cap 39

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No puedo morir aún doctor. Todavía no. Tengo cosas que hacer. Después de todo, tendré una vida entera en la que morir (El Juego del Ángel, Carlos Ruiz Zafón)

 Después de todo, tendré una vida entera en la que morir (El Juego del Ángel, Carlos Ruiz Zafón)

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Alessandro Ricci 

Emma se había ausentado para ir al baño hace un rato y, aunque parecía una circunstancia normal, un mal presentimiento se apoderó de mí. Decidí actuar en lugar de ignorarlo y me acerqué a Killian. Él estaba disfrutando de una conversación animada con Camilla, ambos parecían estar en su mundo.

—Killian, ¿has visto a Emma recientemente? - pregunté.

—No, Alessandro, pensé que estaba contigo hace unos instantes - respondió.

—Mencionó que iría al baño. Voy a buscarla allí. Reúne a los hombres, tengo un mal presentimiento - dije con urgencia.

Killian asintió, entendiendo la gravedad en mi tono. Me retiré de la conversación y caminé hacia los baños femeninos. Llevaba mi arma en la cintura, un recordatorio de que el peligro siempre estaba acechando. Los baños estaban a unos pasillos de distancia, pero cada paso parecía pesar más que el anterior. Cuando finalmente llegué, entré rápidamente al baño de damas, pero estaba vacío. Busqué en cada cubículo con una sensación de pánico creciente, pero no encontré nada.

Cuando estaba por salir, noté un pendiente de Emma y su cartera en el suelo. Los recogí rápidamente y salí, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía que algo le había pasado a Emma. Recorrí los pasillos, guiándome por el ruido de quejas que escuchaba. En uno de los pasillos que conectaba con el estacionamiento, vi a 5 hombres en una camioneta blindada. Uno de ellos estaba arrastrando a Emma, así que me acerqué rápidamente.

—¡Emma, déjenla! - grité, tratando de llamar la atención de todos.

Avancé hacia ellos, pero dos hombres se interpusieron en mi camino, listos para golpearme. Sin embargo, fui más rápido. Saqué mi arma y disparé a ambos en la cabeza. Pero mi victoria fue de corta duración, otro hombre me golpeó con una barra de hierro en el brazo, haciendo que mi arma saliera volando de mi mano.

A pesar del dolor, logré quitarle la barra de hierro de las manos y lo golpeé con ella. Pero pronto, otros dos hombres se me lanzaron encima. En ese momento, noté que había tres camionetas más y de ellas estaban bajando más hombres. Emma estaba gritando, se la estaban llevando.

Mi pulso se aceleró y empecé a golpear a todos los que se interponían en mi camino. Recibí golpes, pero no me importaba. Mi único objetivo era recuperar a Emma. Cuando sentí que estaba lo suficientemente cerca, dos hombres se me lanzaron encima y me tumbaron al suelo. Intenté quitármelos de encima, pero me sujetaron de cada brazo. Un hombre se me paró al frente y me pateó la cara. Luego, se rió y sacó un arma.

Levanté la vista y vi a aquel hombre de cabello castaño que tanto detestaba. Pero me llevé la sorpresa de verlo vivo.

—¿Te sorprende verme con vida, maldito? ¿Creíste que sería fácil matarme, eh? - me gritó mientras me golpeaba de nuevo.

Destinados  + 18( Borrador) En Proceso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora