"Lucha por lo que creas que es correcto, sin importar las posibilidades"
George Michael
- Argot, has estado como chile frito todo el día, tienes que descansar, la noche será pesada - esta mujer sí que era terca, se la paso todo el día en la calle, desayunos, juntas, correcciones y todo ese alboroto, como si no sucediera nada.
- No te preocupes Raimon, estoy bien.
- Claro y tú brazo también. - Logro disimular a la perfección el hecho del moretón usando un bléiser claro con una falda entubada y blusa de vestir, sinceramente no se veía mal, pero no estaba bien, era casi seguro que el dolor la estaba matando.
- No empieces Reí, ya tuve bastante con el escándalo que armo Eduardo cuando me vio la marca - le abrí la puerta del auto y ambos entramos en él.
- Esto no es algo que se pueda llevar a la ligera Argot y lo sabes.
- No vale la pena, ni mi tiempo Raimon - puse en marcha el auto.
- Di lo que quieras, pero no te voy a permitir participar esta noche si no descansas - acelere y ella no contesto porque sabe que nada cambiara mi opinión.
Ella tenía la vista fija por la ventana y mientras yo conducía la veía de reojo, no era normal que ella estuviera tan tranquila, era más que evidente que estaba pensando en lo sucedido, después de todo no está acostumbrada a ser tratada como una empleada y menos al contacto físico por cuestiones de trabajo, suspiro pensativo.
- Gracias - suelta en un murmullo que apenas percibo, la miro de inmediato deteniéndome en un alto.
- No me las des.
-Pero realmente gracias por estar ahí.
- No hay de que mi princesa, lo volvería a hacer, siempre que se trate de ti - ella me mira con sus hermosos ojos pálidos y una tímida sonrisa se posa en sus labios.
-No me llames así - le devuelvo la sonrisa.
- Como gustes mi princesa ahora descansa un poco, antes de llegar a casa.
- Esta bien - beso su frente y esta se acurruca a mi lado mientras conduzco.
Llegamos no muy tarde a casa de Argot, eran las 6:30 y la cena era a las nueve, tiempo suficiente para que Argot descanse y se arregle, aunque no creo que lo necesite, ella ya es muy hermosa de este modo. Maldición Raimon cuando te volviste tan cursi, tengo que dejar de pensar así.
La recuesto en su cama con delicadeza, le quito los zapatos y el bléiser, su brazo está un poco inflamado y el moretón está más negro que antes, rozo con las yemas de mis dedos la parte herida y confirmo mi teoría cuando ella hace una mueca de dolor, sin embargo continua durmiendo.
- Linda - susurro en su oído - tengo que curar ese brazo - ella se mueve un poco y me mira con sus ojos adormilados.
- No quiero - hace un puchero.
- Tengo que hacerlo, no tardare mucho
- Quiero dormir - Se tapa con la sabana hasta la cabeza y niega vigorosamente.
- Ya que termine puedes dormir otro rato - ella se destapa y ladea un poco la cabeza.
- ¿Me lo prometes? - Dios ¿cómo puede ser tan infantil?
- Lo prometo, ahora dame ese brazo - dudosa me tendió su brazo herido, sentándose en el borde de la cama.
- Reí ¿Por qué siempre me cuidas? - frotaba su mano contra su ojo, definitivamente puede ser tierna si se lo propone.
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¿Cual es tu realidad, mi princesa?
Novela JuvenilElla tiene la imponencia de un dios, la pureza de un ángel y la fuerza de un demonio sin embargo sufre la frajilidad humana. Y cada vez que la veo, más inalcanzable parece ser, pero algun dia lograre que seas solo "mi princesa" esperame.