Un viaje en el tiempo

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Definitivamente recibiría otra sanción, y es que no podía evitarlo, por más alarmas que activaba, no podía despertar a tiempo para las clases.
No era la primera vez que me hacía recordar el consejo de mi abuela.

"Tras el armario, bajo el abrigo, allí estará tu mejor amigo."

No,tampoco lo entiendo, pero para ella sonaba como un consejo, y nunca tuve el corazón para negárselo.
—Ay, abuela, ¿dónde estarás ahora?—pregunté al aire, mientras corría por la casa, buscando el único bolígrafo que tenía.
¿Que por qué no tenía más? Lo tenía apuntado en la lista de compras, el problema es que siempre la olvidaba en casa antes de salir y siempre regresaba sin el bendito bolígrafo.
Miré la hora, ya no llegaría siquiera a los últimos cinco minutos, qué más me daba salir corriendo.
Entonces me convencí, aún no estoy segura de por qué, pero decidí hacer tal cual lo que mi abuela me decía.
—En el armario...—Me dirigí a la que había sido su habitación, que estaba vacía hace ya unos meses.—Bajo el abrigo.
No había quedado mucha ropa, mi madre insistió en deshacerse de toda en ventas de garage, decía que así sería más fácil superar el duelo. Quedaban apenas dos pantalones, cuatro largos vestidos floreados, tres blusas y un enorme abrigo de cuero.
Entonces, metí mi mano con cautela, temiendo que lo único que encontrase fuese una araña enorme. La sorpresa fue grande cuando descubrí un antiguo reloj, muy antiguo, que asumí como perteneciente a mi abuela.

"Vuelve el tiempo atrás, remedia tu error."

Genial, otra antigua frase con algún significado abstracto. Bueno, realmente el consejo de mi abuela no era tan abstracto, sí había algo bajo el abrigo del armario...
Abrí el reloj, lo soplé y tosí por el polvo que decidió viajar directamente a mi nariz. Tenía una fotografía de una chica. ¿Seraque mi abuela era lesbiana? No, Jessica, qué tonta, probablemente esa era tu abuela.
Noté cómo tenía algo escrito a su alrededor.

"Para remediar, debes regresar."

Por algún motivo, creí que alguna especie de cosa mágica ocurriría, pero nada sucedió realmente. Suspiré y me dejé caer hacia atrás.
—Supongo que ahora me expulsarán o algo así...—Nunca entendí realmente cómo funcionaba las universidades al respecto.
Me puse de pie y guardé el reloj en mi bolsillo, no quería que se fuese escondido en la próxima venta, bajé las escaleras, ya sin esperanza.
—¡Alto ahí! Jessica Cooper, estás detenida por utilizar objetos ilegales para viajar en el tiempo.
¿Utilizar qué? ¡¿En qué?!

[...]

En cuanto abrí los ojos me vi en una extraña celda, rodeada de algo que parecía cristal; lo más extraño era que toda una pared tenía un enorme agujero, tipo arco. Me dirigí a este buscando cruzarlo, pero una extraña fuerza me lanzó de regreso, como si hubiese rebotado.
Una hermosa chica, más alta que yo, de cabello negro y lacio y vestida con uniforme, se acercó a mí.
—Con eso has comprobado que no eres de esta época.
—Soy Jessica—me presenté. La chica levantó la vista un segundo, permitiéndome ver sus hermosos ojos azules, y se cruzó de brazos.
—Dime, ¿cómo has llegado hasta aquí?
—No lo sé—contesté con sinceridad. —¿No te vas a presentar tú?
—Soy la agente Blair.
—Encantada.
La chica inclinó la cabeza brevemente en señal de saludo.
—Ahora responde a mi pregunta.
—Lo siento, agente, pero ya le he dicho que no lo sé—exclamé apoyándme en la barrera invisible, intentando lucir genial.
Ella me miró de arribabajo y negó con la cabeza.
—¿Qué es lo último que hiciste antes de llegar aquí?
—Bueno...—apoyé un dedo en la comisura de mis labios, intentando recordar. ¿Cómo era que me estaba tomando todo eso con tanta calma? Ni yo tenía mucha idea. —Recuerdo que llegaba tarde a la Universidad, entonces recordé el consejo de mi abuela—me aclaré la garganta.—Tras el armario, bajo el abrigo, allí estará tu mejor amigo.
La agente levantó una ceja, dudando de mi sumamente lógico argumento.
—¿Qué sucedió entonces?
—Encontré un reloj.
Abrió los ojos de par en par.
—¿Un reloj?
—Me alegro de que eso parezca tener sentido para ti.
—¿Dónde está?
—Lo guardé en mi bolsillo...—contesté tanteando mis caderas.—Te lo enseñaría si no me hubiesen quitado la chaqueta.
La agente volteó rápidamente y ordenó a uno de los gaurdias buscar el reloj, no tardaron demasiado en regresar con él.
Ella lo abrió, lo examinó muy detalladamente.
—Vendrás conmigo.
—Si eso debió sonar como un sacrificio, ya te digo que no lo es.
Apoyó su mano en la barrera, que se abrió haciéndome perder el equilibrio, pero ella, con su perfección absoluta me impidió caer.
—Eres mi salvadora...
—No tenemos tiempo, apresúrate.
Me sujetó por un brazo y me llevó a través de un blanco pasillo, tan blanco que me hacía preguntarme si estaba en un hospital, que por cierto, ¿dónde estaba?
—¿Qué es esto?
—Un centro de investigaciones.
—Me dijiste que eres la agente Blair, pero, ¿cuál es tu primer nombre?
—Es información clasificada.
—Qué extraño, jamás oí ese nombre antes.
En cuanto llegamos a destino, se abrieron las puertas de una enorme habitación. En el centro había lo que parecía un tubo gigante, con una especie de computadora a un lado.
—¿En qué año vives?
—2024, ¿por qué?
Ella soltó su agarre de mi brazo y lanzó el reloj directo al tubo, yo me espanté creyendo que se rompería, pero en lugar de eso se detuvo justo en el medio de este, como flotando.
La agente Blair se dirigió a la computadora. Su cabello caía a un lado de su rostro mientras trabajaba, qué seria lucía, me quedé un momento contemplándole. Llevaba botas negras bajas, pantalones algo ajustados y una camiseta de mangas cortas, también negra. En sus caderas descanzaba un cinturón de cuero, impecable, donde se sostenía lo que parecía ser una placa. Además, en su oreja llevaba lo que parecía ser una especie de micrófono o intercomunicador.
—La computadora confirma tu versión. Serás reintegrada a tu época, junto con tus cosas.
—Gracias—respondí sin entender realmente lo que decía.
—¡Agente!—Un hombre completamente armado, con casco, gafas negras y chaleco antibalas se acercó corriendo a la habitación, se detuvo un momento para el saludo de protocolo y continuó hablando. —Se ha activado la alerta IV-224.
La chica levantó la vista de la computadora demostrando una gran preocupación.
—Enciende la alarma, que todo mundo esté preparado, ha llegado el día para el que todos hemos estado entrenando.
—Sí, agente—contestó el hombre antes de marcharse corriendo por donde llegó. A los pocos segundos, comenzó a sonar una alarma que honestamente me preocupó bastante.
—Lo siento, Jessica, pero tu regreso a casa se tendrá que posponer.
—Agente, no entiendo nada.
Ella se dirigió a un armario de cristal que se encontraba a unos metros, y comenzó a tomar cosas.
—Tu reloj es un alterador temporal sencillo, que te permite viajar algunos minutos al pasado... —Comenzó a cubrirse con placas de fierro. —Pero el tuyo ha fallado, y te ha traído muchos años al futuro.
—¿Qué?
Tomó un casco y lo adherió a su cinturón mientras recogía todo tipo de armas.
—Era un procedimiento sencillo, reenviarte a tu año bastaba, pero esta alerta significa que todos los protocolos se pausan para centrar a todo el cuerpo militar en lo verdaderamente importante. —La agente me observó entrecerrando sus preciosos ojos. —¿Has entrenado alguna técnica de lucha alguna vez?
—No, pero he visto kung fu panda, ¿sirve de algo?
Ella se acercó a mí con seguridad, y levantó mi barbilla, obligándome a  verle fijamente.
—Yo he entrenado por años, tú ni siquiera vives en esta época... Sin embargo veo algo en ti que me hace pensar que serás de mayor ayuda fuera de la celda. —Me entregó una pequeña placa de metal cuya función no reconocí, y que pesaba mucho más de lo que pensé, de ahí se desplegó una especie de burbuja a mi alrededor.
—¿Qué es esto?
—Un campo de fuerza, lo más seguro para ti será mantenerte a mi lado en todo momento.
—Será un placer...
—Al menos hasta que volvamos— a la normalidad y pueda regresarte a 2024.—Presionó algunos botones de la computadora y un segundo tubo bajó desde el altísimo techo. Ella se situó dentro de él y me extendió la mano para que la acompañase.—Hasta entonces, Jess, puedes llamarme Raven..

Yo en treinta capítulosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora