capitulo 21

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El velo de la verdad- parte 4

Cuando la oscuridad se disipó, me encontré en el fondo de un mar gélido y tenebroso. Cada intento de ascender era inútil; mis movimientos no lograban romper la superficie. Horas, días o quizás meses pasaron en esa lucha incansable. No tenía forma de medir el tiempo, pero finalmente emergí en un lugar extraño y, al mismo tiempo, familiar.

Ante mí se extendía un paisaje desolado y muerto. En el horizonte, una montaña de cadáveres coronada por un trono se alzaba imponente. Al acercarme, mi sangre se heló y mi cuerpo se paralizó de miedo.

—Pero si este es el último bastión de la humanidad, ¿Cómo has estado, Aiden Drakoitar? ¿Me extrañaste? —la voz del rey resonó en el aire.

— ¿Qué haces tú aquí? —susurré mientras intentaba desenvainar mi espada. Pero al mirarla, me di cuenta de que llevaba el equipo de la Tormenta conmigo.

—Buscas esto, Aiden —el rey alzó su brazo izquierdo, mostrando la espada Amanecer completamente rota— Debo admitir que fue divertido verte humillar a mi versión más débil y aliarte con el otro yo. Estás confundido, pero da igual. Una vez que te mate aquí, no volverás a la realidad.

— ¿Así que el ritual del llamado te trago hasta aquí, estúpido rey demonio?— pregunte antes de sonreír— Eso es perfecto, ahora pued— el rey había desaparecido del trono.

El rey demonio se materializó detrás de Aiden, su presencia opresiva llenando el aire. La espada rota de Amanecer brillaba con una luz tenue, como un recuerdo de su antiguo poder. Aiden apretó los dientes, sintiendo la urgencia de la situación.

— ¿Puedo matarte? —Aiden se giró, enfrentando al rey con determinación— No lo sé, pero estoy dispuesto a intentarlo.

El rey demonio soltó una risa gutural, sus ojos ardientes como brasas. Extendió la mano y una lanza de sombras apareció en su palma. Aiden se preparó para el combate, sintiendo la energía mágica acumulándose en su interior.

— ¿Crees que puedes vencerme? —el rey se burló— El pasado luchaste contra mis secuaces, pero yo soy la esencia misma de la oscuridad. Tu espada rota no puede detenerme y mucho menos un humano tan débil e insignificante.

—Regresa a la muerte y pregúntale a tu esposa que tan débil soy, idiota ¿es que acaso olvidaste como termino decapitada?

El rey apretó los dientes, mostrando su furia. Sin embargo antes de atacar escucho las palabras de su adversario

—Con o sin espada, con o sin magia te asesinare, esa fue la promesa que te hice antes y hoy la cumpliré pase a que solo seas producto del ritual del llamado.

—Quiero verte intentarlo, Aiden drakoitar.

El rey demonio embistió con ferocidad, pero Aiden respondió con una secuencia de movimientos fluidos. Recuperó la Espada del Amanecer y, con un gesto, infundió en ella un aura celeste que brillaba intensamente. La hoja de aura reemplazó el resto de la espada y perforo las sombras limpia y profundamente, dejando profundas cicatrices en la carne inmortal del rey.

La atmósfera se cargó de tensión mientras los dos contendientes se enfrentaban en un duelo. El rey demonio gruñó, sus ojos ardían con un fuego oscuro, y Aiden sostenía la espada con determinación. El choque de acero resonó en el aire, y cada golpe parecía decidir el destino de ambos.

El rey demonio, con su mirada penetrante, se enfrentó a Aiden nuevamente. La tensión en el aire era palpable, como si los elementos mismos se hubieran detenido para observar la batalla que se avecinaba. Los ojos de Aiden, dos luceros ardientes, parecían contener la energía de un cataclismo. El rey no pudo evitar sentir una punzada de temor ante esa mirada, como si Aiden fuera algo más que un simple mortal.

El resurgir del ultimo DrakoitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora