Capítulo 16

74 4 0
                                        


Narra Dean


Su trola esa de que el «pasado es el pasado» se confirma, y resulta dolorosamenteevidente que mi ex-entrenador está llevando una agenda llamada Asegúrate de que lavida de Dean es una mierda. El primer entrenamiento con nuestro nuevo coordinadordefensivo dura una hora más de lo normal, pero solo para los defensores. Mientrastodo el equipo se dirige a los vestuarios para ducharse, cambiarse y volver a casa,O'Shea nos obliga a los defensores a quedarnos para hacer ejercicios de patinaje extradespués de anunciar que somos los jugadores de hockey más lamentables que ha visto nunca.

Cuando finalmente nos deja ir, mis compañeros y yo salimos patinando de la pista mientras maldecimos y nos quejamos sin parar. Estamos chorreando de sudor, el vapor sale de nuestros cascos y tenemos un humor de perros cuando nos quitamos el equipamiento en el vestuario ahora desierto. 

—Así que O'Shea no está mal, ¿eh? —dice Logan con sarcasmo, recordando mi descripción de ayer del nuevo entrenador. 

—Solo nos estaba mostrando que la tiene más grande que nosotros —murmuro—. Es probable que sea su forma de intentar ganarse nuestro respeto.

No, es su forma de castigarme por hacerle daño a su hija, pero me guardo esejugoso cotilleo para mí mismo. No porque O'Shea me ordenara no comentárselo amis compañeros de equipo, sino porque prefiero no pensar en toda la mierda quepasó con Miranda.

Irónicamente, mi relación con Miranda O'Shea no solo afectó a mi vida en el instituto, sino que resulta que también va a afectar a la universidad. Miranda es la razón por la que ahora, antes de enrollarme con una tía, detallo cuáles son mis intenciones..., o la falta de estas. Por supuesto, en aquel entonces pensé que había dejado todo bien claro, pero es evidente que no lo expliqué tan bien como debí hacerlo. Hoy en día me aseguro de que las chicas sepan exactamente cuál es mi intención antes de que se llenen la cabeza de fantasías sobre ser felices y comer perdices. 

—¿Tienes planes para cenar? —me pregunta Logan cuando llegamos a las duchas —. Grace va a pillar comida china en el centro para llevarla a casa. Creo que va a comprar suficiente comida para todo el mundo. 

—Oh, gracias por la invitación, pero he quedado con Maxwell para tomar algo. No sé cuándo llegaré a casa.

La conversación termina cuando llegamos a nuestras respectivas duchas. Apenas heterminado de enjabonarme los huevos, cuando Logan apaga el agua. Joooder. El tío se ha duchado como si alguien le hubiera ofrecido un millón de pavos si se enjabonaba y enjuagaba en menos de treinta segundos. 


—Hasta luego —dice mientras se pone una toalla alrededor de su cintura y sale fuera de la zona de duchas.

Sé que está ansioso por ver a Grace, y por alguna razón eso desencadena un aleteoextraño en mi pecho. No es exactamente envidia. Tampoco lo podría definir comoresentimiento. ¿Decepción, tal vez?

Lo pillo. Mis mejores amigos están enamorados. Prefieren abrazar y darles besos a sus chicas antes que pasar el tiempo con sus colegas. No me enfado con ellos por eso, ni en lo más mínimo, pero la cuestión es que da la sensación de que todo esto es el principio del fin para nosotros.

Después de que mi hermano mayor se graduara en Harvard, perdió el contacto consus amigos de la universidad en cuestión de meses. ¿Sus compañeros de equipo porlos que habría dado la vida? Ahora apenas habla con ellos. ¿Los amigos de la facultadde Derecho? Intercambian un email al mes como mucho.

Yo entiendo que los amigos se separan después de la universidad. La gente se casa. Se mudan a otro estado. Hacen nuevos amigos y desarrollan otros intereses. Pero no me gusta nada la idea de no tener a Garrett, Logan o Tuck en mi vida. Tampoco me gusta nada esa parte cínica de mi cerebro que me señala la inevitabilidad de ese fin. El año que viene iré a la facultad de Derecho. No tendré tiempo para dormir y mucho menos para ver a mis amigos. Lo más probable es que Garrett esté viviendo en otra ciudad, jugando en la NHL. Logan también, si funciona la historia con los Providence Bruins. El equipo ya ha mostrado interés en firmar con él después de que se gradúe. Es solo cuestión de tiempo que le llamen de la liga profesional, y también que se vaya de aquí. Y quién sabe qué piensa hacer Tucker después de la universidad. 

Podría volver a Texas.

Mierda. ¿Por qué estoy así de filosófico esta noche? Tal vez sea porque no hetenido sexo en tres días. Por desgracia, eso es mucho tiempo para mí, y a mis huevosno les mola. Culpo a Allie, por supuesto. 


—¡Dean!

Una voz familiar me llama nada más dejar las instalaciones. Veo a Kelly caminandocomo una bailarina hacia mí. Parece haber salido de las páginas de un catálogo deAbercrombie. Una gruesa bufanda roja se enrolla alrededor de su cuello, lleva unasbotas de cuero marrón y un chaquetón gris largo. Su cabello rubio está recogido enuna trenza desordenada, con largas mechas que enmarcan su cara.Está más buena que la leche, pero lo cierto es que no he pensado en ella ni enMichelle desde que me acosté con Allie. Pero ni me siento culpable por no haberlasllamado, ni escrito un mensaje, ni Kelly me echa la bronca por eso cuando me saludacon un acogedor abrazo. Como dije antes, las chicas saben cuál es mi postura. Eirónicamente, cuando Kelly y Michelle se me acercaron en el Malone's, fueron ellaslas que me soltaron el discurso del «sin compromiso» antes de que yo pudiera abrir laboca. Me dijeron de forma muy directa que solo querían mi polla, y yo, feliz decumplir su deseo. 

—¿Has tenido un buen fin de semana? —me pregunta.

Me encojo de hombros. —Podría haber sido mejor. —Si alguien que yo me sé no me estuviera rechazando todo el rato. 


—Oh, vaya. —Sonríe—. Tengo algo que te levantará el ánimo. Mi hermana ha venido a visitarme. Le he hablado de ti y le encantaría conocerte. Se queda en casa conmigo y Michelle...

Es imposible malinterpretar la invitación. 


—Ah. Bueno... —No estoy seguro de cómo responder a eso. —¿Te he dicho ya que es mi hermana gemela?

Dios de mi vida y de mi corazón. 

—Oh, y a Michelle también le apetece... —Kelly me guiña el ojo—. La gente dice siempre que tres es el número mágico, pero yo soy de las que piensan que cuatro es aún mejor.

Espero que mi polla responda a sus palabras. Joder, le ORDENO que responda.Una semierección, un cosquilleo en los huevos, un hormigueo, hostias, ¡algo! Peronada se mueve al sur del ecuador. Es como si mi maquinaria hubiera dejado defuncionar.

Vamos, pequeña Dean, ayúdame por favor, me digo en silencio. Estamos hablando de un tres a uno.


Sigue flácida. Al parecer, la pequeña Dean no va a cooperar a menos que le dé lo que quiere. Y lo que quiere, por desgracia, no es Kelly, ni Michelle, ni la hermana gemela de Kelly. Es Allie Hayes. 

—Tiene pintón. De verdad. Pero voy a pasar. He quedado con un colega esta noche para tomar algo —digo con tristeza. 

—¿Alguien a quien conozca? 

—Eh, tal vez. Beau Maxwell. Es...

—El quarterback de nuestro equipo de fútbol americano —termina. Un brilloseductor ilumina sus ojos—. Que se apunte. Cinco puede ser tan divertido comocuatro...

Ay, Dios santo y la virgen.

Quiero estar cachondo. Suplico estarlo. Pero la pequeña Dean pasa de mí.Mientras la frustración forma un nudo en mi estómago, balbuceo otra excusa, lepido que me guarde la experiencia para otra ocasión y me voy a paso largo hacia micoche, insultando a mi polla todo el tiempo.

THE SCOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora