Capitulo 12

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"Cuando tu mundo se desmorone ven al mío"
Anónimo

- Bueno, fue un placer pasar mi mañana con ustedes familia pero me tengo que retirar, disculpen los inconvenientes que les hice pasar - esa fue una mañana muy rara e intensa y ya se me había olvidado que tenía trabajo pendiente.

- No te preocupes querida, vuelve cuando gustes.

- Gracias, Eleonor - Me levante y me despedí de los gemelos y Carlo.

- Reí te devuelvo tu ropa después - él no me quitaba los ojos de encima desde que se fue el señor Hugo y la molestia de Johnson.

- No te preocupes por eso querida, si lo desea puedes quedártela - siempre tan oportuna Eleonor.

- Buenos días - hablo un Sebastián en pijama, adormilado, tallándose el ojo izquierdo con la mano y dejando escapar un leve y tierno bostezo, tenía su linda cabellera castaña alborotada - Argot me alegra que ya estés mejor - me dedico una hermosa sonrisa ¿Esperen qué? Sebastián me odiaba ¿verdad?

- Gracias Sebastián - creo que yo no era la única a la que la actitud del infante le pareció incongruente.

- Hubieras visto a mi hermano anoche estaba todo nervioso y caminaba de un lado a otro, diciendo Argot, Argot - Yo solté una carcajada ante la cómica imitación del niño.

- Claro que no, nunca dije su nombre mientras caminaba - se defendió Raimon.

- Pero no niega haberlo dicho - el niño lo miro victorioso.

- ¿No se suponía que tú estabas durmiendo?

- Lo dijiste bien hermano, se suponía. - Adoro a este niño definitivamente.

- ¿Cómo que se suponía? - Hablo Eleonor y Sebastián se puso nervioso.

- Digo pues, este, bueno, tú sabes...

- Deja de balbucear chamaco - lo interrumpió Raimon a lo que Sebastián lo miro mal.

- Con semejantes gritos y golpes como querían que me quedara dormido.

- Pero realmente debiste verlo Argot, fue épico - se carcajeaba Steven, Raimon se limitó a tomarse su café.

- Le diste un buen susto y por lo que veo ya se reconciliaron ¿verdad? - se escuchó como tosía violentamente Reí y dejaba la taza en la mesa, se había estranguñado.

- ¿Por qué lo dices Sebastián? - se encogió de hombros.

- Pues porque traes su ropa puesta - soltó con obviedad.

- Y eso que mocoso - Raimon siempre tan lindo.

- Pues que él no le presta su ropa ni a la prima Sofí y mira que se cuentan todo, bueno creo que es a la única que le habla, todas las demás le caen mal.

- ¿No tienes que ir a trabajar o a la escuela chamaco? - pregunto ya irritado Raimon, Sebastián lo pensó un momento.

- No, creo que no, hoy tengo el día libre así que aprovéchenme.

- Me agradas niño y mira que yo no le digo eso a toda la gente.

- Lo sé y por eso tú me agradas así que te compartiré a mi hermano.

- De acuerdo Sebastián.

- ¿Qué tú me vas a compartir a mí? - dijo Reí incrédulo.

- Mira si sabes escuchar - Raimon se levantó, suspiro y presiono suavemente el tabique de su nariz.

- Sebastián corre - el niño descompuso su rostro y miro a todos lados asustado pero cuando Raimon se movió el corrió por toda la casa Reí no lo pudo atrapar.

¿Cual es tu realidad, mi princesa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora