capitulo 29

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Ecos de Hielo

Después de una ardua exploración del bosque, me di cuenta de lo vasto que era y de la cantidad de bestias que lo habitaban, desde pequeños Goblins hasta imponentes hombres bestia. El aire frío mordía mi piel, y la nieve crujía bajo mis botas con cada paso. El viento helado susurraba entre los árboles, llevando consigo un escalofrío que parecía penetrar hasta mis huesos.

"Por más que camino, este lugar se hace más extenso. Más nieve aparece y el frío se vuelve más extremo. ¿Cómo es que los habitantes de este lugar soportan este frío?" Pensé, deteniéndome para usar uno de los árboles como respaldo. Mi aliento formaba nubes de vapor en el aire gélido.

—Salir de aquí será complicado —pronunció el Lord Dragón mientras se manifestaba frente a mí, su figura imponente proyectando una sombra larga sobre la nieve. Se cruzó de brazos y continuó—. Por lo que hemos visto, la magia de este lugar no solo es fuerte sino también escasa. Quizá la deidad encargada de esta dimensión la abandonó tras usar su magia para convertir este bosque en un completo infierno frío. Incluso para un dragón, hace mucho frío.

— ¿Esa deidad puede ser tan cruel como para hacer eso? —pregunté, sintiendo un nudo de preocupación formarse en mi estómago.

—Así es, y según la magia que nos rodea, podría tratarse de la diosa del frío, Frost. Veamos las cosas desde arriba —pronunció, transformándose de nuevo en su forma original. Sus escamas brillaban con un resplandor helado bajo la luz tenue del sol invernal.

—Sabes que no puedo subirme a otro ser que no sea mi corcel, ¿verdad? —dije, tratando de mantener la calma mientras el viento helado azotaba mi rostro.

—En ese caso, permíteme resolver tu problema —respondió el dragón, tomándome con una de sus patas con fuerza y elevándose en el aire. Aunque no era cómodo, era una buena opción. El viento rugía a nuestro alrededor mientras ascendíamos, y el paisaje nevado se extendía infinitamente bajo nosotros.

Con el paso de las horas, pudimos observar los restos de un pueblo enterrado bajo picos de hielo y nieve. La curiosidad nos llevó a descender, y mientras el dragón tomaba una forma más cómoda, yo seguí explorando. Me movía entre los enormes picos de hielo, enterrando mis piernas en la abundante y exagerada cantidad de nieve. Cada paso era un esfuerzo, y el frío parecía intensificarse con cada metro que avanzaba.

Finalmente, llegué al centro de lo que una vez fue el pueblo y encontré una estatua con una inscripción grabada en piedra. "En honor a la amable diosa del frío eterno", leí en voz baja, mirando la roca partida y congelada. Ignorando la estatua, miré detrás de ella y, para mi sorpresa, encontré incontables cadáveres ya descompuestos y convertidos en esqueletos. Estaban enterrados en la nieve, atravesados por los picos, dentro de los picos; estaban por todos lados y lo peor es que eran de todas las edades.

— ¿Qué clase de diosa permite que su pueblo termine en estas condiciones? ¿O es que ella misma lo causó? —susurré, sintiendo una mezcla de horror y tristeza.

En ese instante, una grieta igual a la que vi con la parca se abrió en el cielo, y de ella emergió una escalera hecha de plataformas circulares celestes. Una chica vestida con un vestido algo revelador y de colores claros descendió lentamente.

—Ella es la diosa del frío eterno —reveló el Lord Dragón, quien me había alcanzado—. Pero esas venas... esas que cubren su rostro y rodean sus ojos, no son normales.

— ¿Hay algún dios capaz de corromper a otros? —pregunté, sintiendo un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío.

—No, el único capaz es el celestial Malgorth. Pero eso es improbable, ya que no solo es un espíritu, también está encerrado en una dimensión creada para su aislamiento —dijo el dragón, aunque había una nota de duda en su voz—. Es mejor que te prepares, no creo que venga a saludarte —añadió antes de desaparecer.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora