Este tío es incorregible.
—¿Otra vez con eso? ¿Alguna vez aceptas un no por respuesta?
—No estoy familiarizado con esa palabra. Nunca nadie me la ha dicho antes. —Él se mueve acercándose más a mí, apoyando su palma de la mano sobre el cojín que hay entre nosotros y tocando la tela con un movimiento lento—. Venga, vamos a hacer que esta fiesta sea más interesante. Estamos solos en casa..., los dos somos atractivos...
Yo suelto una risita.
—Será divertido. Follar es siempre divertido.
—Paso.
—Está bien, nada de follar. ¿Qué tal sexo oral?
Pretendo reflexionar.
—¿Doy o recibo?
—Recibes. Y luego das. Porque así es como funciona la historia. —Muestra una amplia sonrisa—. Ya sabes, el círculo de la vida y todo eso.
No puedo evitar reír. Pueden decir lo que quieran sobre este tío, pero la verdad esque es muy gracioso.
—Paso —digo de nuevo.
—¿Quieres que nos besemos? —pregunta con esperanza.
—No.
—Beso muy, muy bien... —Deja sus palabras en el aire como para tentarme.
—Ja. Eso solo significa que no es así. Cada vez que un chico dice que besa muy bien, lo hace fatal.
—¿Sí? ¿Tienes alguna evidencia empírica que apoye esa teoría?
—Por supuesto. —Realmente no la tengo. ¿Y Dean conoce la palabra «empírica»? Vaya, tal vez haya más que aire en el interior de su bonita cabeza. Parece dispuesto a discutir conmigo, pero un fuerte estallido musical proveniente de su teléfono nos interrumpe. Frunzo el ceño cuando reconozco la melodía. Hombres. No invierten un segundo en bajar la tapa del inodoro, pero tienen tiempo para programar el tema musical del canal de deportes ESPN como tono de llamada. En fin.
La expresión de Dean se ilumina cuando ve quién llama. Responde al instante.
—¡Maxwell! ¿Qué pasa, tron? —Escucha, y a continuación me lanza una mirada de esperanza—. ¿Quieres ir a una fiesta?
Niego con la cabeza.La persona en el otro extremo de la línea se ve obligada a soportar el suspirodemasiado dramático de Dean.
—Lo siento. No puedo. Estoy haciendo de babysitter...
Le golpeo en el brazo. —... Y a la nena no le apetece ir —termina mientras me mira. Se detiene de nuevo —. No, «la nena» es una adulta.
¿Qué?
—Estoy haciendo de babysitter de una adulta, tron. La amiga de la novia de G. —Dean sigue como si yo no estuviera en la habitación—. Estamos viendo una peli sobre una mujer con cáncer y es una puta mierda... Bueno sí, el cáncer es una puta mierda. A ver, que todo mi apoyo a las personas que lo padecen, por supuesto, pero esta película es un coñazo. Sí... no, el partido es el martes... totalmente... sí, sin duda. Podemos ir al Malone's. Hasta luego, hermano.
Cuelga y vuelve a fruncir el ceño hacia mí.
—Podría estar en una fiesta en este momento.
—Nadie te obliga a quedarte aquí —señalo.
—Estoy TRATANDO de ser amable contigo por lo de tu pobre corazón roto y todo eso, pero ¿veo alguna muestra de agradecimiento por tu parte? No. Nothing. Ni siquiera quieres besarme.
Me inclino y le doy palmaditas en el hombro.
—Oh, precioso. Estoy segura de que cualquier chica de tu lista de contactos estaría feliz de venir a meterte la lengua en la boca. Yo, en cambio, tengo mis mínimos.
—¿Cómo?¿No soy lo suficientemente bueno para ti? —Levanta las cejas—. He de decirte que a tu amiga Wellsy le encantó besarme.
Resoplo.
—¿Hablas de ese beso que te dio para que Garrett no supiera lo mucho que le gustó besarle a ÉL? Sí, lo sé todo sobre ese episodio, cielo. Fue un beso de desesperación.
—Y, por cierto, todavía perturba mi mente que Hannah le diera un beso a Dean. No es para nada su tipo de tío. Pero por otra parte, nunca pensé que la superestrella del hockey Garrett Graham fuese su tipo y míralos ahora. Almas gemelas.
—No fue un beso de desesperación —insiste Dean.
—Ya. Sigue diciéndote eso a ti mismo.
Mira la pantalla. La prota está preparando la comida de nuevo. La cena, esta vez, yhay demasiados primeros planos innecesarios de las patatas que está pelando. Elpersonaje principal come mucho en esta película.
—Venga, remátame de una vez. —Se echa hacia atrás y se pasa ambas manos por el pelo hasta que está superdespeinado—. No puedo ver ni un segundo más de esto.
Yo tampoco, pero mi orgullo no me deja echarme atrás.
—¿Sabes qué? —anuncia—. Olvídate de los porros. Solo una cosa conseguirá hacer que esta mierda de película sea tolerable.
—Sí, ¿el qué?
En lugar de responder, salta del sofá y desaparece en la cocina. Escucho los sonidosde los armarios abriéndose y cerrándose, y el tintineo de unos vasos. Cuando vuelve,sostiene una botella en una mano y dos vasos de chupito en la otra.Dean esboza una sonrisa y dice:
-Tequila.
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THE SCORE
RomanceAllie está en modo crisis. No sabe qué hacer con su vida, acaba de dejar a su novio y, en un momento de locura, se enrolla con Dean Di Laurentis, el tío más guapo y más ligón del campus. Hay que reconocer que no estuvo nada, nada mal. Pero lo último...