Emma Brown es una joven pintora y estudiante de Bellas Artes. Su vida está llena de colores, pinceles y lienzos, y su mundo gira en torno a la creación de belleza a través de su arte.
Por otro lado, Alessandro Ricci es el líder de la mafia italiana...
- "Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza".
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Narra Emma
Me despierto sobresaltada cuando un rayo de luz golpea mis ojos. Me revuelvo en la cama buscando a Alec, pero descubro que su lado está vacío. Me levanto y veo en el reloj de mi mesita que son las 8 de la mañana. Lo que llama mi atención es una bolsa de farmacia que está en la mesita junto a un vaso de agua y una nota:
"Aquí te dejo las pastillas, Emma. No olvides tomártelas, dolcezza".
Recojo las pastillas y cuando estoy a punto de tomarlas, escucho unos gritos en el pasillo. Al intentar levantarme, la pastilla se cae al suelo. Cuando me agacho a buscarla, escucho la fuerte voz de Alec, así que me levanto rápidamente para ver qué está pasando. Me asomo a la sala y no está, pero escucho voces afuera, así que salgo a ver qué sucede. Lo que veo me deja helada: Alec está besándose con la pelirroja de la otra noche. De pronto, unos ojos verdes se cruzan con los míos y la veo sonreír.
-Sabía que eras igual a todos - susurro con voz entrecortada, captando la atención de Alec, quien me ve y palidece al instante.
-Emm... Emma, no es lo que piensas - dice.
-No te quiero volver a ver en mi vida, Alessandro. Este jueguito entre nosotros se terminó .
-No, Emma, espera - dice, tomándome del brazo, a lo que lo aparto enseguida.
-Aléjate de mí, Alessandro - le digo, intentando sonar lo más segura posible, pero siento cómo me rompo por dentro. Entro rápidamente, cerrando la puerta. Escucho cómo golpea y grita mi nombre.
-Maldición, Emma, déjame explicarte , por favor, escúchame .
Lo ignoro y me dirijo a mi cuarto. Pongo música en volumen alto para no escuchar a Alessandro, pero se reproduce "Strong" de Kelly Clarkson. Cuando me dirijo a la sala, veo cómo se mueve la manija de mi puerta y recuerdo que Alessandro tenía acceso a eso, así que empujo un jodido mueble y lo pongo en la puerta, y sostengo la manija lo más fuerte que puedo. Escucho cómo maldicen al otro lado.
-Emma, solo quiero que hablemos, por favor, abre la puerta.
-Te jodes, Alessandro, no quiero verte más en mi jodida vida, ¿oíste? Así que lárgate a seguir besándote a la cabeza de zanahorias esa y déjame en paz .
-Por Dios, yo no la besé, escúchame, pequeña.
-Ni se te ocurra volver a llamarme así, Alessandro .
-Alec, Emma, para ti soy Alec, no Alessandro - grita eufórico.
-Alessandro, lárgate de mi puerta o llamo a mis guardaespaldas para que te saquen .
-Inténtalo, Emma, y te juro que no los vuelves a ver en tu vida - responde y lo que me dijo me dejó de piedra, nunca lo había escuchado hablar así .
