capitulo 10

13 6 0
                                    

¡Atención, lectores! El capítulo será el más extenso hasta la fecha. espero que les guste

El Enigma de Luna- parte 2

Las sombras danzaban sobre las paredes de piedra de las mazmorras de Eldoria, proyectadas por la luz vacilante de las antorchas. El aire estaba impregnado de una mezcla de humedad y metal, y el silencio era roto solo por el sonido metálico de las cadenas y el eco distante de lamentos perdidos en la oscuridad.

En el centro de la sala, un prisionero de la iglesia oscura yacía encadenado, su figura demacrada contrastaba con la robustez de las cadenas que lo retenían. Su piel pálida estaba salpicada por el sudor frío del temor y la fatiga, testimonio de su captura tras un intento fallido de fuga.

La puerta se abrió con un chirrido que resonó por toda la estancia, anunciando la llegada del príncipe William de Eldoria. Su silueta se recortaba contra la luz del pasillo, imponente y majestuosa. Avanzó con paso firme, cada movimiento irradiando una autoridad innata que no necesitaba palabras para afirmarse. A pesar de su juventud, los ojos del príncipe reflejaban una sabiduría y una determinación que iban más allá de sus años; eran los ojos de alguien que había visto demasiado y llevaba el peso del reino sobre sus hombros.

Uno de los generales del imperio lo seguía de cerca, su mirada fija en el prisionero con un desprecio apenas disimulado. El príncipe se detuvo frente al cautivo, observándolo con una intensidad que parecía penetrar hasta el alma.

—Escucha atentamente —comenzó el príncipe, su voz era firme pero revelaba un matiz de conflicto interno— La elección es tuya: cooperas voluntariamente o te arrancaremos la información a cualquier precio.

El prisionero levantó la cabeza lentamente, sus ojos oscuros brillaban con un desafío que no se correspondía con su posición vulnerable.

—Hablaré... pero bajo mis condiciones —respondió con una voz ronca que llevaba el peso de alguien acostumbrado a negociar desde la desventaja.

El príncipe asintió levemente, permitiendo que un atisbo de respeto cruzara su expresión antes de endurecerse nuevamente.

—Exige entonces —dijo con una paciencia calculada.

—Exijo banquetes dignos de mi estatus y trabajar en las minas solo cuando la luna esté llena —la petición del prisionero era tan audaz como inesperada.

El príncipe consideró la propuesta en silencio antes de asentir con reluctancia.

—Concedido. Ahora cumple tu parte.

El prisionero, con la mirada fija en el príncipe, dejó caer las palabras como si fueran piedras en un estanque tranquilo, perturbando la calma que había reinado hasta ese momento.

—El verdadero artífice del surgimiento del demonio es el duque Erhard Dunkler—Löwe, junto con ciertos miembros del consejo real —su voz era baja pero clara, cada palabra resonaba con la verdad de alguien que no tenía nada que perder—. A pesar de nuestras advertencias sobre el peligro que esto representaba para nuestros planes, él desoyó nuestros consejos y actuó impulsado por su propia voluntad caprichosa.

El príncipe William se inclinó hacia adelante, su expresión era una mezcla de ira y sorpresa— ¿Y los demás? ¿Quiénes son? —la urgencia en su voz reflejaba la importancia de la información.

—Mi rango me limita a ciertos conocimientos; hay secretos que no me han sido revelados —respondió el prisionero, su tono era resignado pero sus ojos brillaban con la satisfacción de quien ha desatado un caos calculado—. No obstante, puedo ofrecerte detalles de otros crímenes cometidos por él.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora