Me tardé casi medio año para que la madre de Alex me tomara algo de aprecio. Si bien yo no tenía mucho tiempo y últimamente el padre de Alex no había estado saliendo tan seguido como un tiempo atrás, continuaba con mi misión. Le había pedido a la enfermera que me dejara llegar aún cuando sabía que la señora Bloom seguiría en casa, por supuesto que se sorprendió y no estaba muy segura de tomarse en serio mi petición, pero ella también me había tomado algo de cariño y cuando por primera vez me vio llegar cuando la señora estaba en la cocina comprendió que lo que le había dicho era cierto, la señora aceptaba mi presencia siempre y cuando el padre de sus hijos no estuviese presente.
—¿Y como es que te fuiste ganando su cariño?
—¿El de la enfermera?
—No, el de la madre.
—Cada vez que llegaba le llevaba algo: flores, alguna repostería, un dulce...
—¿Y te los aceptaba?
—Al principio no, luego solo ponía sus ojos en blanco y lo tomaba, ya con el tiempo me sonreía al verme ahí.
—¿Y el hijo también sabía?
—En dado momento quise compartirle que su madre y yo nos estábamos llevando bien, pero cuando me lo planteaba, ella sacó el tema antes
—¿Ella se lo contó?
—No, ella me pidió que no se lo mencionara
—¿Por qué?
—Pensaba que eso alteraría las cosas a como estaban hasta ahora y no quería que por culpa de ella el señor Bloom hiciera de las suyas para que yo no pudiera volver a poner un pie en su casa.
—Seguía siendo una sombra
—De cierta manera.
—Y ¿nunca hablaron de su enfermedad?
—No, en concreto no, además que no era como si llegase, tomáramos el té comiendo galletas y nos sentáramos a charlar. Eran pocos los momentos en que podíamos cruzar algunas palabras. Ella nunca se pudo sentir cómoda relacionándose con los demás y menos en su condición.
Estábamos volviéndonos más cercanos hasta que llegó la fecha en la que Alex nos visitaría. Me pidió que me alejara de su casa una semana antes y una semana después al menos.—¿Pero te encontraste con Alex?
—Claro. Nuestros sentimientos nunca disminuyeron y además, esa visita de Alex nunca la olvidaré
—¿Por qué?
—Marcó algo muy bueno y algo muy malo en mi vida...
—¿Algo bueno y algo malo?
—Fue la primer vez que ella durmió en casa de la tía Sara
—¿Tan bien iban las cosas con ambas familias?
—A escondidas aún...
—¿No estaban lo suficientemente grandes ambos?
—Técnicamente ella seguía viviendo bajo el techo de su padre y yo seguía sin tener algo que ofrecerle... Haber intentado cambiar las reglas habría sido un desastre
—Eres un hombre paciente...
—No lo creo...
—¿Y que fue lo malo que sucedió?
—Eso te lo contaré después pero, aun tengo la duda de si el problema fue que Alex se quedara con nosotros una noche o si fue que el señor Bloom descubrió que me relacionaba con su esposa...
—Pero entonces háblame de como pasó todo, ya después te diré qué pienso...
—Bueno. Como te dije, no pude poner un solo pie en aquella casa desde antes de que Alex llegara así que me sentía preocupado por la señora Bloom y a la vez feliz de que Alex se encontrara con su hermano, y conmigo, por supuesto. Ya hace un tiempo atrás, en los correos que nos enviábamos, Alex y yo habíamos mencionado la idea de qué tan increíble sería que pasáramos ella, la tía y yo una noche juntos, ir al cine, comer helado, o alguna cosa de ese tipo ya que oficialmente, Alex y la tía no habían sido presentadas, pero cuando hablamos de eso, fue como cuando conversas de niño qué quieres ser cuando seas grande, algo que te emociona en ese momento y luego solo vuelves a tus cosas porque sabes que al menos en ese momento no puedes hacer mucho al respecto, así que no se me cruzaba por la mente que eso en verdad fuese a llevarse a cabo.
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Lágrimas del destino.
RomanceAlex y Alex. Dos mundos diferente que se relacionan por obra del destino pero, el mismo, se encarga de que todo su camino sea amargo.