capitulo 40

6 2 0
                                    

Entre Mundos, espíritus y sombras-parte 2


Dejé de lado mis teorías, al menos por un tiempo, y me concentré completamente en la búsqueda de ese esquivo felino blanco. Sabía que la magia espiritual sería crucial para localizarlo, así que cerré los ojos, sintiendo el pulso del mundo a mí alrededor. La energía espiritual me envolvió como un manto mientras llamaba a mi dragona. A pesar de que todavía estaba herida por la feroz batalla contra Michel, se alzó a mi lado, irradiando una determinación imponente. Sentí su fuerza fluir hacia mí, dándome el poder necesario para ver lo que otros no podían: los espíritus especiales, aquellos ligados a este mundo a través de los familiares.

El aire cambió, tornándose más pesado y cargado de energía. Cuando abrí los ojos, el paisaje ante mí se transformó. Espíritus de todo tipo surgieron de las sombras y rincones olvidados: aves pequeñas revoloteaban en el aire con destellos brillantes, mientras criaturas colosales, con formas indescriptibles, se deslizaban entre las ruinas, cada uno con una presencia sobrecogedora. Era un espectáculo al mismo tiempo fascinante y aterrador. Y entonces, lo vi. Mi objetivo estaba ahí, tendido con la gracia de un rey en la entrada de lo que alguna vez fue la majestuosa sala del trono. Su pelaje blanco relucía bajo la tenue luz, y sus ojos me observaron con un entendimiento profundo.

Sabía lo que debía hacer.

Respiré hondo, mi mente ya no estaba enfocada solo en el felino, sino en algo mucho más importante, algo que había tardado demasiado en afrontar. El ritual. Mi sangre hervía con una mezcla de nerviosismo y decisión, porque iba a hacer lo impensable: revivir a la madre de Michel.

Me arrodillé frente a las ruinas del castillo Nixblade, justo donde el destino había sellado el trágico fin de aquella poderosa vampira. Con cuidado, extraje un pergamino que contenía las instrucciones del ritual, escrito con símbolos arcanos que parecían moverse bajo la luz de la luna. Sabía que la conexión espiritual entre su alma y un familiar aún viviente era la clave. Y ese lazo... ese vínculo latente que se había mantenido durante siglos, lo sentía cada vez más fuerte.

Toqué el suelo con ambas manos, sintiendo la fría piedra bajo mis dedos. Recité las antiguas palabras en un susurro, invocando a las fuerzas que dormían en los confines más oscuros de este mundo. La magia fluyó desde mi cuerpo hacia el suelo, extendiéndose como venas luminosas a través de las ruinas, buscando la esencia que alguna vez habitó allí. La energía a mí alrededor creció, envolviéndome, haciendo que el aire vibrara con una intensidad sofocante.

De pronto, el felino blanco se acercó a mí. Sus ojos centelleaban con un brillo que desafiaba la lógica, y comprendí que él también formaba parte del ritual. Era el guardián, el vínculo perdido entre el alma de la madre de Michel y su cuerpo caído.

Con un último aliento, pronuncié el nombre prohibido, aquel que convocaba a los espíritus más antiguos y poderosos. Las sombras comenzaron a agitarse, y el felino emitió un profundo ronroneo que reverberó en el aire. Las ruinas mismas parecieron vibrar con una energía oscura, mientras el alma de la madre de Michel empezaba a materializarse lentamente, su forma vaporosa tomando consistencia.

La luna se ocultó detrás de las nubes justo cuando la figura finalizó su transición, y allí, de pie ante mí, estaba la madre de Michel. Sus ojos rojos como brasas me perforaron con una intensidad que congelaba el alma, y el poder que irradiaba era abrumador. Había vuelto a la vida, sin embargo termine quedando inconsciente por lo que realice y cuando desperté estaba acostada en el suelo, mi cabeza apoyada en el regazo de la madre de Michel.

—Intentar algo en tu estado actual sería un suicidio, humana —murmuró ella, sus labios curvándose en una sonrisa siniestra mientras sus ojos brillaban con malicia—. Pero ahora que estás despierta, dime... ¿qué debería hacer contigo, cazadora? Has pasado toda tu vida asesinando vampiros como si fueras la mano de la muerte. Si te mato, tus hijos vendrán a por mí. Si te dejo viva, ¿qué me garantiza que no pereceré a manos de tu familia?

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora