capitulo 8

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El inicio del camino a lo desconocido

La noticia me golpeó como un látigo, no solo por su crudeza sino por las memorias que despertó. "¿Cómo puede ser esto real?", pensé, mientras las imágenes de guerra y desolación invadían mi mente. No había tiempo para despedidas; solo tomé mis pertenencias y monté mi caballo. El animal, sintiendo mi urgencia, se lanzó al galope sin dudar.

La capital de Eldoria quedó atrás, una silueta borrosa contra el cielo moribundo. Mientras galopaba sin rumbo fijo, el viento frío azotaba mi rostro, llevándose lágrimas no derramadas. Mi mente atormentada no solo por la recompensa ofrecida por mi cabeza, sino por el eco de las palabras que mi madre me había dicho en mi vida pasada, palabras dichas antes de que los demonios la alejaran de mi lado "Sé valiente, mi niño".

El camino se desdibujaba bajo la luz de las estrellas que recién se mostraban, y cada latido de mi corazón era un recordatorio de lo que estaba en juego- ¿Qué harías tú, madre?-murmuré, buscando en la oscuridad alguna señal de guía. El ocaso parecía responder con un silencio ensordecedor, pero en ese vacío, encontré una determinación férrea. "Por ti, por Eldoria, no me rendiré", prometí al viento, mientras el destino me llevaba hacia lo desconocido.

Pero antes de escapar por completo de las garras de los involucrados con el precio puesto en mí, tenía una última misión: rescatar a mi madre. El camino que se extendía ante mí era incierto, lleno de peligros y misterios. Cada paso estaba cargado de adrenalina, y la sensación de estar al borde del abismo me acompañaba. ¿Qué me esperaba más allá? ¿Quiénes serían mis aliados y quiénes mis enemigos? No lo sabía, pero estaba decidido a enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación.

El viento siseaba entre los árboles, susurros de hojas que parecían advertirme de los peligros ocultos en la maleza. El aroma a tierra húmeda y musgo se filtraba en mis fosas nasales, mezclándose con el sudor de mi frente y evocando recuerdos de días más inocentes, cuando mi madre y yo recolectábamos hierbas bajo la sombra de los árboles.

Cada pisada del caballo resonaba en mis oídos como un tambor acelerado, marcando el ritmo de mi huida. El sol se ocultaba tras las montañas, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Las sombras se alargaban, y yo me sentía como una sombra más, desvaneciéndome en la penumbra.

El corazón me martilleaba en el pecho, y no sabía si era por el esfuerzo físico o por el miedo que me embargaba. El caballo relinchó, y su aliento caliente chocó contra mi nuca. "¿A dónde vamos?", parecía preguntarme con sus ojos oscuros. Pero yo no tenía respuesta. Solo sabía que debía seguir adelante, que cada paso me alejaba un poco más de la muerte segura que me esperaba en la ciudad.

De vez en cuando, me atrevía a mirar atrás. Las luces de Eldoria se habían desvanecido en el horizonte, pero sabía que no estaba a salvo. Los cazadores de recompensas no se detendrían tan fácilmente. El viento me trajo el eco de voces lejanas. ¿Amigos o enemigos? No podía arriesgarme a averiguarlo. Apreté las riendas, instando al caballo a seguir galopando. La noche se cernía sobre nosotros, y yo era solo una sombra más en un mundo de sombras.

Mientras tanto en otra dimensión alejada de todo

Mientras tanto en otra dimensión alejada de todo

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El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora