial que creí que seguiría así eternamente, pero al parecer, su padre no había borrado su odio ni un solo minuto. A un mes de terminar nuestro último año como estudiantes de primaria pasó el que fue uno de nuestros primeros grandes baches del camino.
—¿Qué sucedió?
—Al menos una vez, cada semana, le escribía cartas a mamá. Alex lo sabía, muchas veces se había sentado a mi lado mientras yo las escribía. Un martes, llegué a la escuela mucho antes de que sonara el timbre de entrada y para mi sorpresa, ella ya había llegado. Era muy extraño, pues Alex raramente llegaba tan temprano. La vi de espaldas, con su cola alta, de unos diez centímetros de largo. Estaba apoyada en un casillero, le grité su nombre, pero o no me escuchó o me estaba ignorando así que me acerqué corriendo y la moví para que quedase frente a mí. Le pregunté jadeando qué hacía tan temprano y cuando por fin se dignó a mirarme a los ojos, lo entendí. Algo bastante malo había sucedido, y ese "algo" me implicaba, ya que la misma mirada de odio que le había hecho a los niños que me molestaban en el jardín de niños, la estaba usando ahora conmigo. Sentí como si fuese Alicia cuando cayó al hoyo, caer, caer, caer y nunca aterrizar.
—¿Alex? ¿Está todo bien? ¿Por qué me miras así? ¿Has estado llorando?—Noté que tenía algo en sus manos y cuando lo quise tomar, ella lo ocultó en su espalda con una mano mientras con la otra se limpiaba las lágrimas intentando hacer que yo no me diese cuenta de su afectación aunque algunas seguían brotando.—¿Hice algo mal?—ella había estado, algo calmada, pero al pronunciar aquellas palabras, fue como si hubiese activado su botón enojo pues, cerró su boca tan fuerte que creí que haría estallar sus pequeños dientecitos por la presión que les estaba provocando. Movió su cabeza de golpe hacia la derecha, sorbió la nariz y volvió nuevamente su cabeza hacia mí al mismo tiempo que su pecho subía y bajaba a una velocidad increíblemente rápida.
—Que ¿Qué me pasa? ¡Oh vamos! ¿Cómo dice el dicho? ¡Ah! soy mala con ellos. Bueno, no lo recuerdo, pero dice algo como que los padres siempre tienen la razón ¿Es así Alex? ¡Vamos! Dime ¿Qué opinas? Pues yo creo que sí es verdad-no entendía una sola palabra de lo que decía—¿No tienes nada que decir?
—¿Qué ha pasado Alex? Hablas como si yo lo supiese. Nunca llegas temprano, hoy lo haces y ¿pretendes que sepa de lo que hablas?
—Oh, no señor Alex, esto no es acerca de si llegué temprano o no
—¿Por qué no simplemente me explicas que es lo que sucede?
—Te haces el inteligente todo el maldito tiempo y ahora resulta que no sabes de qué hablo... Aunque, pensándolo bien sí que eres inteligente-y tomó el papel que tenía aún en aquel momento en su espalda y comenzó a leer en tono burlón—Si mamá, todo está saliendo a como lo habíamos planeado. Nos ha llevado muchos años, pero vale la pena ¿no lo crees? ¡Ah sigue mi parte favorita! Escucha: por fin la boba Bloom está tan enganchada conmigo que creo que ya puedes ir alistando tus maletas para irnos de vacaciones. Será cuestión de tiempo para que esa maldita familia pague todo lo que nos ha hecho. Comerán de nuestra ma-la interrumpí-
—Alex ¿de qué demonios estás hablando? ¿De dónde has sacado esa estupidez?
—¿Te parece una estupidez? Pues la he encontrado y tiene tu letra, tu firma, tiene hasta tu olor. ¿Cómo he podido ser tan...? Nunca me pregunté el por qué te habías acercado a mí, por qué no tenías más amigos. Soportar el estar solo en un apartamento todo el tiempo, lejos de tus padres. No sé como pude ser tan ciega. ¡Ah miren! ¡Qué amable es Alex! Se junta con la adinerada del salón y es el único que no pide nada a cambio... "Todos quieren algo a cambio" desde niña he escuchado a papá decir eso una y otra vez. Me parecía una frase que no tenía nada de corazón, pero hasta hoy lo entendí.
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Lágrimas del destino.
RomanceAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.