"No me arrepiento de los actos, pero sí del resultados"
Pricion Beak
Maicol ScofieldEran alrededor de las 11 de la noche, mi cuerpo exigía descanso pero mi ser tenía miedo de cerrar los ojos y volver a sumergirme en aquellas pesadillas, admire el medallón que una vez perteneció a mi madre y en reflejo comenze a tararear una canción que ella me cantaba para dormir, le di cuerda al medallón y me sumergí en su melodía, sin darme cuenta me quede dormida y mi temor se hizo real, desperté de la misma forma que la noche anterior, la diferencia era que no recordaba lo que me causo ese miedo tan terrible, tarde más en tranquilizarme, las pesadillas estaban empeorando con cada noche.
- ¿Cuánto dormí esta vez Richard?
- Hora y media Señorita.
- Esto está mal - susurre.
- ¿Desea trabajar señorita?
- No Richard, esta noche quiero tocar, solo quiero tocar.
Me levante de la cama, la tendí y me coloque un ligero camisón corto de seda, Salí de mi habitación y recorrí descalza el pasillo, una vez llegue a mi oficina fui al fondo de esta, en donde estaba una vitrina pulcra con dos violoncelos y un violín que perteneció a mi madre, uno de los esplendidos instrumentos de cuerdas era mío y el otro era de mi padre.
Abrí con cuidado la vitrina, admire ese hermoso Stradivarius que perteneció a mi padre, luego mis ojos tomaron en brazos mi Violoncelo hecho a la medida y me instale en la sala, tenía tiempo que no tocaba, pero esta noche deseaba recordar, olvidar y disfrutar el añejo sonido de esas cuerdas celestiales.
Tense la crinas de mi arco, las frote contra la oscura brea, alce la espiga de mi instrumento y roce con gracia la cuerdas que ansiaban vibrar y cantar, así comencé con algo potente, exquisito, deleitante, mi cuerpo se movía solo, mis dedos los recorrían los vibrares de las cuerdas y mis oídos quedaron seducidos por las notas de Adagio de Johann Sebastián Bach, era tan suave y a la vez tan cortante, una hermosa pieza, un magnifico compositor y un asombroso instrumento.
Continúe tocando, pieza tras pieza, cuando me di cuenta ya era hora de ir a la escuela, mi cuerpo pesaba y mis ojos ardían, llegue a la escuela, las clases pasaban lentamente, y mi cabeza punzaba cada vez más fuerte, los minutos transcurrían pesadamente convirtiendose en mi suplicio , llegada la hora de historia el maestro no asistió y todos salimos del aula.
Reí estaba en la parte de atrás del patio con sus amigos, en una banca.
Lisa insistió en ir a comer a la cafetería, pero la verdad era que no tenía ganas ni de moverme, Skayler se nos unió yo solo tome un trago de batido.
Nos encontramos con Zack al salir de la cafetería, Lisa metida en su conversación con él, termino llevándonos con su grupo de amigos.
- Hola, Raimon.
- Hola mujeres - Reí estaba sentado en la banca y sus amigos estaban parados, nosotras nos quedamos de pie un momento o al menos yo.
- ¿Y tú qué opinas Argot? - me pregunto alguno de los tipos.
- Opinar ¿Qué? - Ni siquiera los había escuchado hablar.
- No has dormido ¿verdad?
- ¿Por qué lo dices? - maldito idiota odio que se dé cuenta de todo.
- No estoy jugando, te vez cansada Argot - sonaba preocupado.
- Estoy bien.
- Sabes eres mi compañera y si te desmallas serás un problema, así que me importa una mierda lo que digas, tienes que descansar.
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¿Cual es tu realidad, mi princesa?
Teen FictionElla tiene la imponencia de un dios, la pureza de un ángel y la fuerza de un demonio sin embargo sufre la frajilidad humana. Y cada vez que la veo, más inalcanzable parece ser, pero algun dia lograre que seas solo "mi princesa" esperame.