Capítulo 8

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Desafortunadamente, el conocimiento no termina ahí. Ahora sé cómo es Deandesnudo. Sé lo que se siente al tenerle empujando dentro de mí. Sé los sonidos queemite cuando está a punto de correrse.Sé demasiado.Mis sienes palpitan con más fuerza.Joder.Joder, joder, joder. ¡Joder!¿Qué narices he hecho? Nunca antes he tenido relaciones sexuales de una noche.Mi lista sexual cuenta con un total de tres chicos: dos en el instituto y uno en launiversidad. Y todos ellos eran mis novios formales.Mi mirada se desvía de nuevo al cuerpo largo y musculoso de Dean. ¿Por qué hedejado que esto ocurra? Yo controlo fenomenal el alcohol. Anoche no estabasuper pedo. No arrastraba las palabras, ni me tropezaba al andar, ni actuaba como unaidiota. Sabía exactamente lo que estaba haciendo al dar el primer paso, cuando besé aDean.Sí, fui YO la que dio el primer paso.¿Qué me pasa?Vale. Vale. No es el fin del mundo. Masajeo mis doloridas sienes con las yemas delos dedos y me obligo a ignorar al chico que duerme a mi lado. Está bien. No ha sidomás que una aventura de una noche. Nadie se ha muerto. Es posible que me estéarrepintiendo —desesperadamente—, pero «arrepentirse es de cobardes», como a mipadre le gusta decir. Aprende de tus errores y sal adelante.Eso es lo que necesito hacer. Salir adelante. 

No, solo SALIR. Salir a escondidas de esta cama, pegarme una buena ducha y hacer como si la noche anterior nunca hubiese ocurrido.

Armada con un plan, salgo con cuidado de debajo de la sábana que me cubre laparte inferior del cuerpo. El colchón chirría y me quedo congelada. Mi mirada depánico se dirige rápidamente a Dean.Pero él sigue muerto para el mundo.Guay.

 Cojo aire y saco mis piernas por un lado de la cama. Cuando mis pies tocan el suelo, Dean se mueve. Suelta una especie de medio gemido, medio respiración. A continuación se da la vuelta y, oh, my God!, le veo TODO.

El calor inunda mis mejillas mientras observo su polla. Incluso flácida, es impresionante. Tenía razón, tiene una polla maravillosa. Y a menos que mi memoria me esté fallando, creo que anoche alabé en voz alta las bondades de su polla muchas, muchas veces.

Mi rostro se calienta aún más cuando recuerdo todo lo que le dije. Todo lo que lehice.

Un gemido silencioso crece en mi garganta. Está bien, ya he recordado el pasado lo suficiente. Necesito salir de esta habitación como sea. No, primero tengo que encontrar mi teléfono. Exploro la habitación hasta que diviso los pantalones de chándal de Dean. Se los volvió a poner después de nuestro revolcón en el sofá y estoy bastante segura de que mi teléfono está en el bolsillo. No tengo ni idea de dónde está mi ropa, no la veo por ningún lado. La última vez la vi tirada en el suelo del salón. Algo que solo trae más pánico a mi estado de ánimo, porque eso significa que Tucker la habrá visto al llegar a casa anoche. Mierda. Y seguro que nos ha oído, porque Dios sabe que no usé mi tono más íntimo cuando Dean puso su lengua entre mis...

No, deja de pensar en eso.

Rebusco en sus bolsillos en busca de mi teléfono móvil. Sí. Esta aquí. Gracias a Dios.

Tecleo mi código de acceso. La culpa me golpea desde todas las direcciones cuandoveo los mensajes no leídos de Sean.Dios. Si supiera lo que estaba haciendo mientras me enviaba todos esos sentidosmensajes. No es que le deba ninguna explicación. Hemos roto. Y vamos a seguir así,separados. Pero todavía me siento muy mal sabiendo que me acosté con otra personamientras Sean estaba en casa, tratando desesperadamente de recuperar nuestro amor.Y además no ha sido cualquier persona. Me he acostado con DEAN.

 Dean, el chico que estaba a punto de tener un trío justo antes de presentarme en su puerta. Dean, el chico que se tira a todo lo que tenga pulso. Dean, el chico que...

—Devuélveme eso, muñequita.

Su voz saca un chillido de sobresalto de mi boca. Mi cabeza gira hacia la cama,donde Dean está incorporándose y se pasa la mano por el pelo desmarañado sobre laalmohada. Ni parece ni suena aturdido en absoluto. Sus ojos verdes están alerta y sucuerpo desnudo está... transformándose.Siento cómo me ruborizo al ver su polla endureciéndose con rapidez, por lo quecambio la mirada a mis pies descalzos. 

THE SCOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora