“Mi trabajo es entender lo que otros no pueden”
Sherlock Holmes
Sentí un suave rosé en mi mejilla derecha, luego escuche una voz gruesa llamarme insistentemente, tenía demasiado sueño como para ponerle atención así que solo me di la vuelta lo cual fue un grave error.
– Bien, Argot Aragón Anderson tú lo pediste – eso fue lo que escuche antes de sentir como me tomaban en brazos y me cargaran como costal de papas.
– Menudo idiota, bájame en este instante.
– No lo creo princesa – golpe su espalda y patalee pero era evidente que no le hacía nada.
– Que me bajes.
– Tienes una alberca increíble ¿Por qué no la usamos, lindura? – abrí los ojos como platos al entender sus intenciones.
– No, definitivamente no se te ocurra.
– Demasiada tarde ya se me ocurrió.
– Si te atreves, te juro que… – no termine la frase ya que el muy maldito me lanzo a la piscina.
– ¿Me juras qué? – se puso en cuclillas y me miro con esa sonrisa tan suya, afortunadamente la alberca no era onda.
– Idiota – él se carcajeo y me tendió la mano.
– Buenos días princesa.
20 minutos después ya estaba duchada y cambiada, baje a la cocina y me encontré con un Raimon de muy buen humor, lo cual era raro, me senté en un banco de la barra y lo mire hacer quien sabe que en la cocina.
– ¿Qué haces aquí?
– Estaba aburrido y tu disponible.
– Así que decidiste interrumpir mi sueño reparador, porque estabas aburrido.
– Aprendes rápido.
– Que te jodan idiota, son las 5:30 de la mañana y hoy entramos hasta las ocho y media.
– En mi defensa, te traje un café, bueno medio café – rodé los ojos y sorbí el contenido del vaso, el cual no estaba mal.
– ¿Y qué quieres hacer? – pregunte interesada.
– Buena pregunta, no tengo trabajo pendiente así que te dejo elegir.
– Interesante, yo también tengo todo al corriente y ya adelante trabajo ayer.
– ¿Qué quieres desayunar?
– ¡Espagueti! – grite como niña pequeña.
– Comiste pasta ayer.
– Yo quiero espagueti – lo mire amenazante.
– Puedo hacer otra cosa.
– Espagueti dije.
– Muy bien espagueti será.
Él era un estupendo cocinero, lo admito, me sirvió una enorme montaña de espagueti la cual devoré sin pensarlo dos veces.
– Adoras la pasta.
– Está muy bueno – hable con la boca llena.
– Claro que esta bueno, yo lo hice.– Podemos ver una peli para matar el tiempo.
– Enserio eres una niña pequeña.
– No creo que quieras ir a la cama, no se unas 2 horas.– Ya te lo dije, yo no tengo problema en ir a la cama con tigo.
– Eres un maldito pervertido.
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¿Cual es tu realidad, mi princesa?
Teen FictionElla tiene la imponencia de un dios, la pureza de un ángel y la fuerza de un demonio sin embargo sufre la frajilidad humana. Y cada vez que la veo, más inalcanzable parece ser, pero algun dia lograre que seas solo "mi princesa" esperame.