capitulo 7

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Bajo la Luz de la Luna- parte 2

El campo de entrenamiento se sumió en el caos. El sol, un disco ardiente, se ocultaba tras las montañas, tiñendo el cielo con tonos dorados y naranjas. Mi maestro, un anciano sabio con ojos que habían presenciado innumerables batallas, me guiaba con destreza. Cada golpe de espada resonaba en el aire, y el sudor empapaba mi camisa mientras me esforzaba por dominar las técnicas que él me enseñaba.

Pero ese día, el mundo se desgarró. El campo de entrenamiento se transformó en un campo de batalla, donde los soldados luchaban contra los demonios. Muchos habían caído, y otros apenas seguían con vida. El olor metálico y rancio de la sangre y el sudor impregnaba el aire. El sonido de las espadas chocando resonaba en mis oídos, y cada impacto vibraba en mis huesos.

La tierra tembló bajo la intensidad de la lucha. Miré a mi maestro, cuya armadura estaba desgarrada pero cuyos ojos ardían con determinación. El rey demonio, con sus alas de sombras y garras afiladas, gruñía con ferocidad. Sus ojos se encontraron con los míos—Has subestimado a la humanidad durante demasiado tiempo— declaró mi maestro con voz firme—Hoy, pondré fin a tu reinado de terror.

El rey demonio soltó una risa gutural—¿Crees que puedes vencerme, mortal? Soy la oscuridad encarnada. He visto imperios caer y héroes desvanecerse. ¿Qué eres tú en comparación?—

Mi maestro no respondió con palabras. En cambio, cargó hacia el rey demonio con una velocidad asombrosa. Su espada trazó arcos de fuego en el aire, y el choque de acero contra garras resonó como un trueno en una tormenta. El suelo se agrietó, y el cielo parecía retener la respiración.

El rey demonio esquivó los primeros ataques, su cuerpo retorciéndose como una serpiente. Sus garras dejaron surcos en la armadura dañada de mi maestro, pero él no flaqueó. Cada herida era un recordatorio del deber y la promesa que descansaban en sus hombros.

Su espada se envolvió en llamas. Golpe tras golpe, chocó contra las defensas del rey demonio. Las sombras se retorcían, pero él no cedía. Sus ojos ardían con odio y desprecio—Eres solo un insecto efímero—escupió—Por más fuerte que sea tu espada, jamás podrá igualar mi poder.

Pero mi maestro no se detuvo. Cada movimiento era una danza mortal, una sinfonía de acero y fuego. El rey demonio rugió, y su piel se resquebrajó. Pero aún no estaba vencido. Sus garras se volvieron más afiladas, y su risa se convirtió en un aullido de agonía.

La tierra tembló. El rey demonio canalizó su oscuridad en un último ataque desesperado. Mi maestro interceptó el ataque con la espada en alto. La colisión fue cataclísmica. La luz y la sombra se fusionaron en una explosión de energía. El rey demonio había salido victorioso, pero de mi maestro solo quedaron unas palabras en el aire y una espada clavada frente a mí—Cumpliré mi legado a través de ti, Aiden. Lleva nuestra esperanza en tus hombros y sigue luchando—susurró la leve voz de mi maestro en mi mente.

En un parpadeo, aparecí en otro lugar junto a los soldados heridos en la batalla. Era el último bastión de la humanidad. Decidido a seguir luchando, me puse de pie—Se lo prometo, maestro— murmuré. No descansaré hasta verlos acabados, hasta que no se arrodillen rogando piedad— La determinación ardía en mi pecho, alimentada por la memoria de mi mentor caído. Sus palabras resonaban en mi mente como un eco constante, impulsándome hacia adelante. No había tiempo para el miedo ni la duda; solo la promesa de venganza y la esperanza de un mundo liberado de la oscuridad.

fin flashback

El día se extendía ante mí como un lienzo en blanco, lleno de incertidumbre y promesas no cumplidas. La taberna, con su olor a madera vieja y humo de chimenea, era un refugio en medio de la tormenta. Las lámparas parpadeaban, arrojando destellos dorados sobre las mesas de madera gastada. El sonido de las risas y las conversaciones se mezclaba con el tintineo de las copas y el crujir de las sillas al moverse.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora