capitulo 26

11 5 0
                                    

El monstruo de oro- parte 1

Una vez que la lluvia cesó, salí del castillo para ayudar a los civiles. El aire estaba fresco y el olor a tierra mojada impregnaba el ambiente. Caminé por los huertos, ayudando a los agricultores a salvar lo que podían de sus cultivos. Las casas inundadas eran un caos de barro y agua, y trabajé junto a los aldeanos para drenar el agua y reparar los daños. Algunos animales se habían escapado durante la tormenta, y los ayudé a regresar a sus corrales. Sentía una profunda satisfacción al ver las sonrisas agradecidas de los aldeanos, pero también una preocupación latente por lo que podría venir.

Cuando terminé, Luna se me presentó de repente, su aparición tan inesperada que me hizo dar un paso atrás. Sus ojos, normalmente serenos, estaban llenos de preocupación y urgencia.

—Aiden, necesito tu ayuda —dijo, su voz temblando ligeramente.

— ¿Qué sucede, celestial? —pregunté, tratando de mantener la calma.

Luna respiró hondo antes de hablar, como si las palabras le pesaran en la lengua— Por la irresponsabilidad y la inmadurez de mi hermano, el celestial de la creación, se ha producido un ser capaz de romper el equilibrio. Necesito que acabes con él y elimines cualquier rastro mágico que pueda crearlo una vez más.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. La gravedad de la situación era evidente en su tono y en la tensión de su postura— ¿Dónde está? —pregunté, mi mente ya calculando los posibles peligros.

—Es en un pantano muy lejano de aquí —respondió ella, su mirada fija en la mía— Una vez busques a ese amigo tuyo...

La interrumpí, sabiendo a quién se refería— Ese demonio está con mi hermana. Dudo mucho que él quiera ir y dejarla—comenté, mi voz cargada de escepticismo, disgusto y muy poca felicidad.

Luna asintió, aceptando mi respuesta sin discutir— En ese caso, te llevaré yo misma al pantano. Una vez te deje allí, irás a un volcán cercano. Ten cuidado, hijo mío.

—No te preocupes por mí, celestial Luna. Regresaré victorioso de esta batalla —dije, tratando de infundir confianza tanto en ella como en mí mismo.

Mientras nos preparábamos para partir, no pude evitar pensar en la magnitud de la tarea que tenía por delante. Pero sabía que no estaba solo. La presencia de Luna a mi lado era un recordatorio constante de que, sin importar lo oscuro que fuera el camino, siempre habría luz guiándome.

En un parpadeo, me encontré en el pantano. La humedad y el olor a vegetación podrida me envolvieron de inmediato. Después de despedirme temporalmente de Luna, me dispuse a caminar hacia el gran volcán que se alzaba en el horizonte, su silueta imponente recortada contra el cielo gris. Cada paso que daba resonaba en el suelo fangoso, y el sonido de criaturas ocultas en la espesura me mantenía alerta.

Mientras avanzaba, el dragón me habló mentalmente. Su tono era sereno, pero lleno de preocupación, lo que hizo que mi corazón latiera más rápido— Algo anda mal, dentro de ese volcán hay más de un ser, y la energía que irradian es anormal y oscura.

Me detuve momentáneamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. La gravedad de sus palabras me hizo fruncir el ceño— ¿Qué quieres decir? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras miraba hacia el volcán.

La respuesta del dragón fue corta, pero de tal intensidad que me dejó paralizado por un instante— La oscuridad que emana ese volcán no es del ser que mencionó la celestial Luna. Más bien, es de alguien o algo más. Ten cuidado, Aiden— luego de su advertencia se quedó completamente callado.

El peso de sus palabras se asentó en mi mente. Sentí una mezcla de miedo y determinación. Sabía que no podía darme el lujo de dudar. Respiré hondo y continué mi camino, cada paso más firme que el anterior. El volcán parecía crecer a medida que me acercaba, y con él, la sensación de peligro inminente.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora