El haber vuelto a casa de la tía Sara era mucho mejor que haberme quedado en la finca, lo sé. Tenía a Alex, tenia a la tía, pero había algo que no tenía, a mamá.
Tardé varios días en sentirme capaz de volver a la secundaria, mi pecho estaba hueco. Había pasado tantos años escribiéndole cartas que aún esperaba sus respuestas... Cada que escuchaba al cartero sonar la bocina de su bicicleta en el piso de abajo me emocionaba hasta que entraba en razón.
-Cariño, tienes cuatro días sin presentarte al colegio desde que volvimos ¿no crees que...?-pero me volteaba en la cama dándole la espalda.
-Alex, regresé temprano del trabajo ¿te gustaría ir por un helado? del tamaño que quieras-ya no era un niño, pero el ver todo lo que la tía intentaba hacer para que me sintiera mejor me causaba ternura, aunque no me daba la fuerza suficiente como para querer levantarme a enfrentar la realidad.
-¿Puede ser mañana?-fue la primer oración que gesticulé desde que habíamos llegado a casa
-¿Volver al clases?
-No... el helado.
-Si quieres puedo ir a comprar uno ya mismo-me giré, la miré y asentí. Ella se emocionó tanto por mis señales de vida que salió disparada. Me levanté y me di un baño, era tiempo de retomar mi vida, creo que el no haber llorado ni haber expresado como me sentía en la finca, ahora me estaba pesando.
-Alex es que... sí traje el helado-dijo la tía desde la entrada levantando dos bolsas que cargaba a ambos lados sonriendo- pero, ¿puedes salir un momento?
-¿Sucede algo?
-Solo-dejó caer en el suelo lo que traía sin pensar en que se podría derramar, me tomó de la mano y me llevó a rastras mientras lo único que llevaba puesto era el paño que me cubría la parte inferior.
-Tía, despacio.
-Mira- Cerró la puerta dejándonos por fuera mostrándome las decenas de notitas que habían pegadas por toda la superficie:
"Te extraño" "Tengamos una cita" "Perdón por no visitarte" "Estás perdiendo muchas clases" "Te perdiste ver la parte trasera de la señorita Addams cuando la costura de su enagua explotó" "Tuve que leer Harry Potter sin ti" "Tengo nuevos lentes" "No olvides usar tu diario" "Bebe agua" "Te extraño (otra vez)" "¿No me extrañas?"
-Mira esta cariño-me extendió una que decía: Si me extrañas, encuéntrame hoy a las cuatro de la tarde en la entrada de la feria, llevaré una blusa purpura
-¿También estaba en la puerta?
-También. ¿La extrañas?- miré hacia el suelo-La extrañas.
-Y nuestra tarde de comer helado?
-Puede convertirse en noche de helado y películas.
-Gracias.
-No tienes que agradecerme Alex.
Eran las tres y cuarto. Me vestí lo más rápido que pude y salí, no sin antes darle un beso en la mejilla a la tía.
-¡Corre! No querrás hacer que una mujer espere. No señor-reí y cerré la puerta.
Por primer vez me agradaba que la ciudad no fuese tan grande como yo la había imaginado antes de venir a vivir aquí. Tenía que caminar varias manzanas hasta llegar a la feria, pero si agilizaba mis piernas, estaría frente a ella puntual. Miré por aquí y por allá. Me fijé en el reloj de la entrada: 4.05p.m. No creería que se fuera solo por cinco minutos de atraso y tampoco podría pensar que ella no se presentaría a nuestra cita, pero cuando respiré y me relajé la vi sentada en el borde de unas macetas de cemento, en una esquina del portón principal. Tan pequeñita que no me di cuenta que estaba allí. Me acerqué y ella me sintió avanzar
ESTÁS LEYENDO
Lágrimas del destino.
RomanceAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.