Capítulo 15

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Narra Allie

—¿Quién era?Salto casi medio metro en el aire cuando escucho el sonido de la voz de Hannah. Hecolgado al oír sus pasos en el pasillo, pero no esperaba que apareciera en mi puerta asíde rápido. 


—Eh, nadie. —Brillante respuesta, sí señor.

Levanta una ceja morena. —¿Nadie? 


—Un teleoperador —me corrijo—. Lo que equivale a nadie.

Gruñe cabreada mientras se dirige a la cama. 


—¿Cómo narices consiguen nuestros números de móvil? Cuando me di de alta con la nueva compañía telefónica me dijeron que tenían una cláusula que aseguraba que nunca, nunca darían mi número a terceros. Bueno, pues yo a esas palabras las llamo puta mentira, ¿sabes por qué? Porque todos los días recibo llamadas de compañías aéreas y tiendas de ropa, y todas me hablan de sus increíbles ofertas, o me dicen que he ganado un premio que es falso. Dios, ¿y sabes cuál es la peor? Una promoción absurda de un crucero en la que cuando coges el teléfono lo primero que suena es una sirena de barco. ¡Es horrible!

La cháchara de Hannah dura varios minutos y la verdad es que lo agradezco,porque significa que está demasiado a lo suyo como para darse cuenta de que la hementido. Está tan sumida en despotricar contra los teleoperadores, que no se da cuentade que, discretamente, miro el mensaje de texto que aparece en mi teléfono.

Dean: Tienes q dejar d colgarme. N serio.

Le contesto al mensaje: Tienes q dejar de hacerme proposiciones. N serio. Sé q soyincreíble n la cama, pero supéralo ya.

Él: No puedo. Créeme. Lo he intentado.

Yo: Esfuérzate más.

Él: Vamos, muñequita. Solo 1 vez más. Piensa en lo bueno q va a ser...

Por supuesto que será bueno. Es un crack del sexo. Pero eso no cambia el hecho deque no me sienta cómoda con el sexo casual.

Yo: Ciao. Estoy pasando texto con Hannah.

Él: Escríbeme cuando acabes y me cuelo n tu habita. Wellsy ni siquiera sabrá qestoy ahí.

Me sorprendo sintiendo un fuerte hormigueo entre las piernas. La idea de Dean entrando a escondidas y follándome mientras Hannah está dormida en la habitación de al lado, ajena a todo lo que pasa, me pone inesperadamente cachonda. Ignoro la inoportuna respuesta y escribo: Buenas noches, Dean.

Después me giro hacia Hannah y le digo: —¿Has acabado ya de atacar a los teleoperadores? Porque esta obra de teatro no seva a leer sola, cariño. 


—Lo siento. No puedo evitarlo. Si escucho la palabra TELEOPERADOR me convierto en una bomba de mala leche. —Se sienta con las piernas cruzadas en el centro de la cama y coge el libreto que le lanzo.

Me quedo de pie. La primera escena requiere que mi personaje camine y quierotener una idea de cómo el hablar afecta a mi control de la respiración mientras voy deun lado a otro.Hannah hojea las páginas de la introducción.


 —A ver esto. ¿Quién soy yo? ¿Jeannette o Caroline? —Caroline. La descripción del personaje dice que es mezquina e insensible.

Mi mejor amiga sonríe con una sonrisa de oreja a oreja. —¿Así que voy a hacer de cabrona? Guay.

Honestamente, me gustaría ser YO la que hace de cabrona. Mi personaje es una joven viuda que ha perdido a su marido en Afganistán y es el personaje con mayor desgaste emocional. Gracias a mi ruptura con Sean, mi pozo de emociones está peligrosamente cerca del desgaste total, y temo no ser capaz de sacar nada de ahí y no llegar a la altura de este papel.

THE SCOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora